Entre Muros Grises

Capítulo 36

 

 

Muerdo el interior de mi mejilla al mismo tiempo que exhalo profundamente. No sé exactamente lo que vaya a pasar después de lo que voy a decir; mi decisión es seguir hasta que el punto final llegue, porque a lo mejor los dos nos enamoramos en un tiempo que no nos correspondía. Así que, o esto es un amor que no va hacia a ningún lado, o nos conocimos en el momento y lugar incorrecto.

He pensado dos días en lo que voy a hacer. Solo puedo decir que he puesto en práctica lo pensado desde el día de ayer, pero por alguna razón ahora se siente mucho más pesado que hablarle a él en comparación con ayer aunque sucedió con una persona que me conoce desde casi toda una vida.

—Duncan...

—¿Mhmm? —cuestiona, dejando un beso casto en las comisuras de mis labios.

Me alejo ligeramente de él aunque no lo desee, pues no es un tema que le caiga muy bien, en especial cuando tuve mucho tiempo para decirle lo que hice. Sus ojos me observan con curiosidad. Es de noche, y ambos estamos a unas cuadras de la casa de Jules; al frente, en el otro lado de la acera se encuentra su auto. Una especie de trueno resuena en los cielos, avisando que pronto caerá agua. Duncan parece darse cuenta de ello, elevando su vista al cielo oscuro que nos cubre antes de posarla en mí por completo.

—Podemos hablar de lo que desees en casa de Jules para que no...

—No —murmuro, tomándolo de la manga de su abrigo derecho antes de que se aleje—. No, yo... Creo que prefiero hablarlo aquí.

Luce confundido, mas no se mueve; en su lugar se queda ahí, frente y con su mirada en mi. Vuelvo a morder el interior de mi mejilla en signo de nerviosismo.

Tienes que decirlo, Bell. No puedes quedarte de esta manera toda la vida. Él merece saberlo, él tiene que saberlo...

—Hace unos días hice un examen para entrar como estudiante a realizar mi último año y parte de este en una escuela en Boston —revelo. Antes de que alguna expresión por parte de él me haga callar sigo: —. El resultado de la prueba me la entregaron dos días después de haber hecho el examen. Duncan, pase la prueba. Se supone que dentro de un mes, unas semanas antes, tendría que estar completamente en Boston.

Una gota de lluvia cae en mi frente, poco después, una por una comienza a caer. No es una lluvia fuerte; no obstante, lo suficiente como para mojar todo a su paso. No sé si qué carajos he hecho como para que a instantes de una noticia el karma se revele contra mí en forma de lluvia, como si fuera una película de drama.

Duncan no dice nada, parece incapaz de decir o reaccionar a algo. No hay ni un solo sentimiento en su mirada o en su expresión que me haga deducir lo que piensa. Es muy extraño, casi aterrador, que el chico frente a mí que me ha hecho sentir miles de cosas, que me trae paz y una revolución de sentimientos no los exprese ahora. Sino que, por el contrario, cada gota de lluvia comienza a correr por sus mejillas como si fueran lágrimas. Necesito saber qué quiere, qué siente, qué piensa.

Sucede.

No habla, pero su respuesta me queda muy clara en el momento que gira sobre sus talones, comenzando a caminar hacia su auto.

—Duncan... —susurro, tengo que correr debido a que sus zancadas sus son muy largas y rápidas. Lo tomo por la manga de su chaqueta en un intento de detenerlo—. Escucha, esto no es...

—¿Falta de confianza? No lo sé Bell, dímelo tú —espeta con brusquedad, volteándose para mirarme a los ojos—. ¿Qué es lo que tengo que hacer? ¿Qué es lo que te tengo que contar? ¿Qué necesitas como para confiar lo suficiente en mi? No soy estúpido, puedo manejar las cosas, que tu no me las quieras decir es otro asunto.

—¡Esto no es por falta de confianza! —exclamo, en un intento de que me oiga fuerte y claro a través de la lluvia—. ¡Yo tampoco le dije a Lucas lo del examen hasta el día de ayer!

Una especie de risa sarcástica y amarga lo asalta.

—¿Crees que eso hace alguna diferencia? —arquea una ceja hacia, volviendo a dar la vuelta.

—¡NO TENGO NADA DUNCAN! ¡NO TENGO A MAXON, NO TENGO A HANNAH, NO TENGO A MAMÁ...! ¡POR EL AMOR DE DIOS! —niego con la cabeza mientras trato de seguirlo, para ese entonces mis lágrimas se confunden con las gotas de lluvia—. ¡NO TENGO CASA, NI TRABAJO!

—¡NOS TIENES A LUCAS Y A MI! —explota de repente, volviéndose contra mí una vez más—. ¡BELL, ABRE TUS OJOS! ¡HAY PERSONAS EN ESTE LUGAR! ¡LA FAMILIA DE LUCAS ENTERA INCLUSO! ¡NO ESTAS SOLA, Y SI TODO LO QUE HEMOS HECHO POR TI NO SIRVE DE NADA...! ¡SI NOSOTROS PARA TI...!



#45617 en Novela romántica

En el texto hay: oscuridad, el primer amor, muros

Editado: 24.12.2018

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