Entre párrafos y letras

En camino de descubrirme a mi misma

Antes de ser quién soy, tuve que ir experimentando varios escenarios en mi vida.

Mi auto descubrimiento fue un camino bastante largo, las personas solemos cambiar a medida que vamos madurando, algunos gustos aparecen por poco tiempo y otros se quedan para siempre, forjando nuestra personalidad ante el mundo, siempre ligado a los valores que nos han inculcado desde que aprendimos a tener consciencia.

En cierto modo es un escape, disfrutar de tus hobbies y sumergirte en lo más profundo, en busca de algo que te guste para liberar serotonina. El ser humano necesita dedicarse a actividades extras por excelencia para liberar el estrés, todos somos buenos en algo, solo hay que descubrir en que.

Cuando era una niña de ocho años intenté muchas cosas antes de dedicarme a la escritura. Primero practiqué gimnasia rítmica, llegando a competir varias veces, pero debido al horario tan extenuante que manejaban en la escuela primaria donde estudiaba me era imposible mantener el ritmo ya que las prácticas eran constantes, solo llegué a bailar con pelota, aro, cuerda y manos libres, siempre quise usar la cinta. Sin embargo, el cansancio y el dolor corporal que tenía era mucho mayor, por lo que termine abandonando ese sueño. Años después incursioné en el canto pero me di cuenta que no era lo mio y en cierta parte me desmotivé, también hice modelaje, hasta que en mi adolescencia trabajé como fotógrafa porque tenía una cámara Olympus SP 810UZ que me regaló mi papá una navidad, supe sacarle bastante provecho.

Conforme transcurría el tiempo, fui creciendo, descubriendo nuevos gustos y estilos.

Desde siempre me han visto como la «rarita» del salón por tener gustos no tan convincentes al ojo publico. Ya saben, consumir entretenimiento de origen asiático en general, como anime, kdramas y kpop a mediados del dosmil once no era algo visto como cool, en comparación a como es hoy en día dónde la fanaticada ha ido en aumento considerablemente. Es bastante gracioso que aquello por lo que la gente me despreciaba ahora esté a la moda. En una era dónde a los jóvenes les encantaba escuchar reguetón, a mi me gustaba escuchar diversos géneros musicales, comenzando desde el rock y el metal, hasta lo más delicado de las baladas o los sonidos tan pintorescos como el kpop. Aclaro que no soy una persona que denigre otros géneros musicales, simplemente los disfruto sin herir los gustos de nadie.

Considero que siempre he sido una persona muy abierta culturalmente, eso lo he preservado durante mi crecimiento a la adulta que soy hoy en día.

En ese entonces, era increíble que la gente me molestara solo por ser yo.

Jamás busqué agradarle a nadie, no tenía sentido estar desgastando mis fuerzas por algo como eso, con el tiempo hice buenas amistades, quienes me acompañaron en esos días de adolescencia. Recuerdo que una de ellas me recomendó leer Cincuenta Sombras de Grey, claramente no era la epítome de la sabiduría, ni de la literatura, pero al menos era diferente a los fanfics que leía con anterioridad, eso es algo que les contaré más adelante cuando les narre como despertó mi interés en la escritura.

Durante el bachillerato tuve la idea de estudiar Medicina, por cosas del destino no pude ingresar, estaba desesperada, veía como otros compañeros avanzaban y se inscribían en la carrera de sus sueños. Para apaciguar la frustración me inscribí en un curso de Inglés, siempre quise aprenderlo a la perfección, así que fue una buena inversión, luego de un año me llamaron de una de las mejores universidades del país para darme la noticia de que había sido seleccionada para estudiar Odontología, me inscribí sin muchas ganas a pesar de que era mi segunda opción.

Me tocó residenciarme en lo que inicié, puesto a que la universidad quedaba en Valencia, a una hora de distancia del pueblo donde nací y crecí. Cuatro de las amistades que conserve de mis días de adolescencia prácticamente me acompañaron durante esos días, cada uno con carreras diferentes, pero con el mismo objetivo. Hoy en día estoy en mi último año académico, a pocos meses de convertirme en Odontólogo, no me arrepiento de que los planes de Dios hayan sido diferentes, he aprendido muchas cosas y también he ayudado a personas muy necesitadas, devolviendoles las ganas de sonreír.

Hay personas que creen que los dientes no son importantes, que solo sirven para masticar alimentos, la realidad es que va más allá, repercutiendo a nivel psicológico y social. Una buena salud bucal genera un gran impacto en la salud integral de cada individuo, es un placer brindar mis conocimientos teóricos y prácticos en un ser humano que llega a la consulta con dolor, miedo y otras patologías subyacentes.

Muchos años leyendo, estudiando y llorando, donde muchas veces llegué a pensar que no podía más no han sido en vano, es una profesión que me ha forjado de carácter y mucha independencia a la hora de resolver cualquier circunstancia.




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