Julissa
Al bajar del Mustang de Demian y observar los alrededores supe dónde nos encontrábamos. Sabía que no estaba loca con pensar en que ya habíamos estado juntos aquí. Especialmente en este edificio que tenía al frente. Es aquí donde subimos a la azotea por las escaleras de emergencia, aquella fatídica primera cita.
Eso me hizo recordar a Madelyn y cómo de repente dejó de hablarme hace un tiempo. Realmente me pareció raro que me evitara en la NYU, pero supuse que Demian tuvo que ver, aunque no se lo he preguntado.
No le dije nada a Demian de la azotea, pero con una mirada mientras tomaba su brazo para caminar, creo que le hizo comprender qué pasaba por mi mente en ese momento.
-no mentí, sí conozco al dueño.
-si es que el dueño del edificio no es tu papá. -reí.
-no lo es... quizá solo es el inquilino más adinerado, pero el dueño, no.
-No debería sorprenderme. -Rodé los ojos y continuamos caminando hacia el elevador. Vi cómo Demian presionaba el último piso. Es un edificio enorme, seguro ver la ventana dará una vista igual de bonita que la de la azotea.
Tomé un gran respiro recordando que la cena con mis padres salió mejor de lo pensado y con la mentalidad de que en esta ocasión sucederá lo mismo. Saqué tema de conversación con Demian para distraerme, aunque estar tanto tiempo solos, en un espacio cerrado me ponía nerviosa. Hoy se veía tan guapo y olía tan bien que no quería despegármele. Podría respirar su aroma todo el día muy contenta.
Sin embargo el momento de la verdad llegó. El elevador se abrió dando a un pequeño pasillo que dirigía a la única puerta del piso que es de nada más y nada menos que del penthouse del edificio. Había un guardia parado ahí muy serio que me dio escalofríos. Saludó a Demian llamándolo señor, lo cual me dio algo de gracia, pero aguanté la risa mientras entrábamos.
Como supuse, el lugar era enorme y muy moderno. Con colores neutros muy bien combinados, con cuadros por todas partes, cortinas, muebles y hasta alfombra a juego. Era fascinante. Seguro las lámparas de aquí costaban más que todo mi guardarropa.
-Bienvenida al hogar actual de mis padres. -Demian me dijo.
-Todo es muy bonito.
-No sé quién decoró, pero sí, es agradable, seguro te ha de encantar ver tanta limpieza.
-Me genera paz.
Él rió y me ayudó con mi abrigo para colgarlo a un lado. En eso, comencé a escuchar pasos sin estar muy segura de quién sería. Pero por la lentitud y los golpeteos de lo que parecía ser un bastón me dio a entender de quién se trataba. No mucho tiempo después, un señor robusto con cabello completamente blanco, vestido de saco y corbata apareció. Parecía una versión mucho mayor de Demian. El parentesco era inigualable. Tenía un rostro muy serio al principio, sin embargo, al notarme, una cálida sonrisa me recibió.
-abuelo, ven, te presento a Julissa. -Demian fue el primero en hablar, acercándosele para colocar la mano en su espalda y acompañarlo hasta estar frente a mí.
-Es un placer tenerla como invitada. Soy Anthony Roberts para servirte. -hizo una pequeña reverencia hacia al frente. Hice lo mismo y le sonreí de vuelta.
-Es un gusto señor Roberts.
-oh no, dile así al padre de Demian, llámame Anthony o abuelo Roberts. Como quieras querida.
-Señor... Anthony. -me corregí. -es todo un honor estar aquí junto a su nieto, realmente me habla mucho de usted.
-oh, claro que lo hace. -miró a Demian. -gracias a mí, es lo que es.
-No lo dudo.
-bueno, Demian, usa tus modales para llevar a tu dama a la mesa para que se ambiente y podamos charlar mientras la comida se sirve.
-claro, vamos, hay comida caliente esperándonos.
***
-Aquí entre nosotros, Demian tiene buenos gustos, no podía esperar joven más agradable hoy. -El abuelo Anthony me dijo. Me sonrojé levemente y le sonreí mientras veía en dirección a la cocina en donde Demian se encontraba trayendo el postre.
-Realmente me halaga.
-mira, te seré sincero. Yo esperaba que algo surgiera entre Demian y su amiga Charlotte. Ella es prácticamente parte de la familia, muy honrada y también es una joven muy bonita, pero la vida tenía otros planes y ahora veo a mi único nieto enamorarse completamente de una chica excepcional.
-Charlotte es muy agradable... Demian y ella tienen una gran amistad.
-sí, lo sé, son como hermanos.
-¿puedo hacerle una pregunta?
-todas la que quieras.
-acaba de decir que Demian es su único nieto. ¿Usted no tuvo más hijos? Si tuviera más, tendría al menos 2 nietos.
-sí, tuve una hija, muy radiante y lista, pero falleció joven de cáncer, Sin embargo, tuvo una vida plena y tranquila. Lastimosamente no pudo vivir la experiencia de casarse y tener hijos. Me quedé con Gabriel y él solo tuvo a Demian.
-lamento mucho escuchar eso.
-tranquila, está bien, pasó hace mucho.
-Seguro le hubiera gustado tener más niños corriendo por ahí o jóvenes astutos como Demian.
-claro que sí. Por eso tengo mucha fe en que Demian me ayudará con ese sueño mientras siga en esta tierra.
-Él me ha dicho que quiere una familia numerosa.
-Sí y solo hace falta con quién cumplirá ese sueño. -me dijo y me dio una mirada muy diferente a las que me ha estado dando toda la noche. Esa fue una indirecta demasiado directa para mí. Realmente no supe cómo reaccionar, pero afortunadamente, Demian apareció para ayudarme a calmar mis nervios.
-Abuelo, espero no le hayas dicho nada imprudente a Julissa mientras no estaba. -dijo él en forma de burla.
-No lo creo, Julissa y yo nada más continuamos con el tema de conversación que teníamos antes de que te fueras.
-¿Es cierto Juli? -miré al abuelo, él me dio una sonrisa cómplice.
-claro, ¿no confías en las palabras de tu abuelo?
-no todo el tiempo. -señaló él con cierta burla mientras nos servía a cada uno un trozo de tarta que no sabría decir de qué se trataba, pero que se veía igual de apetitosa que el resto de la comida.