Entre Montañas

Capitulo 1: El circo.

Landon

—Vengan, vengan. Pasarán un buen rato, repleto de risas y diversión; donde tenemos a la mejor bailarina, los mejores cantantes, los mejores payasos (y no hablo de ti cuando le crees a tu ex). 

Varias vociferaciones, varios murmullos eufóricos de personas; ruido proveniente de los engranajes de cada juego oxidado. Niños correteando por todo el lugar mientras comen algodón de azúcar y lloriquean con su madre porque quieren algún accesorio de luz. Musica de todo tipo: en alguna esquina reggaeton, en otra banda, en otra rock, en otra country... Un caos es ese lugar que, fuera de fechas festivas, es un desierto, a excepción del circo Moliemar: Entre montañas.

Moliemar: Entre montañas, que recibe el nombre tras la mezcla hecha por el dueño; ha combinado los nombres de sus dos chicas más amadas en el mundo (según sus palabras) y por la ubicación, es un lugar muy concurrido en estás fechas y a últimos de diciembre, en otras fechas no hay dinero para conducir por una hora y ver una función de  dos horas y media. El circo no puede moverse porque ese es el hogar de la familia Bernal.

Los Bernal es una familia apartada de todo, vive entre montañas, solo de vez en cuanto van a la localidad a comprar lo necesario para vivir. Sus hijos: Landon y Meli, suelen ir diariamente al centro al viajar en tren en dirección a la escuela. 

Landon ahora se encuentra en una atracción. Su cabello se alborota con el aire mientras da vueltas y vueltas. Cuando el juego mecánico comienza a emitir un silbido todos se sujetan con fuerza y el sólo se inclina para que su espalda quede recargada en el metal, para no pasar mal rato en la peor parte del juego. Al bajar le echa una mirada desdeñosa a las parejas que se bajan abrazadas para pasar el susto. "Exagerados" no puede evitar pensar, aunque en el fondo el quisiera exagerar de esa forma con una persona que le parezca especial. 

—Te busca mi pa— dice la pequeña Melisa tomando la camisa blanca de su hermano—. Dice que ya es hora, ya llegó la gente.

Luis toma de la mano a Meli quien ve los algodones con ganas, como un depredador, que no ha comido en días, mira a su presa. 


—La función está por comenzar, damas y caballeros no coman ansias— anuncia el señor Bernal. Sus palabras mezcladas con jadeos a causa de la falta de aire. 

— Ya estoy aquí a'pa, ¿que quiere?— dice, Landon, con hastío. Esta es la sexta función al día, y es un trabajo cansado. 

El padre apaga el micrófono y se inclina para responder a su hijo.

—Pos que te vistas mijo. Andele, con prisa, que de aquí sacamos pa comer.

Landon, sin ganas, se dirige a la parte trasera retirando unas grandes y pesadas cortinas hechas de hule blanco. 

Kaiser 
 

— Yo no quería estar aquí padre. La localidad es-es...horrible— exclama con molestia, un chico de cabello castaño y rizado que se encuentra de pie en la acera de su nueva casa.

El padre le mira de reojo antes de subir al auto y cerrar tras él, para posteriormente asomar su cabeza por el ventanal.

— Tu madre estará contigo.

—No necesito la compañía de nadie, no es eso lo que ahora me molesta, padre. 

—¿Entonces? No le veo nada malo, Kaiser.

Kaiser se acerca a su padre. Suspira con pesadez, observa a todos lados y deposita sus manos a los bolsillos delanteros de su pantalón negro. Sin mirarlo añade:

—No me gusta como luce la comunidad, ese es el problema— dice tratando de sonar tranquilo— ¿Qué se supone que haga en este lugar? Dudo que tengan algún entretenimiento.

El padre elevo sus cejas como si entendiera todo. "Claro, de eso se trata" pensó.

— Por eso te he traído aquí. 

—No hablo de ese entretenimiento. Apuesto a que no tienen nada emocionante.

—¿Para ti que es emocionante, hijo? — pregunta el padre cerrando la ventana, la cual no se cierra por completo porque Kaiser lo impide deteniendo el vidrio que se sube con lentitud—. Hay reuniones en el centro los Domingos.

— ¡No es suficiente! — exclama sin paciencia.

 

—¡El tono de voz! No has venido hasta aquí para divertirte, estás aquí para relajarte, te guste o no ¿entendiste?

—No hay mejor relajación que la que tenía en casa.

En ese momento la madre sale con una tarta de queso. Observa como su hijo tiene la ira pintada en su rostro, así que decide interponerse con una sonrisa radiante.

— He traído tarta de qu...— trata de decir con amabilidad, pero el tono severo de su hijo no le permite continuar.

—¿Estás de acuerdo con él, madre?

—Hijo— Observa a su esposo sin saber que decir, él le hace una seña que ella entiende a la perfección y añade—: es hermoso este lugar, aquí fue donde pase los primeros tres años de mi vida, tengo buenos recuerdos. Solo es cuestión de acostumbrarte. 

—¿Estás bromeando? Nada aquí será divertido. 
 

— Será fácil, ya lo verás corazón.

El padre vuelve a abrir la ventana para tomar la tarta de queso. Kaser vuelve a guardar su mano en el bolsillo de su pantalón.



#12761 en Novela romántica

En el texto hay: bisexualidad, gaylove, lgbt+

Editado: 26.08.2023

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