Entre pasos y promesas

Extra 1: Un sí entre bastidores

Edward

Nunca pensé que el día de mi boda se parecería más a una obra de teatro que a un acto social aristocrático.

Y sin embargo, aquí estoy.

Detrás del escenario del mismo teatro donde Élodie debutó con Fragments en Londres. Cortinas cerradas, luces apagadas, silencio total.

Hasta que ella aparece.

No hay música. Ni orquesta. Ni aplausos.

Solo ella, caminando hacia mí con un vestido blanco que no es tradicional… pero es exactamente ella. Ligero, etéreo, con una espalda descubierta que revela más que piel: confianza. Valentía.

—No creo que esto sea legalmente una boda válida si no hay un altar —dice, en voz baja, mientras sus dedos buscan los míos.

—Hay un juez en el camerino izquierdo —respondo—. Y Julian trajo los papeles. Incluso firmaste uno sin darte cuenta pensando que era una hoja de iluminación.

—¿Sabías que eres insoportablemente encantador cuando te pones sentimental?

—Y tú insoportablemente hermosa cuando no huyes.

Ella sonríe. El telón no sube esta vez.

Pero nuestras manos sí se unen.

Prometemos con palabras simples lo que ya llevamos meses practicando: respeto, apoyo, pasión, libertad. Prometemos seguir bailando, aunque la vida cambie de ritmo.

Nos besamos.

Y en lugar de aplausos, suenan las risas de los técnicos del teatro que nos observan desde la galería superior.

Mi esposa.

Mi bailarina.

Mi hogar.




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