Julissa
Un par de semanas han transcurrido desde que comencé mis clases. La NYU me ha recibido con los brazos abiertos y sinceramente no ha sido tan difícil acostumbrarme.
Mis clases han estado ligeras por el momento, la más pesada ha sido matemáticas, pero nada que no pueda manejar. Ya estoy bastante familiarizada con las enormes instalaciones, ya no me costaba llegar a ninguna de mis clases. Ya tenía varias amistades también y esa era la mejor parte.
Incluido Demian.
Me agrada, igual que mis otros conocidos en clases.
Mis padres estaban felices de que ya empezara a reunir amistades y me viera tan cómoda aquí dentro. Llevaba con mucho orgullo el logo de la Universidad y pensaba hacerlo hasta graduarme con honores y sin inconvenientes.
-estudien de la página 18 a la 30 para la prueba mañana, ya pueden retirarse. -fue lo último que pronunció el profesor antes de comenzar a borrar el pizarrón y recoger sus cosas. Cerré mi cuaderno y comencé a hacer lo mismo.
Sentí una presencia inclinarse a mi lado, no tenía por qué girarme para saber de quién se trataba.
-¿Estudiamos juntos?
-¿en la biblioteca o prefieres ir a otra parte? -pregunté cerrando mi mochila.
-Tú decides.
-Tú lleva el libro, hoy lo dejé en casa por lo que viste. -dije señalando mi mesa en referencia a que toda la clase tuve que pedirle ayuda. -a las 2 en la biblioteca.
-Bien, te veo ahí. -me guiñó un ojo y se puso de pie. Me sonrojé ligeramente, no pude evitarlo. Odiaba que él estuviese consciente de su atractivo y lo usara a su favor.
Luego de dar varias vueltas en el resto de mis clases, fui a almorzar a la cafetería, no llevaba mucho apetito, pero tenía que comer, si no más tarde estaré muriendo de hambre y no podré concentrarme en estudiar.
Una vez tuve mi comida, me senté en una mesa apartada en donde hubiese silencio para poder comer tranquilamente mientras reorganizaba mi agenda de asignaciones. Esta semana sin duda iba a estar pesada. Exámenes y proyectos con valoraciones muy altas me esperaban.
Solté aire pesadamente y cerré mi cuaderno una vez había arreglado y organizado todo.
Terminé de comer y con calma, me dirigí a la biblioteca. Estábamos en otoño y el viento estaba frío, por suerte iba bastante abrigada o al menos lo suficiente para no comenzar a temblar.
Miré hacia el cielo y evidentemente iba a llover, las nubes estaban opacándose cada vez más y no me quedó de otra que apresurar mi paso hasta llegar hacia el edificio con la enorme biblioteca que posee la NYU. Por el momento es de mis lugares favoritos de la Universidad, podría pasarme horas sentada sin aburrirme. Era el lugar ideal para estudiar.
No conté el tiempo que pasó para cuando vi a Demian entrar. Alcé mi brazo para que me viese desde la mesa que había apartado y éste se acercó de inmediato. Fue muy puntual con la hora. Eso me puso de muy buen humor.
-Sabía que ya estarías aquí para cuando yo llegara. -me dijo con su típica sonrisa de suficiencia que solo lo hacía verse más atractivo de lo que es.
-Siempre estoy un paso adelante de todo, mi hermano Charles siempre lo dice. -solté una risa y me encogí de hombros viéndole sentarse a mi lado.
-probablemente tiene razón.
-sí, bueno, menos charla y más estudio, saca tu libro y los apuntes que tengas. -le pedí y lo vi hurgar su mochila. Solo vi que puso su cuaderno sobre la mesa, sin embargo en su rostro ya no se veía tanta seguridad como comúnmente. No sé si lo imaginé o si de verdad pasó, pero él tragó en seco, algo ¿temeroso?
-me vas a matar. -comenzó. -pero primero déjame explicarte que tuve entrenamiento hace menos de una hora y efectivamente no iba a venir todo sudado aquí, fui a ducharme a mi residencia y al parecer... dejé mi libro.
No pude evitar cubrirme la cara con las manos.
-Seguramente tienen una copia aquí en la biblioteca. -aseguró y supe que tenía razón, así que despegué mis manos y lo vi, ni siquiera dije algo para cuando pronunció un "Ya regreso" y se levantó de la mesa para acercarse a la bibliotecaria.
El mismo tiempo que se tardó en alejarse, se volvió a acercar y no parecía para nada aliviado.
-de nuevo me vas a matar, todas las copias están ocupadas, justamente hoy, pero tranquila, no te vayas a alterar, corro 15 kilómetros por hora y si voy corriendo ahora mismo a la residencia, estaré de vuelta aquí en menos de 10 minutos.
Miré hacia el gran ventanal y desde que llegué, había oscurecido muchísimo más.
-no, va a llover y vas a llegar todo empapado.
-no, no va a pasar, te prometo que voy y vengo antes de que caiga la primera gota de agua.
-no, Demian... -ni siquiera me dejó terminar de protestar cuando había salido corriendo de la biblioteca. Tomé mis cosas y corrí a la salida también, pero ya estaba como mínimo a 10 metros de aquí para cuando llegué a la puerta. No podía competir contra un futbolista.
Gruñí en mis interiores y regresé a la mesa. Cinco minutos más tarde, comenzó a diluviar prácticamente. Yo solo podía pensar en Demian mientras veía gente entrando a la biblioteca para refugiarse contra el agua. Debió haberme escuchado como mínimo. Es todavía temprano, pudimos haber corrido la hora de estudio y esperar a que la lluvia parara.
Esperé pacientemente por varios minutos con la vista fija en la entrada, no me moví hasta que las puertas se abrieron de nuevo y finalmente vi a un Demian empapado de pies a cabeza abrazando su mochila.
De un brinco fui y me planté frente suyo con preocupación.
-¡estás loco! Te dije que no fueras, mira cómo terminaste. -lo regañé.
Él se limitó a soltar una risa.
-Estoy bien, solo son unas pocas gotas de agua.
-¿ni siquiera pensaste en traer un paraguas?
-No estaba lloviendo cuando ya venía de regreso y de todas maneras no iba a poder correr con un paraguas en la mano.
-te vas a resfriar, estoy segurísima.