—¿Qué hay de ti?
—¿Qué hay de mi? —respondo, dirigiendo una mirada desde la parte lateral del auto.
No ha dicho nada desde que tocamos el tema metafórico del escudo, así que no puedo evitar sonar entre curiosa y confundida.
—Me has ayudado a aprender muchas cosas de aquí, pero no mucho de ti.
—Mi filosofía reconoce que hay maneras de aprender sin necesidad de hablar absolutamente nada.
—Es una filosofía interesante, ¿Qué te parece si seguimos la mía?
—Hablas de en la que todo se hace en voz alta, no lo sé, aveces me resulta fastidiosa —empleo un tono juguetón causando que ruede los ojos—. Solo bromeo, no hay mucho que decir de mi.
—Siempre hay mucho que decir de una persona, diferente es que ella no lo quiera decir.
—Esta bien, tu ganas —expulso un suspiro antes de dedicarle una mirada—. ¿Qué es lo que quieres saber?
—Te parece un entrecruzado, ya sabes... yo te hago una pregunta y tu me haces una a mi, tal vez así te parezca menos fastidioso —el sarcasmo es tangible en cada palabra, y aun así, consta de un tono juguetón.
—Adelante —digo, mientras me dirijo hacia el balde con agua limpia para sumergir la esponja, poco después, me hago justo al lado de él restregando el auto.
—¿Cuál es tu color favorito?
—Hablas enserio —elevo ambas cejas al cielo antes de soltar una enorme carcajada—, pensé que eras más creativo Duncan, me has decepcionado.
—¿Qué?, pensé en empezar por lo usual.
—Por lo usualmente patético —niego con la cabeza con una sonrisa en mis labios—. Me gusta el color verde, no el verde opaco, el verde claro que se ve en el césped muy de vez en cuando cuando el sol da de lleno.
—¿De lleno?
—No sé si te has dado cuenta que la mayoría de los días en éste lugar son opacos y fríos, son muy pocas las veces cuando el sol realmente ilumina.
—Suena bien.
—¿Qué hay de ti? ¿Cuál es tu color favorito? —parece dedicarle tiempo a la pregunta, como si analizara con detenimiento lo que será su respuesta. Admiro su semblante concentrado mientras piensa con lentitud, su ceño fruncido y como muerde el interior de su mejilla.
—Me gusta el color de tus ojos —por un instante no me muevo. Lo observo por unos lacónicos segundos en los que él mantiene mi mirada. Cuando me doy cuenta de lo estática que estoy reaccionó de la primera manera que cruza por mi mente.
Hago un movimiento con la mano mojada que envía agua en su dirección. Escucho como masculla una maldición mientras me limito a seguir limpiando el auto.
—No digas tonterías.
—No es tontería, son pocas la personas que poseen ese gris —no digo nada, simplemente sigo limpiando como si nadie hubiera hablado—. ¿No te gusta tu color de ojos?
—Primero que nada, esa es una pregunta; y segundo, por si no has notado la mayoría de las cosas aquí son grises. No es que no me gusten, es que no le veo nada extraordinario a ellos.
—Porque no te has dado cuenta, pero si te vieras con más detención, notarías que hay algo diferente —por alguna razón, dejo el mantenimiento del auto para posar mis ojos en los suyos—. El gris que hay en este lugar es opaco, el tuyo, es mucho más claro y con un brillo especial en el. El de este lugar es un gris muerto, sin vida; el tuyo, tiene esa ferocidad que no muchos logran demostrar en los ojos —por unos segundos no digo nada, pero dentro de mi, de manera interior, siento con claridad como sus palabras me influencian de manera emocional más que cualquier otras plabras que haya recibido en la vida.
—No lo había pensado de esa manera —musito para mí misma. Sacudo la cabeza alejándome de los sentimientos encontrados—. Mi turno —informo y él asiente, ambos volvemos a nuestra tarea mientras pienso lo que voy a preguntar—. ¿Cuál ha sido tu mayor logro en la vida?
—Vaya... —le dirijo una mirada por el rabillo del ojo—, me esperaba de todo menos eso. Fue muy...
—¿Profundo?, bueno, en mi defensa hago preguntas mejores que el color.
—Que graciosa... —masculla, antes de tomarse el tiempo para responder la pregunta—. No sé como responder eso... es decir... No es porque no quiera, sino porque me parece muy temprano aclarar algo como eso cuando somos la juventud, los adultos del mañana.