Edward
En el mundo de las finanzas, hay dos tipos de proyectos: los rentables y los románticos. Este, sin duda, es del segundo tipo. Y, en teoría, debería evitarlo.
Pero entonces vi a Élodie Marchand bailar.
No soy un experto en danza, pero reconozco el poder cuando lo veo. Esa mujer domina el espacio como si lo hubiera inventado. Cada giro suyo parece una amenaza disfrazada de arte. Lo que no me esperaba era su carácter.
—No pienso modificar la estructura del segundo acto para complacer a alguien que ni siquiera entiende lo que significa un pas de deux —me suelta el segundo día, con los brazos cruzados y una mirada que podría partir diamantes.
—Y yo no pienso invertir medio millón de euros en un espectáculo que no me deja opinar en absoluto —le respondo con la calma de quien negocia fusiones millonarias antes del desayuno.
—No es un negocio. Es arte.
—Precisamente. Y el arte necesita recursos.
El estudio entero guarda silencio. Los bailarines no saben si deben aplaudir o salir corriendo. La tensión entre nosotros es palpable, eléctrica. Pero debajo de esa hostilidad, hay algo más. Algo que no logro descifrar… todavía.
Pido que me enseñe parte de la nueva coreografía. Solo yo, sin prensa, sin productores. Quiero entender por qué esta mujer está dispuesta a desafiar a todos por su visión. Accede, a regañadientes. Durante la sesión, noto cómo me observa por el rabillo del ojo, como si intentara decidir si soy un enemigo o una amenaza menor.
—¿Por qué invierte en esto? —me pregunta cuando termina, sin mirarme directamente.
No se lo digo, pero hay algo en ella que me recuerda a mí mismo, hace mucho tiempo. Cuando aún creía que las cosas podían hacerse por belleza y no por beneficios.
—Digamos que me gusta apostar por el talento —respondo con una sonrisa ambigua.
No le agrada mi respuesta. Me lo deja claro con un giro brusco y el ruido de sus zapatillas contra el suelo.
Ella me detesta. Y yo… no estoy seguro de querer lo contrario.
Pero sé esto: hay una historia aquí que merece ser contada. Y yo voy a formar parte de ella, le guste o no.