-Andrea- vuelve a nombrarme, aunque esta vez no fue una pregunta, ya se había dado cuenta que sí era yo.
-¿Gian?- digo sonando dudosa, aunque claramente sabía que era él, su voz, sus suaves dedos rozando con mi piel, su perfume que me ha tenido enamorada desde que lo conocí.
-Es bueno ver qué no me has puesto un apodo de animal o alguna cosa repugnante- dice seguido de una carcajada ronca que me hace estremecer todo mi interior.
Al ver que quería sacarme conversación actúe ágilmente.
-Si, no soy de esas despechadas que te pone apodos vergonzosos, además que mi agenda no me permite estar malgastando mi tiempo en pensar boberías.- respondí cortando el rollo que quería formar entre nosotros.
Abrió la boca para querer decir algo, mas no le di tiempo de decir nada.
-No te preocupes, si te molesta le pido a la asistente de vuelo que me cambie de asiento.-dije, sabiendo que sería incapaz de soportar estar a su lado 1 hora ¡Mucho menos 12!
-Para mí no es molestia, así aprovechamos para limar asperezas, espero que tengas la madurez suficiente para poder entablar una conversación sin discutir.-me respondió en una clara provocación, aún recuerda que soy necia y orgullosa, y ante esa provocación me quedaría.
-No tengo problema- le respondí poniéndome los audífonos para ver Harry Potter y El prisionero de Azkaban, mi película favorita de todos los tiempos, ignorando a mi acompañante por completo.
No soy conciente de cuánto tiempo pasó, al parecer me quedé dormida.
Me despertó la llamada de la asistente de vuelo que me traía el almuerzo. Lo acepté y cuando estaba a punto de dar el primer mordisco mi acompañante hace acto de presencia.
-Tu mamá no te explicó que es de mala educación comer cuando el otro no ha empezado.-su voz tiene un ligero tono juguetón, lleno de coquetería barata.
-Mi mamá no ha estado los últimos siete años.-dije queriendo que se sintiera incómodo.
-Lo siento, lo había olvidado. ¿Cómo lo están llevando tú y Alli?
-Bastante bien, muy bien- corregí con ironia.- En mayo, me dijeron que por culpa de mi ex, acababa de perder un embarazo y había un 90% de que no podría ser madre nunca más y en julio me llaman el día de mi debut para contarme que me quedé a cargo de mi hermana pequeña y tuve que abandonar mi pasión porque éramos las dos solas y las cuentas no se pagan solas, sin tiempo para asumir que en menos de tres meses había perdido todo lo importante en mi vida, mi pareja, la posibilidad de ser madre, a mí familia y la oportunidad de seguir mis sueños, y mucho menos de poder asimilar el duelo, ¿Por qué? Porun estúpido hombre hormonal que no se controló y me partió el corazón, por un mal nacido borracho al que no sé a quién se le ocurrió darle una licencia de conducir y un camión para que manejara, porque a nadie le importa lo que me pase y piensan que por minimeses que le ocurren la vida no es justa… y tienen razón la vida no es justa.- solté todo lo que llevaba cargando por 7 años, se sintió espectacular, sé que el accidente no fue culpa de él, pero me molesta muchísimo que piense que después de lo que me hizo va a llegar un día de la nada y todo va a volver a ser como antes, cuando dudo muchísimo que pueda rehacer mi vida en algún momento, una niña de 13 depende de mi en su totalidad y no puedo distraerme con nadie, además que no creo en las segundas oportunidades, son como leer el mismo libro dos veces, termina igual.
Siento el calor de sus dedos en mi cara, me estaba limpiando las lágrimas traidoras que no sé en qué momento comenzaron a salir a chorros sin intención de detenerse.
Desde pequeña siempre me ha pasado esto, no puedo expresar lo que siento sin llorar, aunque hace años no lo hacía, debo aparentar una persona fuerte para salir adelante, no muestro mis verdaderos sentimientos con nadie.
A pesar que han pasado siete años desde que terminamos, él aún tiene ese poder, me hace decir todo lo que siento, porque me siento segura en sus brazos, me hace sentir que nunca me traicionará, aunque ya me di cuenta que es solo una carátula, ya que en la primera oportunidad se metió con otra.
Me mira llorar en silencio, hasta que de un solo movimiento me acercó a su hombro para que llorara, me dio un beso en la frente pasando su mano como un peine por mi cabello. Se sentía tan bien que no opuse y me permití llorar.
No sé cuánto tiempo pasó para lograr calmarme. Me separé de él sonrojada al darme cuenta que me dejé llevar y me acomodé en el asiento tomando un largo trago de agua para dejar de sollozar.
Él no me quitaba la mirada mientras me calmaba. Me dio mi tiempo para reponerme y cuando lo hice me habló con voz temblorosa.
-¿Íbamos a tener un bebé?- asientí en respuesta, mi voz no salía aún.
Pude ver como sus ojos cafés se llenaron de lágrimas deseosas por ser derramadas. Me partía el corazón, pero debía enterarse tarde o temprano, el hijo no lo hice yo sola, lo sufrí en silencio por mucho, los únicos que sabían todo eran Mat y Luna, me sentía mala madre, no me había dado cuenta de mi embarazo y por molestarme lo asesiné.
-¿De cuántas semanas estabas?-me cuestionó mientras una lágrima bajó por si rostro. Por impulso la limpié y besé por dónde bajó.
-Estraba entrando en la semana 20. Antes de que lo preguntes, no, no era conciente del embarazo hasta que lo perdí, sí, probablemente la peor madre de la historia, pero como estaba cambiando de anticonceptivos me dijeron que era totalmente normal que mi periodo no llegara en algunos meses y me confié.
-No fue tu culpa en lo absoluto, ambos éramos concientes de lo que hacíamos y lo perdiste después de ver… ya sabes…- Que te estabas revolcando con Alicia, sí- lo interumpí. Asintió confirmando nervioso.
Miré el reloj y aún faltaban 7 horas, el tiempo no pasaba, admito que aún lo amo, pero no puedo confiar en él, la última vez que lo hice me lastimó demasiado, así qur a partir de ahí no espero nada de él, es mejor estar sorprendida que volver a desepcionarme.