Demian
Hace exactamente un año que Juli y yo estamos juntos, no lo puedo asimilar ¿realmente ya pasó tanto?
Sus padres confían en mí, me he ganado, más o menos, a sus hermanos y me llevo muy bien con sus amigos. Mamá se lleva muy bien con Juli y el abuelo ni digamos. Mi padre no ha vuelto a intentar ofenderla, pero tampoco está muy de acuerdo, de todas maneras realmente no me importa, lo importante es que ha sido el mejor año de mi vida o al menos uno de los mejores que he tenido. Me siento total y completamente enamorado. Nunca creí que me llegaría a sentir así.
Todos me dicen que igual podría ser así porque es mi primer amor, pero para mí, Juli es más que eso. Es como una pieza que no sabía que me hacía falta. Por eso creí que se merecía de lo mejor en este nuestro primer aniversario. Claramente tenía que prepararle una cena yo mismo y pasar una increíble noche recordando todo lo que ha sido este largo recorrido mientras escuchamos música o simplemente reímos. Por eso pagué una buena suma de dinero para rentar una habitación de hotel, equipada con cocina, una gran vista y que estuviera decorada de colores de otoño, porque no hay nada que mejor la describen que los naranjas, amarillos y cafés.
Preparé lo necesario y le di una última mirada a la habitación para asegurarme de que estuviera todo en orden y me metí al baño para ducharme y arreglarme de la mejor manera. Me afeité y perfumé con una colonia nueva que sé que le gustará. Esta vez mi estilo que normalmente va muy apegado al de los 80, cambió a uno más moderno al menos para la ocasión. Una vez peinado, salí del hotel y me subí al que ahora puedo llamar mi Mustang.
Fui por ella y verla parada en la acera fuera de su edificio me deslumbró. Su belleza es increíble y no lo digo exclusivamente porque soy su novio, si no porque es una realidad que cualquiera podría aceptar.
-¿pero qué ven mis ojos? ¿Un Ángel? -dije al bajar el vidrio de la ventana.
-yo lo que veo es a un hombre sumamente atractivo en un carro caro que solo lo hace verse más exclusivo. -dijo acercándose.
Reí ante su cumplido. Hice el ademán de salir del auto, pero ella me detuvo abriendo la puerta. No me deja ser caballeroso muchas veces.
-y qué mala suerte que tenga novia, así que las demás chicas solo pueden ver mi exclusividad. -le seguí la broma.
-mira qué fortuna, yo soy esa novia. -rió y se adentró al auto. De manera inmediata, desabroché el cinturón de mi asiento y me abalancé sobre ella para dejarle un buen plantado beso.
-Feliz aniversario. -sonreí contra sus labios y ella soltó una risita.
-te manchaste de labial. -dijo y comenzó a limpiarme con su pulgar.
-déjalo, así todos podrán ver que estoy contigo.
-Bien, lo que tú digas. -sonrió y se abrochó el cinturón igual que yo. -¿A dónde iremos?
-ya verás, pero ponte esto. -dije y saqué un pañuelo de mi bolsillo.
-¿tengo que vendarme los ojos?
Asentí.
-Bien, confiaré en ti. -dijo y se lo colocó. Me aseguré de que no viera nada y puse en marcha el auto.
Una vez en el edificio del hotel, la ayudé a bajar y a caminar hacia el elevador. Ella no dejó de hacer preguntas durante todo el camino y eso solo me causaba risa. Estaba nerviosa, pero sé que le gustará.
-Ya estamos aquí, dije cerrando la puerta tras nosotros.
-aquí huele bien... a comida hecha por ti.
-¿qué comes que adivinas? -reí y procedí a ayudarla con la venda.
-todo es... naranja. -sonrió y observó a sus alrededores. Cortinas, alfombras, cuadros, flores, todo muy bien combinado.
-¿te gusta?
-cómo no.
Sonreí y me acerqué a un maceteros de la entrada a tomar una de las flores y acercarme a Juli. Aparté tu cabello y lo coloqué tras una de sus orejas para colocar ahí la flor.
-Una flor para otra. -le sonreí y recibí un beso de su parte.
-¿crees que pueda ver lo que cocinaste?
-claro que sí, vente. -tomé su mano y nos dirigí a la cocina, emocionado.
***
-vamos, dime cuánto gastaste en todo esto. -insistió nuevamente.
-No te lo voy a decir.
-Sabes que no necesitas gastar tanto en mí. -insistió.
-Esta es una situación que se lo merecía, así que no tienes que preocuparte por cifras, solo disfruta la velada. -alcé mi copa de vino. -Hoy es nuestra noche.
-está bien, pero no lo vuelvas a hacer.
-eso ya lo veremos. -le guiñe un ojo, me puse de pie y le extendí una mano. -¿Quieres bailar?
-acabamos de comer...
-el baile te ayudará a que digieras la comida.
Ella suspiró, pero tomó mi mano. La música suave siguió sonando del tocadiscos. Nos balanceamos lentamente al ritmo de la canción, apegue nuestros cuerpos y disfruté del calor de tenerla cerca. Le sonreí viéndola fijamente y admiré cada una de sus facciones. Fijándome hasta en el más mínimo lunar en su rostro, tatuándomelo en la cabeza mentalmente.
Uno bajo su labio, otro al comienzo de la línea de cabello a su lado izquierdo. Tenía algunos puntitos en la frente, quizá marcas que dejaron granos de adolescencia. Pestañas ligeramente largas, ahora mismo bien maquilladas, sus labios prácticamente libres de labial y sus pupilas dilatadas.
-eres preciosa Juli. -Fue lo que salió de mis labios.
-¿qué tanto? -preguntó.
-como nadie más en este planeta.
-¿qué tanto hice como para cautivarte de esta manera? -cuestionó.
-solo existir, con eso me bastó para caer por ti.
-Yo caí ese día en el que me devolviste mi hoja de horario.
-¿de verdad?
-no, creo que fue cuando cruzaste la puerta de mi primera clase en la Uni. -bromeó y soltó una risita.
-yo deslumbró en cualquier lugar al que entro.
-En ese entonces me parecías muy exótico.
Reí fuertemente.
-¿ahora no te lo sigo pareciendo?
-Solo te pareces al amor de mi vida.
-oh, esas son fuertes declaraciones, Julissa Kinsely.
-no puedo negarte que dudo encontrar alguien que me lleve al vacío tanto como tú.