Entre Planos y Corazones

33

La tarde comenzaba a caer con esa luz anaranjada que teñía las calles y hacía que todo pareciera más tranquilo, aunque en el rincón del parque al lado del colegio, la realidad era otra. Cuatro figuras masculinas se habían reunido a cierta distancia de las entradas principales, lejos de las miradas curiosas o de cualquier persona que pudiera pasar y notar su reunión.

Bratt, con su complexión alta y musculosa, cruzaba los brazos con una sonrisa algo sardónica. Su mirada era la de alguien acostumbrado a conseguir lo que quiere, aunque esa vez sabía que no había logrado más que un pequeño triunfo a medias. Era el exnovio de Seren con el que ella había durado más tiempo, y aunque la ruptura no había sido precisamente pacífica, ahora disfrutaba del efecto que había tenido en la pareja actual.

A su lado estaba Elías, ese joven con sonrisa de galán y actitud irónica que solía meterse en problemas con facilidad, y que siempre sabía exactamente qué decir para que los demás reaccionaran, sin importar si era bueno o malo. Había sido novio de Seren también, y aunque menos tiempo que Bratt, su relación había dejado un recuerdo fuerte.

André, el más altanero del grupo, con esa mezcla de arrogancia y encanto, no dejaba de hablar con esa voz baja y segura que lo hacía irresistible para muchas chicas, aunque para Seren había sido solo un capítulo más.

Finalmente, Leo, siempre con su gracia natural y sonrisa que desarmaba a cualquiera, completaba el grupo. Aunque había sido uno de los más cortos en la lista de novios, era uno de los que más disfrutaba del juego, no solo por Seren, sino porque siempre veía cada situación como una competencia personal.

—¿Sabían que Jareth anda llorando por ahí? —dijo Bratt con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. —Está perdiendo el control, y eso es justo lo que queríamos.

Elías soltó una risa seca y añadió:

—¿Peleas, celos, drama? Todo eso nos juega a favor. No es solo por nosotros, sino porque Seren se está dando cuenta de que no cualquiera puede tenerla.

André frunció el ceño, mirando a los demás.

—Yo no sé si lo que hicimos fue justo, pero esto es la escuela, no un cuento de hadas. Si Jareth no puede aguantar la presión, pues mala suerte para él.

Leo se encogió de hombros, su sonrisa se amplió.

—La cuestión es que Seren siempre termina con alguien que puede mantener el ritmo. ¿Quién dijo que ese era Jareth?

Bratt golpeó el banco con el puño y dijo con tono desafiante:

—Por fin se terminó esa relación de cuatro meses. Ya era hora de que le enseñaran quién manda aquí.

La charla continuaba, con risas, bromas y miradas que podían parecer inocentes, pero que llevaban un peso detrás. Se sentían triunfadores, habían logrado hacer lo que querían: romper la unión entre Seren y Jareth.

—¿Saben qué? —dijo Elías, dándose un momento para mirar al cielo que poco a poco se oscurecía—. Creo que nos merecemos un brindis por esto.

Los demás asintieron y se rieron, como si festejaran un campeonato ganado.

—Que gane el mejor —añadió André, mirando a cada uno con una mezcla de desafío y camaradería.

Bratt levantó una ceja y agregó:

—Y que el que gane sea la que realmente pueda con Seren.

Elías se rio y señaló hacia la escuela a lo lejos.

—Porque está claro que no cualquiera aguanta el ritmo de Seren.

Leo sonrió con malicia.

—Así que preparémonos para la próxima ronda.

Se hizo un silencio momentáneo mientras el viento movía unas hojas secas, y cada uno miraba hacia el horizonte con la certeza de que este juego no había terminado. Que, en realidad, apenas comenzaba.

André, rompiendo la tensión, comenzó a contar algunas anécdotas de sus momentos con Seren, resaltando con sarcasmo las cosas que él hacía y que, según él, Jareth no podía igualar.

—Esa vez en la fiesta de bienvenida, ¿se acuerdan? —dijo con una sonrisa torcida—. Seren y yo nos escapamos del grupo y la llevé a dar vueltas por la ciudad, comprándole lo que quisiera.

Los demás se rieron, y Bratt comentó:

—Eso no es nada, ¿y cuando le regalé ese oso gigante de peluche? ¿Vieron la cara de Jareth?

—Claro, pero ninguno de nosotros tiene la ventaja que tiene él —dijo André, encogiéndose de hombros—. No tiene la plata para comprarle cosas, pero supo cómo engatusarla.

Bratt asintió y agregó:

—Porque aunque tuviera dinero, nunca podrá darle lo que nosotros le dimos a Seren.

La conversación se hizo más intensa, mezclando orgullo y rivalidad, con un deseo latente de recuperar lo que consideraban perdido.

—¿Quién creen que va a ser el próximo en intentarlo? —preguntó Elías con una sonrisa pícara.

—No sé —respondió Leo—, pero que se prepare porque nadie se lleva a Seren tan fácil.

Bratt miró a los otros con una expresión seria.

—La verdad, me sorprende que haya durado cuatro meses con ese tipo.

Los demás asintieron.

—Jareth no tiene nuestro estilo, ni nuestra liga —dijo André, riendo—. Pero hay que admitir que estuvo cerca.

Elías se levantó y dijo con una sonrisa maliciosa:

—Bueno, muchachos, la próxima vez que la veamos, hay que hacer que se arrepienta de haber dejado a uno de nosotros.

Leo levantó la mano en señal de acuerdo.

—A brindar por eso.

Bratt miró al grupo y repitió:

—Que gane el mejor.

Con esa frase, los cuatro se dispersaron lentamente, cada uno caminando hacia su destino con la misma mezcla de satisfacción y planes para el futuro. Sabían que, aunque Seren estuviera ahora con Jareth, la batalla por su atención y cariño no había terminado, y ellos no iban a rendirse sin luchar.

El sol de la mañana iluminaba los ventanales del colegio privado con esa luz clara y casi impersonal que parecía reflejar la perfección superficial de aquel lugar. Para muchos, era un refugio, un espacio donde el lujo y la comodidad parecían borrar las preocupaciones cotidianas. Pero para Jareth, la escuela era un campo de batalla donde cada pequeño gesto se convertía en un desafío, una prueba de resistencia contra una tormenta que él no había pedido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.