Entre Recuerdos Y Armas

“Ojos Verdes”

Capítulo 1.

Saliendo de la universidad me sentí realmente incomoda mientras caminaba con dirección al supermercado para hacer las compras del mes, tuve la impresión de estar siendo perseguida todo el tiempo. Siempre giraba la vista hacia atrás y aun cuando no veía a nadie sospechoso sentía lo mismo. 

"Esto es muy extraño", pero podría jurar que realmente no estoy siendo sugestiva, nunca lo he sido.

Doblo la esquina y al final de la calle veo el supermercado al que me dirijo con el logo de una lata de víveres en el título, dando cabida a una joven pareja, los cuales ingresan con un pequeño empujón a la puerta. Ingreso detrás de ellos y libero el aire de mis pulmones con suavidad al sentirme segura de repente.

Llego a la sección de refrigerados y tomando el carrito de compras en mis manos, me desplazo por todo el lugar tomando cajas y todo tipo de bebidas depositándolas luego en el mismo automáticamente.

Mi teléfono vibra en el bolsillo trasero del pantalón, lo libero de la prisión de mis ajustados bolsillos y clavando mi vista en la pantalla, sonrío mecánicamente al notar la palabra "Papá" en el identificador de llamadas.

—Hola papá —saludo con una sonrisa, aunque sé claramente que no puede verme— ¿Cómo estás? ¿A qué se debe tu ostentosa llamada telefónica?

Suelto una pequeña risa.

Le oigo reír del otro lado de la línea: 

—¡Hola Waverly! Hija mía, estoy muy bien, mi ostentosa llamada telefónica —repite citando las palabras que ya he dicho y podría jurar que está rodando los ojos desde el otro lado de la comunicación. Vuelvo a sonreír— se debe a que quería saber algo de mi querida hija, ya que siempre está demasiado ocupada para llamarme.

Exhalo un suspiro sonoro y vuelvo a sonreír.

—Lo se papá, lo siento —me excuso—. Pero es que la Universidad me tiene hecha un rollo y casi no me queda tiempo para nada, créeme, ser estudiante de intercambio hace poco y tener que ponerme al corriente con todo no es tan fácil.

Tomo un paquete de galletas de la despensa y doy un respingo hacia atrás al ver una mirada aceitunada del otro lado de la misma mirándome fijamente, jadeo con sorpresa y llevando ambas manos a la altura de mi pecho, exclamo un sonoro:

—¡Joder! —Retiro el móvil de la oreja— casi me matas del susto —hablo exaltada y con el corazón latiendo a mil.

Esos ojos, esos jodidos ojos verdes, no podían sino llevarme a recordar uno de los peores momentos de mi vida, aquel día fatídico en el que prácticamente mi destino dio un vuelco de 180º, por el que estuve a pocos instantes de perder el sentido —y la libertad— para ser exacta, en manos de esa insoportable presencia que marco la primera y próximas pautas de mi desgracia.

 

...

—¿Por qué tan asustada querida? ¿A que le tienes miedo? —me retó con la voz ronca, arqueando una de sus bonitas cejas pobladas hacia mi dirección.

Me quede callada, no encontraba las palabras necesarias para hacerme el refutar algo. El joven a mi lado se paseaba dolorosamente por toda la habitación clavando sus inconfundibles ojos verdes en cada acción ejecutada por mi cuerpo en el tortuoso proceso.

—¿Por qué sigues aquí? ¿Por qué estas empeñado en hacerme perder la cordura y la poca paciencia que te tengo? —le espete dándole frente intentando el no ceder a su imponente silueta oscura, apartada de la luz que para ese entonces había desaparecido por completo de mi ventana en aquel apagón del 2012.

Liberó una sonora carcajada y como si estuviera leyendo mis pensamientos, se dirigió hacia mí nuevamente con una sonrisa socarrona:

—Créeme Waverly, no es necesario que yo haga una acción mínima para que tu hagas exactamente eso —me tomó del mentón elevando mi rostro a la altura del suyo, clavando su intimidante mirada sobre mis ojos, ahora faltantes de aquel brillo característico—, perder todo tipo de raciocinio que las secuelas de la culpa que cargas te ha dejado dentro, querida y completamente ilusa Wavy, no me necesitas para que pierdas la cordura por tu cuenta.

 

...

Escucho una carcajada infantil incrustarse por ambos oídos y finalmente regreso a la realidad con un frenético movimiento de cabeza, del otro lado de la enorme despensa, un pequeño niño corre hacia su madre y ella lo recibe elevándolo por los aires en un movimiento rápido.

—Perdona —se disculpa una joven de cabello corto en ondas y piel aceitunada parpadeando varias veces hacia mi dirección—. Lamento mucho que Aries te haya asustado de esa forma. 

Esboza una mirada de completa desaprobación hacia el pequeño quien sólo se encoje de hombros.

—No hay cuidado —le digo descolocada, forzando una sonrisa hacia su dirección, sumergida todavía en esa sensación sofocante y llenada hasta al tope de recuerdos —de culpa y recuerdos.

—¿Estás bien? —me pregunta con el ceño fruncido en confusión escrutando detenidamente cada una de mis acciones.

—Sí, no te preocupes —llego hasta el final del pasillo de la sección de desayunos y finalmente guardo en el carrito una caja de cereal y pan de arroz antes de retirarme del lugar.

Me sumerjo en un profundo debate conmigo misma.

"¿Enserio Waverly? ¿Tenías que acordarte de él a estas alturas de la existencia? ¡Él no está aquí, y no volverá tampoco! ¿Qué pasa contigo hoy?" me digo mentalmente jurando que tuve que contener las intenciones de golpearme la frente con ambas manos.

¡Waverly! ¡Waverly! ¿Qué está pasando allá? —pregunta mi padre desde el móvil y yo nuevamente posiciono el auricular en mi oído para continuar con la conversación.

—Nada papá, tranquilo. Estaba terminando de hacer las compras y una joven y su pequeño hijo chocaron por accidente conmigo.

Cruzo hacia las cajas registradoras escuchando la voz de mi padre en un murmullo lejano del otro lado del móvil, la voz que prevalece en mi mente es la suya, ese asqueroso matiz vocal que lo único que me provoca es el arrojar verborrea viva estando cerca o lejos de su insolente persona. Su sólo recuerdo me descoloca, su sola presencia en mi vida me hace perder el poco raciocinio con el que todavía cuento, y eso me frustra, siempre he sido exactamente lo que él me ha dicho que he sido, ¡¡detesto que tenga razón siempre!!.



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En el texto hay: abandono, drama, experiencias de vida

Editado: 07.08.2020

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