Entre Nosotros (sc Libro 0.1)

30. Adam

Demian

El coraje que sentía después de haber escuchado lo que mi padre le dijo a Julissa lo tenía atorado en la garganta desde hace varios días. He intentado contenerme por ella, porque no quiere más problemas y además que ahora mismo no se encuentra al 100% bien de salud y debo estar a su lado. Sin embargo, las ganas de darle un puñetazo a mi padre seguían ahí y sé que si lo vuelvo a ver, no dudaré en propinarselo. Creí que le sería suficiente con dejarme casi desamparado, pero ya veo lo oscura y podrida que está su alma.

-Parece estable, se acaba de quedar dormida, pero creo que lo ideal es que hables con el médico que la está revisando para que le de algunas vitaminas. -El señor Kinsely me informó en cuanto salió de nuestra habitación. Dejó su estetoscopio a un lado y se sentó en el sillón frente a mí.

-le llamaré a ver qué me dice.

-Me preocupa un poco ¿ha estado todo bien? ¿Su alimentación? ¿Su estado de ánimo?

-He seguido todas las instrucciones del doctor, siempre cocino y compro lo mejor para que coma e intento que no se estrese con la universidad o demás cosas pero...

-¿pero qué?

-Fuimos a ver a mi padre hace unos días, pasamos una mala experiencia.

-¿qué sucedió?

Dudé largo rato en si debería contarle al respecto, pero su mirada fija en mí me dio a entender que no iba a permitir que evadiera su pregunta. Aunque a Juli no le vaya a contentar mucho el que lo diga, igual pienso que decírselo a su padre no estaría mal, de todas maneras confía más en él últimamente.

-le ofreció dinero para que se deshiciera del bebé... -confesé con bastante rabia.

-¿por qué haría eso?

-porque cree que tiene el control de mi vida. Nunca le gustó el hecho de que tuviera pareja. Incluso dijo que Julissa solo estaba interesada en mi dinero, cuando evidentemente no es así.

-Imagino lo que sintió cuando le dijo eso. -me respondió apretando uno de sus puños. -No sé cómo se atrevió siquiera a pedirle algo así.

-Intento no sacar el tema, pero creo que eso la ha afectado un poco.

-creo que confío lo suficiente en ti para que la ayudes a olvidarlo. Sé cuánto te quiere. -me dijo con voz totalmente tranquila.

Le sonreí ligeramente.

-haré mi mayor esfuerzo.

***

-Juli... ¿Qué haces despierta? -abrí ligeramente los ojos y observé a mi novia sentada en la orilla de la cama.

-perdón, no quería despertarte, es solo que tengo náuseas otra vez. -me informó dándome la espalda.

-¿Qué hora es? -pregunté aún con voz ronca mientras me alzaba sobre mis codos.

-las 3 y media.

-¿quieres que te lleve al hospital? -me acerqué a ella y acaricié su hombro.

Negó con la cabeza.

-Ya se me calmaron.

-ven acá. -La jalé con sumo cuidado devuelta a la cama e hice que se recostara en mi pecho.

Nos cubrimos con la sábana y acaricié su cabello. Hacía bastante frío hoy, sus manos estaban heladas, más de lo normal, pero su cuerpo estaba cálido. La abracé para darle más calor y calma para que pudiese dormir pronto aunque eso implique desvelarme un rato. Ahora mismo tengo que dar más del 110% de mí.

-Demian. -me llamó en un susurro.

-dime. -respondí sin dejar de acariciar su cabeza.

-¿de verdad tanto odia que esté contigo?

-Lo que odia es que ya no tiene nada con qué controlarme, gracias a ti, ya corté todos esos hilos que me tenían atados a él. -respondí sabiendo que hablaba de mi padre.

-No sé si eso me contenta de un todo.

-Ya no te preocupes más por él.

-Es que... llegar al punto de pedirme algo como eso... aunque me diera toda su fortuna no sería capaz...

-lo sé y yo tampoco permitiría que lo hicieras.

-De verdad que es un monstruo.

-lo es. -confesé bastante cansado. Hubo silencio por unos minutos. Lo único que podía escuchar eran un par de ruidos de ciudad y la respiración tranquila y pausada de Juli. La llamé después de ese silencio, sin saber si se había dormido.

-¿mmm? -respondió.

-No seré como mi padre, jamás repetiré sus patrones de crianza de mierda, ni trataré a ninguno de mis hijos así, si alguno le pasa lo mismo que a nosotros, prometo que no reaccionaré igual, ni les daré la espalda, nunca.

-Él jamás será ni la mitad de bueno que tú. -alzó la cabeza y me miró. -Sé que serás un excelente padre para Adam.

-creí que no nos habíamos decidido por un nombre. -sonreí ligeramente.

-Ya lo decidí. Ese será. -dijo con total seguridad.

-Adam Roberts... -Hice una pausa y sonreí cerrando mis ojos. -Me encanta.

Se acomodó nuevamente en mi pecho y se abrazó aún más.

-si más adelante tenemos una niña, quiero que se llame Lucila.

-¿Lucila? -abrí mis ojos.

-Como tu abuela. -La sentí sonreir sobre mi pecho. -Y le podremos decir Lucy. Si el abuelo sigue con nosotros, sería un buen regalo de agradecimiento.

-sí, quería mucho a la abuela...

-¿te gusta la idea?

-Me encanta y seguro que al abuelo también. -Me giré en mi lugar y me acomodé hasta estar a su altura. Observé su rostro entre la oscuridad. No necesitaba tanta luz para admirarla. Le dejé un suave beso y nos quedamos así, viéndonos con una sonrisa hasta dormir nuevamente.

Unas semanas después...

-¿por qué esa cara de muerto? -Carl me preguntó, ofreciéndome un café.

-No he podido dormir muy bien que digamos las últimas semanas.

-¿Tu vida de casi padre te mantiene ocupado?

-se podría decir que sí. -tomé el vaso que tenía enfrente y le di un sorbo. -estudio, entreno, paso al pendiente de mis cuentas y negocios y cuido de Juli al mismo tiempo. Se está haciendo una rutina un poco pesada.

-no puedo ni imaginarme estar en tu situación.

-Es difícil, sí, pero no es nada que no pueda afrontar. Lo que más me pesa es no poder dormir mis ocho horas diarias. Me pone de mal genio cuando no lo hago.

-eso explica tu cara de culo desde que me viste llegar. Pasar de "niño de papi" a "papi de niño" es un cambio brutal.




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