Entre notas y amor

Capítulo 4: ¿Una boda?

Andrea

Quiero pensar que todo esto es un sueño, no entiendo nada. Quiero hablar pero la voz no sale. ¿Casarme con él? ¿Cómo es esto posible? ¿Quién dijo todo esto? ¿Cómo es que él está tan tranquilo con todo esto?

-¿Me estás tomando el pelo, verdad?- digo muy nerviosa, aún en shock.

-No, nunca he estado hablando más en serio en mi vida.- dice con una serenidad que asusta.

-A ver si entiendo. ¿Estás diciendo que nos casemos así porque sí?- pregunto asombrada.

-Primero, Espartaco, fuiste tú la que empezó todo esto. Debes calmarte.- dice acercándome a él para abrazarme.

¡Dios santo! Su perfume me vuelve loca, sentir el calor de su cuerpo y el toque fuerte pero delicado de sus manos me hace experimentar cosas que no recordaba. Podría vivir así, abrazada a él, durmiendo su corazón.

Repuesto mi cabeza a él mientras respiro profundo. Sabe qué hacer para relajarme, me conoce demasiado bien.

-Tenemos 27 años, por Dios, ¿Nunca vas a dejar de decirme Espartaco?- digo cambiando el tema.

-Nunca, Espartaco- al decir eso me saca una sonrisa.

-Bueno, no quiero obligarte a nada, lo mejor para ambos es casarnos, aunque sea por mera formalidad, piénsalo bien, nos beneficia a los dos. A ti te da estabilidad económica y dinero de sobra para hacer lo que quieras, además que al ser mi esposa muchas puertas se abrirían. No te obligaré a nada que no quieras, ni mucho menos a que te portes amorosa conmigo, aunque si lo deseas no me opondré.- dice encogiéndose de hombros y sonriendo.

-Y si en algún momento deseas divorciarte para empezar una relación amorosa no me opondré. Incluso saldrías beneficiada económicamente.

Sus palabras me dejan pensando. Tiene razón en lo que dice. Aún me quedan dudas, todo no es así de bonito. Si me caso con un famoso no podré ir ni a la esquina sin que me acosen los paparazzi, y la atención no es algo que me guste mucho. Me gusta mi privacidad.

-Mejor hablamos de esto después de dormir, te parece.- dice frotándose los ojos.

No me había percatado de que eran las 4 de la madrugada y veníamos de un vuelo de 12 horas. No habíamos descansad nada y nos esperaba un día largo.

Me suelto de su abrazo para ir y vestirme. Estaba con una bata de baño. Así que abrí la maleta y saqué mi pijama. Unos shorts súper cortos y una blusita casi transparente con diseño de Shin Chan. No me gusta El anime pero este es una excepción.

Mirándolo bien no es nada apropiado para dormir con alguien, así que tomé una de sus camisas y me la puse junto a los shorts junto a unas medias de gato negro que tengo. Me recogí el cabello y me acosté del lado izquierdo de la cama.

Intentó agarrar la sábana y veo que la tiene enredada, intento despertarlo y es en vano, duerme como piedra.

Derrotada me hago bolita para conservar algo de calor y después de mucho esfuerzo me duermo.

Los primeros rayos del sol se cuelan por la ventana despertándome. Siento algo que me está envolviendo por completa. Gianmarco me tiene abrazada, nuestras piernas están entrelazadas, su mano está sobre mi cintura y su cabeza en el hueco de mi cuello.

Siento su respiración en mi nuca que hace que me erice por completo. Se siente tan bien que dan ganas que estar así de por vida. Me gustaría mucho amanecer así todas las mañanas. Con él.

Su mano comenzó a acariciar mi espalda estremeciendo todo mi ser. Señala uno de mis tatuajes, un pequeño corazón en el hombro y lo besa.

-¿Este es nuevo?- pregunta sin dejar de señalar el lugar.

-Si, hay muchas cosas nuevas de mi que no conoces.-digo safándome de su agarre y sentándome en la orilla de la cama.

-Pues muero porque me las enseñes una por una.- dice mirándome.

-Bueno, iré preparando el funeral, si quieres más tarde escojemos a los invitados junto.- le respondo mientras me levanto para ir al baño.

Él me invita queriendo entrar junto conmigo, por lo que termino tirándole la puerta en la cara y poniendo seguro.

-¿De cuáles invitados hablas, los de la boda?… Será un honor para mí, señora Moretti- me contesta haciendo que recuerde el inconveniente que yo provoqué. ¿En qué carajos estaba pensando?

-Aún estoy pensando si va a haber una boda, así que no te ilusiones, no va a ser tan fácil convencerme.

Pasa un rato y lo escucho a lo lejos hablar por teléfono sin entender nada de lo que dice. Me centro en mi música mientras me baño.

Al terminar me percato que viene sin la ropa que me voy a poner, aunque con lo bien que empezó el día, lo mejor va a ser volverme a acostar y ver algunas películas en la tele. Me pongo la bata de baño y salgo escurriendo agua.

-¡Pagaría por ver esto todos los días!- dice al verme.

-Pues dejar de burlarte, en estos años es obvio que me voy a descuidar, parezco mapache. ¡Mira estas ojeras! ¡Dios santo!

-No es burla, por más que te descuides no vas a dejar de encantarme.- susurra en mi oído, para después dejar un beso casto en mi cuello.

-Bueno, me voy a bañar y cuando salga debes tener tu mejor ropas para la playa, con un traje de baño decente, vamos a disfrutar esta belleza de hotel.

No presto atención a nada más. Voy a mi maleta, que por cierto Luna no me dejó empacar, no tengo idea de qué habrá echado, aunque conociéndola no debe ser ropa decente. Al abrirla veo la ropa habitual y alguna ropa que fue obra de ella.

Veo un bikini, ella sabe que odio vestirme con bikinis por algunas várices que tengo, son por genética, toda mi familia tiene, aunque las mías son pequeñas no me gustan, no es normal.

Casi nunca voy a la playa ni a piscinas, por lo mismo, no me gusta mi cuerpo para nada, me siento muy incómodo con él.

Me acuesto aún empapada y llamo a Luna para reclamarle y hablar con ella, hace varios días no sé de ella, cosa que es extraño, siempre sacamos tiempo para la otra.

Da varios tiembres y cuando casi voy a colgar por fin responde.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.