Entre Nosotros (sc Libro 0.1)

31. Pequeño Angelito

Julissa

Estar sedada era muy extraño, veía todo borroso y mi mente estaba casi completamente en blanco al igual que el techo del quirófano. Noté dos Demian a mi lado, tomando mi mano y por alguna razón me dio algo de risa, pero no pude reír. No sentía mi cuerpo en su totalidad y tenía mucho sueño, sin embargo, no me dejaban cerrar los ojos. Llevaba una máscara de oxígeno en la cara y me parecía muy incómoda, no me podía mover con total libertad ahora mismo y apartarla.

Escuchaba a doctores hablar, mas no lograba entender casi nada de lo que me decían, yo solo estaba esperando una cosa y eso era ver a mi bebé. Me tomó por sorpresa el que me dijeran de mi situación y me dio bastante pánico escuchar lo de la cesárea, pero al saber que mi padre y Demian estaban alrededor, me tranquilizaba. Esto era por mi bien y por el de Adam. Tengo que ser positiva y esperar lo mejor. Así podremos ambos salir juntos de este horrible hospital con olor a alcohol clínico.

-ya está, veo al bebé. -escuché, fue lo primero que pude entender entre todos los murmullos.

-¿ven a Adam? -pregunté de manera lenta y pausada.

-sí, cariño, ya casi conoceremos la linda carita de nuestro bebé. -Demian me dijo y besó mi mano. Sonreí inconscientemente. Desearía poder ver que estaba sucediendo, una barrera tapaba la vista desde mi pecho hasta abajo, solo podía sentir una incomodidad en mi vientre.

-Adam está naciendo. -dije.

-Sí y lo estás haciendo muy bien, Juli.

Escuché más murmullos que no comprendí, la voz de mi padre resonó por ahí, miré a Demian y ya no me estaba mirando, ahora veía hacia el resto de la habitación. Su rostro se encontraba cubierto por una mascarilla, pero en sus ojos se reflejaba todo, está preocupado.

-¿por qué no está llorando? -lo escuché preguntar.

-Hay que llevarlo a una incubadora con oxigeno. -una persona dijo.

-Yo me encargo. -Otro desconocido habló.

-yo suturare.

-Déjeme lo ayudo.

-Todo va a estar bien. -Esta vez sí entendí lo que mi padre dijo.

-¿dónde está mi bebé? -pregunté y mis ojos picaron, mi corazón se aceleró e hice el ademán de querer levantarme de ahí.

-tranquila, respire. Vamos a sedarla totalmente para que pueda descansar. -una enfermera dijo a mi lado con una inyección en la mano.

-¡quiero ver a mi bebé! -exclamé alterada.

-Juli, mírame, mírame, tranquila. -Demian tomó mi rostro entre sus manos. Aunque intentaba estar calmado, en sus ojos no había nada de calma. Intenté resistirme, sentí cómo me inyectaban algo y a los pocos minutos me quedé completamente dormida sin saber qué sucedía.

Me desperté de nuevo, un poco mareada. Estaba nuevamente en una de las habitaciones del hospital. Bajé la mirada y vi a Demian dormido en una de las sillas plegables de visita, con su cabeza sobre mi regazo. Acaricié su cabello ligeramente y luego miré a mi alrededor. Intenté sentarme en la cama, pero sentía un ardor en mi vientre. aparté mi bata con cuidado y finalmente vi la sutura de la cesárea y no había ningún bebé cerca.

Recordé lo que escuché el el quirófano antes de que me sedaran y sentí mi respiración pesada nuevamente. Sacudí la cabeza de Demian bastante bruscamente hasta despertarlo. Él lo hizo casi de inmediato de manera asustada y se enderezó en su lugar, aturdido.

-¿qué pasó? -preguntó confundido.

-Adam... -fue lo que pude decir y de repente sentí ganas de vomitar, pero me aguanté. Odio la maldita anestesia y sus efectos.

El escuchar el nombre de nuestro hijo, lo hizo reaccionar y despertar por completo, mas solo bajó la mirada y se quedó callado.

-¿Dónde está, Demian? nuestro bebé... -no se movió. -habla por favor... -supliqué con la voz casi rota.

-No lo sé... no me han dicho nada. Ni siquiera me han dado la oportunidad de verlo...

-¿nada? -pregunté y negó con la cabeza.

-¿hace cuánto estoy dormida?

-Unas horas quizá...

-¿de verdad no has sabido nada?

-Tu papá está consiguiendo información, pero lo llamaron de emergencia, creo que sigue en medio de una cirugía... Samuel, los chicos, Nelly y tus hermanos han venido a verte, aunque no los han dejado pasar todavía.

-¿mamá?

-Solo ella ha podido pasar además de yo. Mi abuelo también ha llamado varias veces para saber de tu estado.

-¿puedes llamar a mamá?

-claro, iré a decirle que ya despertaste. -asintió y besó mi frente para luego retirarse de la habitación. Mamá llegó al poco tiempo después y como toda profesional, a pesar de estar fuera de servicio en estos instantes, llamó a una enfermera que le llevara los utensilios necesarios para revisarme ella misma. Aunque me dijo que estaba bien, no me encontraba menos inquieta. Solo quería saber de mi bebé.

Las horas transcurrieron. Pude ver a mis amigos y hablar con el abuelo de Demian, pero seguía con la mente en Adam. Tuve mucho cuidado, fui a todas mis citas médicas e incluso hice una dieta muy nutritiva para que todo saliera bien y aún así esto sucedió y ahora solo puedo intentar mantenerme relajada y desvanecer este dolor en el pecho que sentía.

Al ver a papá luego de tanta espera, me dio mucha esperanza de recibir información de mi hijo. No había nada que descifrar en su rostro cansado. Estaba serio cuando entró en la habitación, en donde mamá, Demian y yo éramos los únicos dentro. Traía una silla de ruedas consigo y me miró inmediatamente dejó la silla al lado de la camilla.

-¿qué sabe? ¿Le dijeron algo? -Demian preguntó con poca calma. Miré a papá con las mismas dudas en la mente.

Papá suspiró y se sentó en la orilla de la cama, justo a mi lado. Tomó mi mano libre de catéter y luego le indicó a Demian sentarse también. Él hizo caso sin despegarle la mirada de encima.

-Me dijeron que pueden ir a verlo, pero...

-¿pero qué papá? -dije.

-dejó de respirar hace media hora...

-no... no es posible... no es cierto... no... -balbuceé sin parar.




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