Entre Nosotros, el Tiempo

Capítulo 22: Volver sin ser la misma

La brisa cálida de su país la recibió con ese olor a mar, humedad y recuerdos antiguos que no podía explicarse. Habían pasado meses desde que se fue, pero al bajar del avión sintió como si hubieran pasado años. Tal vez no por el tiempo, sino por la transformación que había vivido en su interior.

Se había preparado para este momento. O al menos eso creía.

El taxi avanzaba por las calles que conocía de memoria: la tienda de la esquina donde solía comprar dulces en la universidad, la cafetería donde discutía sobre economía con sus compañeros, el parque donde una vez lloró sin poder explicarle a Daled por qué. Todo estaba ahí, igual… pero distinto. Tal vez porque ella ya no era la misma.

Al llegar al nuevo apartamento —uno pequeño, funcional, a unas cuadras del centro financiero donde ahora trabajaría— se permitió un momento para mirar por la ventana y respirar. Sabía que este regreso no era solo laboral. Era un reencuentro con su historia.

El lunes siguiente, entró al edificio de la empresa con paso firme. Saludó con educación a todos, se presentó como directora regional y pidió reuniones individuales con cada jefe de área. Era su forma de aterrizar de nuevo, de construir desde la raíz.

Pero entre cada saludo, cada rostro conocido, cada voz que le decía “¡qué bueno tenerte de vuelta!”, una parte de ella se sentía fuera de lugar. Como si estuviera caminando por un escenario que alguna vez fue suyo… pero ya no le pertenecía del todo.

—Miryea, bienvenida de nuevo —le dijo Camila, una antigua colega, con una sonrisa amplia que escondía un brillo curioso—. No sabes cuánto te extrañamos aquí.

Miryea sonrió con cordialidad, pero su respuesta fue medida, casi prudente.
—Gracias, Cami. Yo también extrañaba ciertas cosas… y a ciertas personas.

Camila la observó unos segundos, como si entendiera que había mucho más detrás de esa frase, pero prefirió no insistir.
—Si necesitas algo, lo que sea, aquí estoy.

—Lo sé —respondió Miryea, y ese “lo sé” fue más profundo de lo que aparentaba, porque en su interior sentía que no todos la recibirían con los brazos abiertos.

Esa tarde, cuando las reuniones terminaron, decidió caminar sin rumbo fijo. El sol empezaba a bajar, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y lilas. Sus pasos la llevaron, casi sin proponérselo, hasta el malecón. Ese rincón donde, años atrás, solía sentarse con Daled a ver caer el día.

El río seguía igual: majestuoso, tranquilo en apariencia, pero con corrientes invisibles que lo agitaban bajo la superficie. Se quedó allí, mirando, y los recuerdos llegaron sin aviso.

—Nunca pensé volver aquí —murmuró para sí, en voz baja, como si hablara con el viento.

—¿Y qué se siente? —la voz de Camila la sorprendió. No se había dado cuenta de que su amiga la había seguido desde la oficina.

Miryea respiró hondo, intentando ordenar lo que sentía.
—Extraño. Es como si todo estuviera congelado en el tiempo, pero yo… yo ya no soy la misma.

Camila asintió despacio, con una empatía silenciosa.
—Eso no es malo. A veces los lugares necesitan que volvamos distintos, para que no nos hieran de nuevo.

Miryea sonrió apenas, con los ojos humedecidos.
—Sí… tienes razón. Antes, este sitio era una herida abierta. Hoy… hoy es solo un recuerdo. Y no duele.

El silencio se instaló entre ambas, roto únicamente por el sonido del agua golpeando suavemente la orilla. Miryea se permitió llorar un poco, sin esconderse. No era un llanto desgarrador, sino un desahogo suave, como una marea que iba soltando lo que alguna vez la ató.

—¿Sabes qué siento, Cami? —preguntó al fin, limpiándose el rostro con la palma de la mano.
—¿Qué?
—Que volver no fue un error. Tal vez era necesario. Como comprobar que uno ya no camina con las mismas heridas.

Camila le apretó la mano, en un gesto simple, pero sincero.
—Entonces bienvenida de verdad, Miryea. No a la ciudad, sino a tu nueva versión.

Miryea la miró con ternura y sonrió. En ese instante entendió que regresar no era volver atrás. Era avanzar con otra mirada, con otro corazón.

Porque a veces, hay que volver a los mismos lugares para comprobar que uno ya no es la misma persona.

Gracias!!!




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