Entre Nosotros (sc Libro 0.1)

16. Tacleado

Demian

-¿sigue molesto? -le pregunté.

-Ya sabes como es tu padre. -mamá soltó aire y tomó varios papeles de la mesa.

-mamá...

-dime hijo.

-¿tú... ? Olvídalo, no es importante. -sacudí mi cabeza.

-Demian...

-No es nada, mejor ve a trabajar.

-bien ¿estarás para la cena?

-mmm, probablemente.

-a esa hora estaré aquí ¿quieres cocinar?

-por supuesto. -le sonreí. Ella y el repiqueteo de sus tacones de aguja se me acercaron.

-nos vemos más tarde. -me jaló un brazo, obligándome a agacharme un poco y así poder besar mi mejilla antes de retirarse con varias carpetas de archivos en las manos.

-¿Qué le ibas a decir a tu madre? -mi abuelo apareció de repente. Ni siquiera había escuchado su bastón contra el suelo o sus pisadas.

-no, nada, abuelo, no le prestes atención.

-te conozco muy bien Demian, no me mientas. -dijo jalando una de las sillas de la mesa para tomar asiento. -¿quieres que te escuche con algún problema?

-no precisamente... -bajé la mirada y tomé asiento frente a él.

-últimamente te la pasas mucho por acá. Eso es raro. No nos visitabas seguido antes.

Suspiré.

-las cosas en la fraternidad están algo turbias, solo le hablo a mi compañero de habitación y a nadie más. No sé quién me inculpó y por más que quisiera saberlo, no quiero causar revueltos. No fui el único que le pasó lo mismo. Ninguno de los que realmente consumen eso fue atrapado. Eso me genera rabia. -apreté fuertemente mi puño derecho a manera de intentar calmarme.

-creo que si las cosas están así y no te sientes cómodo, vete de esa residencia. Tu padre te ofreció un apartamento cerca de ahí y te negaste.

-Quería vivir la experiencia universitaria de la mejor manera. Además por cómo están las cosas entre él y yo, dudo que quiera seguir ofreciéndome el lugar.

-en ese caso utiliza la cuenta bancaria que te di.

-te dije que quiero conservar ese dinero para el futuro, además ya tengo la que mis padres llenaron, con esa es suficiente para mis gastos personales y educativos.

-Es solo un consejo, hijo. Además para algo te la di, no puedes tener ese dinero estancado de por vida.

-No está estancado, uso parte de él para inversiones y así aumentar los números, muchos están comprando mis acciones y se mantienen en circulación.

-Me siento orgulloso de que hayas aprendido algo de mí y los negocios.

-me leías libros de economía desde los 6, algo debía de quedarse en mí. -reí.

-claro, por algo lo hice. Así podrás darle una vida digna a tus hijos, porque sé que quieres muchos.

-sí, eso quiero, nada más falta con quién. -dije y coloqué mi barbilla sobre mi mano. Ya tranquilo.

-seguro tienes muchas detrás. -bromeó.

-ni tantas, una estaba loca, pero no ha vuelto a molestarme y...

-y... ¿qué? -preguntó con mucho interés.

-Hay una chica... -murmuré un poco.

-¿escuché bien? ¿Hay una chica?

-Solo conocí a alguien... me parece linda nada más.

-¿de verdad?

-Somos amigos, hemos salido un par de veces, pero nada que no haga con ninguna otra amiga. -alcé la mirada y lo vi.

-Espero que esa amiga no sea una interesada como las otras.

-no, Julissa no es así. Ni siquiera sabe quién es mi padre.

-Julissa, lindo nombre ¿no le has dicho que tu familia es multimillonaria?

-¿tendría que hacerlo? -arqueé una ceja.

-no, claro que no es necesario.

-no es algo que me gusta gritar a los 4 vientos, abuelo. Acá nadie me conoce, así que puedo vivir una vida tranquila siendo uno más del montón.

-si esta chica te gusta, en algún punto tendrá que enterarse.

-lo sé, pero no será pronto. Ni ella ni ninguno de los que me rodean. Creo que de todos, solo uno lo sabe, es Carl, mi compañero de habitación, eso porque conoce quién es mi padre, pero no lo ha divulgado en ninguna parte.

-sí, consiguete de esos amigos.

Reí.

-Oye abuelo... ¿crees que podrás viajar para navidad a California?

-soy como un roble, claro que lo haré.

-¿ya lo consultaste con el médico?

-Me haré un chequeo este fin.

-Bien, entonces compraré los boletos por si las dudas. -sonreí y me puse de pie.

-igual puedes viajar sin mí.

-Podría, pero no quiero. Iré a estudiar un poco, pronto tengo exámenes. -le informé y rápidamente me retiré a la habitación donde usualmente me quedo para ir por mis cosas y ponerme en acción. Ya perdí toda la tarde y no deseo desperdiciar más tiempo.

Unas semanas después...

-un gusto verte de nuevo, Nelly. -saludé a la chica con una sonrisa.

-gracias por la invitación, siempre quise venir a un partido. -dijo y miró a Julissa. Yo hice lo mismo y sonreí al ver su atuendo naranja, sí que le gusta el color y le queda muy bien.

-Será mejor que se acomoden en los asientos que les aparté, no falta mucho para que comience. -les informé entregándole los boletos.

-¿vamos, Juli? -Nelly los tomó.

La castaña me dedicó una sonrisa.

-Mucha suerte. -me dijo y tomó la mano de su mejor amiga para luego retirarse.

Fui directamente a los vestidores y me coloqué mi uniforme. Afortunadamente la cancha posee un techo, de lo contrario la nieve que cayó anoche estaría tapando todo el campo y sería imposible jugar con el frío. El fútbol americano y la nieve no combinan.

Media hora después, mi equipo se encontraba casi cantando victoria. Anotamos dos puntos exactamente en los últimos minutos del segundo cuarto del juego, los cuales nos sacaron del empate. Estaba sudando y algo golpeado, como siempre, pero muy feliz. Corrí en dirección al lugar en primera fila que conseguí para mis amigos con los brazos alzados. Recibí muchos aplausos y halagos. Choqué puños y dediqué sonrisas. Fue un buen cierre de año y temporada.

-¡estuvieron increíbles! -Nelly me gritó, exaltada. Reí por cómo ella y Julissa ahora llevaban una camiseta del equipo debajo de sus chaquetas.




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