—Es increíble —murmuro más para mi misma que para él. No puedo evitar girar en mi propio eje observando todo lo que me rodea.
Nunca antes había visto un taller tan elaborado, cientos de bombillos parecidos a los que se ponen en navidad iluminan las paredes con un brillo azul neón, muchos robots trabajan a la vez moviéndose de un lado a otro, pero lo que más me llama la atención electrostática que luce como si tuviera rayos dentro de ella.
—Duncan, esto es realmente fascinante —le dirijo una mirada maravillada al muchacho quien pasa una mano por detrás de su cuello como reacción ante mi mirada. A pesar de que la habitación solo está iluminada por los focos, soy capaz de notar como un ligero rubor se extiende por sus mejillas. No puedo evitar estremecerme ante tal visión.
—No es demasiado en realidad —pero él sabe que lo es. Demonios, el sabe que es un maldito genio con la electricidad y la robótica. No todo el mundo es capaz de construir robots o crear aparatos como esa esfera por la que viaja electricidad.
—Estás completamente loco —murmuro, al tiempo que vuelvo a posar mi vista en todo lo que me rodea. Es un taller grande, no tan grande como el de mi trabajo, claro, pero si lo suficientemente grande como para que una persona o dos trabajen en el. Todo está bien acomodado, aquí las herramientas cuelgan de una pared a fácil alcance, en el taller de mi trabajo, cada uno tiene que pararse a coger su caja de herramientas—. Debe de haberte tomado mucho tiempo hacer esto.
—Para ser sincero admito que los robots y algunos objetos electrostáticos demoraron mucho, pero en cuanto a acomodar el taller con las luces y todo... solo digamos que no fue más de media hora. No suelo tener la luz apagada, todos estos aparatos funcionando a la vez gastan más energía de lo que corre la electricidad en llegar al bombillo de la habitación —eso es genial, yo tengo que mantener a diurnas diariamente en casa para que el pago por energía sea mínimo.
Frunzo el ceño al observar un par de objetos en una esquina del taller. No logro entender el porqué no me había dado cuenta de ello cuando se trata de una enorme esfera de cristal mucho más grande que la que está brillando.
—¿Qué es eso? —cuestiono, comenzando a dar pasos hacia el objeto.
Aquella esfera es mucho mas grande que una pelota de basketball. Mientras comienzo a caminar hacia ella, me descoloca un poco que de pronto, la oscuridad se vea reemplazada por la luz completa de toda la habitación en cuestión de segundos. Aun así, no retiro mi mirada de aquel objeto, ni siquiera porque las luces adheridas a la habitación han dejado de titilar. Muerdo mi labio inferior con curiosidad, al tiempo que me agacho hasta estar sentada en el suelo con las piernas cruzadas, paso un dedo por la enorme esfera admirando su brillo. Sea lo que sea que Duncan planee hacer con ella va a ser algo grande.
Mis músculos se tensan al sentir como varios escalofríos recorren mi columna vertebral, últimamente eso es lo que pasa cada vez que el chico se encuentra demasiado cerca de mi, y realmente no tengo idea de cómo se supone que deba tomar eso. Se sienta en la misma posición que yo, lo suficientemente cerca como para rozar su brazo con el mio. Lo suficientemente cerca como para oler su aroma a loción de hombre desde mi lugar.
—Planeo hacer lo mismo que con la anterior esfera.
—Esta es mucho más grande, no...
—¿Necesitaría más energía que la otra? sí, así es —confirma mi duda sin dejarme terminar palabra alguna—, pero estoy averiguando una manera para que no se trague toda la energía de Detroit.
Sería un completo matadero, mucho más de lo que es ahora...
—El tamaño lo cambia todo, los cables tienes que ser más gruesos, las resistencias con mayor potencia, los Led's tienen que ser de mayor tamaño, y necesito un circuito de más valor que el que tengo en el anterior.
—En otras palabras, el anterior fue solo un prototipo —concluyo, retirando la mirada de la esfera para posarla en él. Muerdo mi labio inferior al notar que su mirada desde hace ya un tiempo esta puesta en mi.
—No, solo que, aunque no lo creas soy muy ambicioso —una pequeña sonrisa curva mis labios en el instante en que aquellas palabras salen—, así que cuando veo que algo puede ser más grande, lo hago más grande.
—Vaya, así que Duncan Evans no se conforma con lo pequeño —ahora es él quien esboza una sonrisa que se me antoja un tanto socarrona.
—No lo sé, Bell, ¿te gusta lo grande o lo pequeño? —bromea. Estoy acostumbrada al lenguaje de Lucas así que sé en que sentido va esa pregunta. No puedo evitar esbozar una mueca de asco al tiempo en que le proporciono un leve empujón en el hombro. La carcajada que reverbera de su garganta hace que algo dentro de mi se agite.