Entre pasos y promesas

Capítulo 16: Sin contratos, sin condiciones

Edward

Han pasado tres días desde el estreno. Tres días en los que no he hecho llamadas, ni revisado correos, ni mirado los mercados. París tiene un efecto extraño en mí, o tal vez solo Élodie.

La función final se siente aún más intensa que la primera.

No por la técnica. Sino por la libertad.

Ella brilla. No por mi inversión. No por el dinero. Por su alma.

Cuando cae el telón y el teatro se pone de pie en una ovación unánime, no me muevo. Solo la miro, con el pecho ardiendo y los labios cerrados para no arruinar el momento con palabras vacías.

Horas después, caminamos por la ribera del Sena, en silencio.

—He recibido una propuesta para llevar la obra a Londres —dice de pronto—. Y quiero aceptar. Pero necesito control total. Coreografía, producción, elenco…

—Entonces lo tendrás —le digo—. Y si necesitas ayuda con logística, contactos, lo que sea, estoy dentro. Pero esta vez…

—¿Sin condiciones? —pregunta, con una ceja alzada.

—Solo una —respondo, deteniéndome—. Que me dejes estar a tu lado. Sin querer cambiarte.

Ella sonríe, suave.

—Entonces firmamos el mejor contrato de todos —dice, extendiendo la mano.

Yo la tomo.

Y esta vez, el acuerdo no necesita firmas.

Solo promesas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.