Cierro los ojos y de todos modos su presencia aún parece permanecer.
Este tormento no puede desaparecer ya que está empeñado en quedarse con esa fuerza innata con la que se aferra el pasado doloroso.
Nunca me diste el espacio para volver a empezar, siempre me quedaba sin poder hablar. ¿Quieres decirme qué se siente? Porque mis emociones han muerto desde ese día.
Dime, por favor. Las horas pasan y ya no resultan días, solo momentos que se iluminan y apagan.
¿Acaso está prohibido?
Tenía esperanza que me hicieras resurgir, que me dieras ese pequeño escalón para volver a empezar, pero allí terminó mi espera... Con esa soledad inevitable.
Aprieta mi cuello y presiona fuerte para que sea capaz de comenzar.
No quiero volver a ver mi rostro, quiero volar.
No quiero sentir mi cuerpo, quiero desvanecer.
Aunque digas lo que digas, no quieras quitar tu carga diciendo que quisiste ayudar, ya que me dejaste ir. No me dejaste resurgir y así, cada vez que repetías esas palabras, mis alas se consumieron en un desesperante silencio.