Entre Muros Grises

Capítulo 37

Duncan

 

 

 

—Entonces ella te dijo que lo que más le lastimaría entre todas las cosas es que te quedaras...

Suelto un suspiro de irritación, asintiendo con la cabeza. Han pasado dos días desde lo sucedido y no puedo cerrar un ojo, realizar alguna acción, o trabajar en algo sin dejar de pensar en ello. Admito que tomar el celular de mamá para buscar el número de Nathan no fue correcto, y por extraño que parezca, aunque lo principal que hice fue saludar y preguntar cómo se encontraba, la conversación no tardó en girar entorno de lo acontecido con la chica de ojos grises.

—Sabes que ella tiene mucha razón ¿no es así?

—Sé que ella tiene mucha razón. La situación me tomo por sorpresa: un minuto estaba abrazándome contándome sobre algo sencillo que le había pasado, y al siguiente pasó a contarme que dentro de menos de un mes tendría que irse a lo que parece Boston.

Se escuchan unas cuantas voces a través de la línea telefónica proveniente de mi hermano. Escucho que grita algo hacia alguien antes de volver a oír su voz.

—Creo que tanto tú como ella tienen algo de culpa —escucho su voz un tanto borrosa—. Debió de habértelo dicho, tal vez no era su obligación contarte, pero en cierta manera sincerarse contigo sin duda era la mejor de las ideas. Yo de ti también habría pensado en desconfianza, tuviste derecho en enojarte.

—¿Pero?

—Pero, creo que ella sabía que si pensaba en ustedes durante el lapso de tiempo de la prueba y los resultados no llegaría a nada. A lo mejor por eso ella lo hizo —dice, y lo correspondo ahora que tengo la mente más fresca—. Te portaste un poco egoísta, que es otro de tus errores y...

—Nathan, creo que ya entendí que fui un completo imbécil.

—Es que... ¿Cómo decirlo de buena manera? Los dos son imbéciles, discúlpame con Bell porque realmente me agrada incluso sin conocerla demasiado. Sí, tú eres mucho más imbécil que ella, pero ese no es el punto. Ambos cometieron errores, como dije antes, tienes derecho a enojarte.

—Sigo siendo un idiota.

—Siempre lo has sido.

—Vaya consejo de mi hermano.

—Si lo que quieres es un consejo, sugiero que te disculpes. No parece ser del tipo de chica que no admita sus errores, alguien tiene que dar el primer paso ¿cierto? Me parece que ella ya lo ha hecho demasiadas veces. No al disculparse, sino al demostrar que ella estará para ti, creo que esa es la mejor manera de disculparse, apoyar al otro.

—¿Desde cuándo te volviste tan acaramelado?

—Desde que mi hermano se enamoro de alguien, volviéndose más tonto de lo que ya es.

—Lo que tu digas —ruedo los ojos.

—Escucha, tengo que irme porque estoy ocupado, pero me alegra mucho escuchar tu voz, hermano.

—A mi también Nate, aunque la tuya sigue igual de fea que la última vez que la escuche.

Una risa resuena detrás del teléfono, nos despedimos, y colgamos. Coloco el celular a un lado, dejándome caer de espaldas a mi cama; al poco tiempo cruzo mis brazos debajo de mi cabeza, mirando hacia el techo.

La idea de Bell lejos no es de mi agrado, en especial porque la hermosa chica de ojos grises se ha vuelto una parte muy importante de mí. Ha calado más profundo de lo que cualquier otra persona que haya conocido antes lo ha hecho, y no me interesa si me dicen que estoy exagerando o que todavía soy muy joven. Así es como me siento, así es como me expreso. Digan lo que digan, su voz, su tacto, su risa, sus besos, y todo lo que la conforma como persona, como ser humano, es realmente sorprendente, incluso sus defectos.

Tanto que, más que sorpresa, mis sentimientos han pasado a un plano más fuerte. Sé lo que siento, nunca he sido el tipo de chico que huye de sus sentimientos. Estoy muy seguro de mis emociones, más ahora que todo se ha ampliado con grandeza.

A lo mejor, yo y Bell Bennett no estuvimos hechos exactamente para estar juntos, o bien nos conocimos en el momento incorrecto. Lo que sí puedo asegurar entre aquellas suposiciones es que mientras sucedió, mientras sucede, no me arrepiento de nada. Volvería a repetir cada parte buena y cada parte mala de esta historia si tuviera la oportunidad.

Solo que, todavía no se acaba.

No importa si los días se van rápido, pasaré el tiempo que sea necesario con ella; precisamente desde el día de hoy.
 

 



#48990 en Novela romántica

En el texto hay: oscuridad, el primer amor, muros

Editado: 24.12.2018

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