Demian
Me restregué el rostro, sumamente cansado. La noche anterior fue exhausta y lo único en lo que podía pensar mientras mi abuelo era examinado en el hospital, era en cómo le haría para ver a la cara a Julissa hoy. La dejamos plantada cuando ella muy amablemente se ofreció a llevarnos a mí y a Charlotte por la ciudad.
Espero no haya pensado que no fuimos por gusto, fue una emergencia y no hubo ningún momento para avisarle. Debí buscar la manera de hacerlo con más insistencia. La preocupación no me hizo pensar bien las cosas. Mi abuelo es de las pocas personas a las que realmente aprecio, perderlo ahora mismo sería fatal. Aunque al menos se encuentra bien. Solo fue un poco de taquicardia que logró ser controlada por los paramédicos. El viaje lo agitó, así que solo debe descansar.
Tomé aire fresco antes de entrar a mi edificio de clases y subir hasta el tercer piso. Vi a Julissa, donde siempre y me acerqué lentamente, con algo de temor. No creía que estuviera enojada, sin embargo tampoco sé si se ofendió o algo parecido. Solo debo explicarle mis razones, sé que será comprensiva, así que me senté a su lado, logrando hacerla despegar la mirada de su cuaderno. Me observó un segundo y regresó su vista al mismo sitio. Así que supuse que yo debía ser el primero en hablar.
-lo siento, Julissa, ayer me surgió una emergencia... fue mi abuelo y no tuve chance de avisarte nada, lamento haberte hecho perder tu tiempo. -dije bastante rápidamente. Ella cerró las tapas de su cuaderno y me observó con una sonrisa de labios apretados.
-No te preocupes, comprendo, espero que tu abuelo esté bien. -dijo, exageradamente tranquila.
-lo está y de verdad que me siento apenado por esto.
-está bien, son cosas que no puedes controlar.
-¿segura que no estás enojada? -pregunté, con cierta preocupación.
-Solo... un poco decepcionada, esperé dos horas sentada en una banca. -fue un golpe directo en el pecho.
¿Tanto esperó por mí?
-en serio que lo siento.
-Ya te dije que no te preocupes.
Alcé mi mano izquierda y la dirigí por sobre su mano. Tomé sus dedos levemente fríos entre los míos, bastante más cálidos y le di un ligero apretón.
-espero no sea una molestia si te pido que intentemos salir de nuevo, la verdad que me vendría bien distraerme ahora mismo y no conozco a nadie más que sea tan amable para ser mi guía. -Sus mejillas se tornaron de un rosa suave al instante, apartó la mirada de mis ojos rápidamente, bastante avergonzada.
-está bien, podemos volver a intentar... -se quedó en silencio largos segundos hasta que luego, tomó aire y retomó la palabra. -con una condición. -soltó al fin.
-La que desees.
-que si todo sale bien hoy, luego tengamos una salida... solo tú y yo.
Me dejó perplejo escucharla. Esperé cualquier cosa menos aquello. Sus mejillas ahora totalmente rojas delataron lo que realmente le costó mucho esfuerzo decir. Estaba avergonzada, pero muy segura, sus palabras no fueron titubeos. Lo dijo de manera directa y clara, además me vio a la cara mientras lo hacía, eso ya es tener mucho valor.
Creo que jamás me habían invitado a una cita, normalmente es en viceversa, pero no me desagradó en lo absoluto el que los papeles se hubieran intercambiado por primera vez. Así que con una leve sonrisa, di mi respuesta.
-trato hecho.
-ay dios, no creí que aceptarías. -toda su seguridad se fue al caño cuando relató aquello mientras se llevaba una mano al pecho.
-¿por qué no lo haría?
-no lo sé... pensé que se te haría precipitado.
-Nunca una chica me invitó a salir, es nuevo y... me gusta, sea o no precipitado.
Eso la dejó anonadada unos momentos, pero rápidamente se recompuso y volvió a recuperar toda su seguridad.
-¿La próxima semana te parece bien?
-Me parece bien.
Me dedicó una última sonrisa y finalmente solté su mano, la cual todo este rato estuvo entre la mía. Esta acción no me pareció nada incómodo, ni raro, se sintió natural a pesar de que fue la primera vez que nuestras manos permanecían juntas tanto rato.
Fue muy cálido y agradable.
Ella es cálida y agradable.
***
-ahora comprendo por qué te tenía como estúpido. -Charlotte se rió fuertemente a mi lado.
-¿a quién le dices estúpido? -La miré mal.
-a ti, efectivamente. Julissa es un amor, es sumamente agradable y tu tipo completamente.
-sí, es muy agradable.
-¿aceptas que sí es tu tipo?
-Yo nunca dije eso.
-pero no lo negaste.
-Tampoco lo voy a confirmar. Es mi amiga.
-en la amistad, es más fácil que el amor surja.
-Sabes que eso no es cierto. Tú y yo, no somos un ejemplo de ello.
-Lance y yo, sí. -comentó con voz baja, repentinamente desanimada.
-no hablemos de él.
-es... tema superado.
-Sé que todavía te afecta, por eso no quiero que hablemos de eso.
-Probablemente desaparezca un par de semanas cuando regrese a California.
-¿Por qué? -fruncí el ceño.
-no quiero estar ahí, hay demasiados recuerdos en todas partes, así que probablemente estaré encerrada un tiempo.
-no hagas eso, Charlotte.
-Déjame hundirme en mi miseria.
-pues no quiero que lo hagas.
-Es que no tengo nada más que quiera o pueda hacer cada que recuerdo lo sucedido. -se abrazó a sí misma, así que detuve mi paso, me coloqué frente a ella, me quité la chaqueta y se la puse encima de la espalda, para luego tomarla de los hombros y mirarla fijamente.
-Tú eres Charlotte Jones, la chica enérgica, positiva y bonita que todo mundo conoce. La porrista carismática y de gran cerebro. No tienes por qué dejar de serlo por alguien. Entiendo tu dolor, yo también lo siento, pero no vas a lograr nada si te deprimes más y más. Tienes una larga vida por delante que no debes detener por un ente insignificante.
-Un ente que fue importante que tenía cada parte de mí cautivada y que se fue sin decir nada, que me abandonó, me dejó en ridículo con mis ilusiones -se apartó la chaqueta, me la aventó al pecho y comenzó a caminar a paso apresurado, mientras sus ojos se cristalizaron.