Entre Mundos

Prólogo

Dicen que la adolescencia es básicamente llevarle la contra a tus padres, pero lo que no muchos se preguntan es si son ellos los que se oponen al adolescente sin siquiera hacer el intento de entenderlo ¿Será que se han olvidado de que alguna vez lo fueron?

Dicen que la cabeza de un adolescente vive en constante turbulencia, pues la mía, cae en picada, y está a punto de estrellarse contra el más duro concreto.

El estudio, las amistades, que hago en mis tiempos libres... todo parece ser cuestionable cuando se trata de mí.

La única persona que siempre supo entenderme fue mi abuelo, a quien todavía lamento haber perdido cuando era solamente un niño. Él fue la única persona que siempre me alentó a hacer lo que quisiera, siempre y cuando lo haga para sentirme satisfecho. Daria lo que sea por tenerlo a mi lado en esta etapa tan difícil. Sus frases tan acertadas, sus consejos, su compañía, esas historias que me contaba con seres extraños, que tanta aventura y terror generaban en mi... extraño todo de ese ser tan agradable. Aunque la verdad, ya no tenía sentido que permaneciera en este mundo, así como estaba. Sus últimos dos años los pasó postrado en una camilla, en esa fría habitación de hospital, hundido en un profundo coma y con la única compañía del sonido de su pulso, marcado por el pitido de una máquina.

Mucho tiempo me llevó sacarme el enojo con mi madre después de que decidió desconectarlo. Ella es su hija, por lo tanto, la única que tenía decisión sobre eso.

Con el tiempo pude entender que fue lo mejor.

Por más que mucho anhele aquellos tiempos la vida continua. Ella nos enseña. A veces nos da, otras veces nos quita y estas últimas, son las que más nos marcan. También, son las que más nos enseñan... y a mí me queda mucho por aprender.

La adolescencia. Etapa de sentimientos y sensaciones a flor de piel. Algunas con sentido, otras no, pero sin dudas las peores son las que aparecen sin que sepamos su procedencia. ¿Alguna vez tuviste la sensación de no pertenecer al lugar de donde eres? ¿Alguna vez has deseado algo con todas tus fuerzas? pues yo sí, y veces, tenemos que tener cuidado con lo que deseamos.

Mi nombre es Thomas Tindergar. Si estas esperando que te invite a acompañarme en mi historia lamento decirte que estas equivocado, porque no es solo mía... de algún modo, es la de todos.

 




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