💖🔥😂
Era lunes por la mañana y el aire en la universidad estaba cargado de café, apuntes y un leve aroma a tensión estudiantil. Zoe y yo habíamos decidido unir fuerzas para un proyecto de la materia de anatomía y programación avanzada: teníamos que crear un simulador de signos vitales interactivo que combinara conocimientos de enfermería y sistemas.
—Zoe… —susurré mientras revisábamos los diagramas en mi computadora—. Si conseguimos que este proyecto funcione, nuestras calificaciones subirán… y tal vez nuestra química también.
—Elian… —respondió ella con una sonrisa traviesa—. Concéntrate. Primero los signos vitales, después el “latido acelerado por pasión”.
Nos reímos, y en ese instante Claudia y Diego entraron al laboratorio improvisado que habíamos montado en la sala de estudio del apartamento. Claudia llevaba gafas gigantes y un bloc de notas como si fuera a auditar cada uno de nuestros movimientos.
—¡Alerta! —exclamó—. Este laboratorio de amor y caos necesita supervisión rigurosa. No quiero que nadie muera por exceso de química… ni de deseo.
—Claudia… —murmuró Zoe, mientras yo tomaba su mano bajo la mesa—. ¿Alguna vez vas a dejar de arruinar nuestros momentos de concentración?
—Jamás —contestó ella con una sonrisa pícara—. Además, Diego y yo también estamos aquí para probar nuestras propias teorías…
Diego sonrió tímidamente y asintió. Claudia, por supuesto, no dejaba de lanzarnos miradas cómplices, lo que hacía que cada roce de manos entre Zoe y yo fuera un desafío lleno de risas contenidas.
—Bien, equipo —dije, tratando de sonar serio mientras Zoe se acomodaba a mi lado—. Empecemos la simulación de signos vitales. Primero, debemos medir los pulsos…
Mi mano rozó accidentalmente la suya mientras ajustábamos los sensores de muñeca simulados. El contacto fue breve, pero suficiente para que ambos nos miráramos y nuestras respiraciones se entrecortaran.
—Parece que los signos vitales están fuera de rango —susurró Zoe con una sonrisa—. Diagnóstico: exceso de atracción.
—Confirmado —respondí, acercándome un poco más—. Necesitamos un tratamiento inmediato.
Claudia soltó un gritito de emoción:
—¡Ajá! ¡Esto era lo que esperaba! ¡Sesión de caricias mientras estudian!
—Claudia… —susurré entre risas—. ¡Cállate!
—No puedo —contestó ella—. Además, este experimento tiene resultados fascinantes: Zoe y Elian, 100% compatibles… y peligrosamente irresistibles.
Nos miramos y, entre risas y besos robados, entendimos que el proyecto universitario se había convertido en un laboratorio de deseo y diversión. Cada cálculo, cada sensor y cada línea de código se mezclaban con nuestras caricias, risas y susurros traviesos.
Mientras tanto, Claudia y Diego también comenzaron a acercarse, intercambiando sonrisas y pequeñas caricias entre risas nerviosas. Era como si el universo nos estuviera dando la oportunidad de explorar no solo conocimientos, sino emociones, química y pasión de maneras inesperadas.
Esa tarde aprendimos algo importante: el amor, la diversión y la pasión podían coexistir con responsabilidades académicas… siempre y cuando se aceptara un poco de caos, travesuras y risas en el laboratorio de la vida.
---
💖🔥😂