Entre Nosotros (sc Libro 0.1)

11. Bondad

Julissa

-¡Juli! -Mi hermanita chilló en cuanto me voy a entrar a la casa. Su adorable pijama de cenicienta estaba a nada de romperse de tan pequeña que le quedaba, pero eso no le impidió correr hacia mí con el cabello totalmente revuelto y los bracitos alzados.

-Buenos días. -le sonreí mientras besaba su mejilla.

-Pensé que llegarías hasta después de medio día. -papá habló mientras se secaba las manos con una toalla de la cocina.

-La fiesta no fue muy escandalosa y limpiamos poco así que pude venir más temprano. -le informé entrando al salón con Louisa en brazos.

-bueno, tuviste suerte de que dejara comida extra por si quieres desayunar.

-gracias pa. -dejé a Louisa en el suelo y después dirigirme a la cocina y ver qué habían preparado.

Luego de la fiesta en casa de Nelly, a la que me obligó ir y después ayudarle a limpiar en la mañana, después de haber dormido a mitad de la madrugada, realmente me encontraba agotada. Por más que no fue una fiesta enorme, fue entretenida, habían muchos conocidos, incluso Demian llegó con Charlotte (invitados por la misma Nelly), quien desde que la conocí el otro día, me pareció muy simpática.

Tiene un gran carisma y una facilidad para convivir con la gente. Bastante diferente a mí, pero en definitiva alguien que sería amiga cercana de Demian. Parecen tener una linda amistad. Tenerlos en la fiesta fue algo inesperado, pero que al final logró que pasaramos un buen rato en confianza ya que no conocía a todas las personas presentes.

-papá ¿Dónde están los chicos? -pregunté mientras esperaba que el microondas calentara mi desayuno.

-¿tus hermanos?

-sí.

-Carter desapareció anoche, seguro también de fiesta y Charles en el gimnasio. -respondió sentado en el sofá con Louisa sobre su regazo, cambiando los canales de la tele.

-¿Alguna vez te molestarás en darle límites a Carter? Sale casi todos los días de fiesta, no regresa hasta el día siguiente y ni siquiera le importa que tenga clases después. -salí de la cocina y me coloqué frente a la puerta con los brazos cruzados.

-él sabe lo que hace, tiene más de 20 años.

-¿y eso qué?

-hija, no te preocupes tanto por él. Sabe cuidarse solo y conoce sus responsabilidades.

-a él sí lo dejas ir y regresar a cualquier hora que le plazca.

-es un hombre lo suficientemente capaz de cuidarse solo.

-sí, lo dejas hacer lo que quiera solo porque es hombre. Es algo injusto ¿no crees?

-¿acaso ahora tú también quieres hacer lo mismo?

-no, es solo que a mí sí que me pones mil y una condiciones para hacer muchas cosas y a él y a Charles no le dices nada.

-No voy a discutir esto contigo. -apartó la mirada de mí y se centró en la televisión.

-Me preocupo por mi hermano más que ustedes. -murmuré bajo mientras volvía a la cocina, malhumorada. Tomé mi desayuno y me fui directamente a la habitación.

Aunque mi relación con mis padres ha mejorado, no significa que ahora sea excelente. Los roces son inevitables. Peleamos menos seguido al menos y yo también intento poner de mi parte, aunque a veces es muy difícil quedarme completamente callada.

Charles apareció a la media hora, sin embargo Carter no había dado señales de vida, lo cual me dio cierta inquietud luego de varias horas. Casi llegaba la noche y no pasaba nada. Mamá llegó de su guardia al hospital y el cansancio la llevó directamente a dormir, papá por su día libre, estaba armando un rompecabezas, ajeno a la situación. Louisa jugaba con sus muñecas y al igual que yo, preguntaba mucho por Carter.

Charles también estaba muy ocupado estudiando como para estar al pendiente de esto. Algo muy en el fondo de mí me decía que esto no era porque siguiera enfiestado o dormido en casa ajena. Toda la tarde intenté relajarme, pensando en que quizá solo eran paranoias mías, eso hasta que el teléfono de la casa sonó de repente. Al estar más cerca, fui quien contestó.

-¿aloh?

-¿Eres tú Juli? -Esa era la voz de mi hermano.

-sí, soy yo ¿Qué pasa? ¿Dónde estás?

-Bueno... me metí en cierto problemita... necesito tu ayuda.

-¿Qué hiciste? -fruncí las cejas.

-bueno... Estoy detenido en la comisaría por manejar ciertamente ebrio cuando regresaba a casa y me cedieron mi llamada y tengo que pagar una multa y una fianza si quiero salir hoy y de paso me amenazaron con quitarme la licencia hasta por 6 meses.

-Sabía que por algo no regresabas y las ganas de dejarte ahí son muchas, para que aprendas tu merecido.

-Juli, por favor, ayúdame. Es la primera vez que me detienen por algo... no quiero estar en la comisaría por mucho tiempo.

-Bien, voy para allá.

-gracias hermanita, te juro que te devolveré el favor, sea cual sea.

-Bien, voy para allá. -dije y colgué.

-¿Quién hablaba? -papá preguntó.

-Carter, te dije que se metería en problemas.

-¿qué hizo?

-que te cuente él cuando regrese. Ya vuelvo. -le informé mientras tomaba mi abrigo, mi bolso y mis llaves colgados en la entrada.

-¿A dónde vas? -me preguntó, ciertamente molesto.

-a ayudarlo, no tardo. -sin permitirle decir nada, salí de casa a toda prisa en dirección a la comisaría.

Lo esperé de brazos cruzados una vez pagué su fianza y multa. Un oficial no tardó en aparecer con él a su lado. Mi hermano tenía unas ojeras enormes y su ropa estaba sucia, también olía horrible. Pero no le dije nada de su aspecto, solo le di una mala mirada luego de que le entregaran sus pertenencias.

-¡hermanita...!

-¿12% de alcohol? Sabes perfectamente que el límite para conducir es de 8%. -le encaré.

-lo siento, solo quería regresar a casa en la madrugada. No pensé que había bebido tanto.

-¿sabes lo que te harán cuando regreses no?

-lo sé, papá me va a matar. -se restregó el rostro y suspiró pesadamente.

-que esta sea la primera y última vez que te sucede esto porque la próxima te dejaré encerrado.




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