Entre Muros Grises

Capítulo 1 (Parte 2)

El timbre suena, provocando que recoja mis cosas con rapidez y que con la misma, salga del salón. No doy ni dos pasos fuera cuando el chico que provocó todo se encuentra a mi lado.

Pretendo caminar más rápido para que se de cuenta de que no lo quiero tener al lado mío; sin embargo, parece ser que la suerte no está de mi lado ya que iguala mi paso.

—Mi siguiente clase es Filosofía.

—Felicidades —espeto de manera brusca.

De pronto, choco contra algo duro, retrocedo rápidamente dándome cuenta de que es él quién se interpuso en mi camino. No me da tiempo de protestar porque deja salir las palabras primero:

—Escucha, no he tenido un buen inicio de clases, eres la única persona que me ha dirigido la palabra aparte de ese otro chico al que realmente me gustaría no volver a ver; la mayoría me mira como si fuera una presa a la que pueden cazar, y sólo quiero saber en dónde diablos queda la clase de filosofía —termina. No hablo, siento como si cualquier palabra que fuera a salir de mi se quedará atorada en mi garganta, el muchacho me mira expectante por unos momentos antes de soltar un suspiro—. Podrías por favor decirme dónde está la clase de filosofía —mete la mano detrás de su bolsillo del pantalón—, sería más fácil si pudiera rastrearlo con...

Mi acercamiento lo calla, me encuentro tan cerca de él que puedo aspirar su colonia de hombre y cierto tipo de olor a lavanda, incluso, puedo sentir sus respiración agitada en mi cuello y lo tenso que está.

Retiro un poco la cabeza y observo a los que nos rodean, algunos están mirando al chico nuevo de arriba a bajo, otros se limitan a observar divertidos la escena. Pero los que más me preocupan, son aquellos que están tratando de mirar la parte que más trato de cubrir, la parte entre su abdomen y el mío.

Me acerco un poco más y me inclino hasta poder asegurarme que al hablar, el chico sea el único que escuché. Mi mano toca la suya entre nuestros cuerpos, siento el aparato rectangular entre las suyas y con mucha lentitud y cuidado lo dirijo hasta la cinturilla de su pantalón.

—Nunca, repito, nunca saques un celular de alta gama en un lugar como estos a menos que quieras cometer suicidio. Te sugiero jamás de los jamases cargarlo, y si lo vas a hacer, guárdalo siempre en la cinturilla de tu pantalón por la parte del frente, nunca en el bolsillo trasero —hago una pausa—. Ahora. Guarda el aparato, ahora.

Mi orden lo hace reaccionar e inmediatamente retiro mi manos e la suya para que pueda guardar el aparato en dónde debe.

—¿Ya lo hiciste?

—Si —su voz suena más ronca que antes.

Me despego de él soltando un suspiro ya que su cercanía me estaba aturdiendo, emprendo mi camino y antes de girar a la derecha recuerdo lo que iba a hacer antes de que todo sucediera.

—Planta de arriba, pasillo uno a la izquierda, segunda aula. Suerte novato.


 

...........................

 

 

 

—Eso no es nada bueno, ¿quién es el idiota que se merece un abrazo por defenderte y un puño por ponerte en peligro?

—Ya basta Lucas, te dije que lo tengo controlado.

—Si con controlado te refieres a amenazar a alguien...

—No lo amenace—gruño—, no le puse una navaja en el estómago, un arma en su cabeza, ni una advertencia de muerte.

—Puede que no, pero le diste en su ego y eso, amor mío, es toda una amenaza para los hombres —ruedo los ojos quedándome en silencio, si seguimos discutiendo terminaré con una fuerte jaqueca.

El olor a comida se filtra por mis fosas nasales y no puedo evitar mirar con anhelo la hamburguesa que una de las muchachas de la mesa de al lado se está comiendo. Siento la mirada de Lucas puesta en mi por lo que de inmediato la corro de la hamburguesa hacía él. Su mirada antes divertida se ha vuelto una llena de seriedad y preocupación.

—¿Tienes hambre? —no me da tiempo de replicar porque se incorpora—. Tengo un billete de cinco en mi bolsillo, tal vez pueda...

—No —lo interrumpo. Mis manos se enredan en su muñeca, mis ojos lo miran con seriedad—. No es necesario, solo faltan tres horas para llegar a casa.

—Y solo unos minutos para que yo pueda comprar algo —trata de quitar mi agarre pero no se lo facilito.

—Lucas, no...

—¿Les importa si me siento con ustedes? —su voz hace que tanto Lucas como yo nos pongamos tensos.



#48990 en Novela romántica

En el texto hay: oscuridad, el primer amor, muros

Editado: 24.12.2018

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