Entre Romance y Dragones

Capítulo 13

Danica entró a la casa a la que Nasim la había llevado. El jardín estaba hermosamente cuidado. Cada flor rebosaba de vida y alegría. Por dentro, aunque la casa era medianamente grande, el color blanco de las paredes la hacía parecer que por dentro era casi el doble de grande de lo que realmente era. Se respiraba un aire tranquilo y acogedor y el ambiente la hacía sentir segura. Aunque tal vez eso último era causado por el hecho de que Nasim seguía con ella en esa misma habitación y era alguien en quien sentía que podía confiar.

-Así que tú debes ser Danica Mattorini, la princesa dragón- 

Una voz extraña se abrió paso entre la habitación. Alarmando un poco a la chica. Desde la puerta que, aparentemente desde el punto de vista de la adolescente, llevaba a la cocina; apareció un hombre alto, que aparentaba estar en sus veinte. Su cabello era rubio pero se podían apreciar a simple vista las raíces oscuras y el largo pasaba sus hombros, sus ojos parecían del color del bosque y reflejaban confianza. Estaba vestido con ropa deportiva  de color negro. A pesar de la confianza que aquel hombre transmitía, Danica buscó a Nasim con la mirada y lentamente se colocó detrás de él.

-¡Oh! Descuida no te haré daño. Permíteme presentarme, mi nombre es Daniel.  De hecho, ésta es mi casa. No es muy grande pero es acogedora y los cazadores de Cocidius no podrán encontrarlos aquí- dijo el hombre mientras les sonreía. Intentando transmitir confianza.

-El tiene razón princesa. No tienes de qué preocuparte podemos quedarnos aquí hasta que pensemos en qué es lo que deberíamos hacer...aunque no es como que tu tengas alguna otra opción...-Nasim susurró lo último con un tono de burla.

-¡Oye!- dijo Danica para luego darle un suave golpe en el hombro. Haciendo reír a Daniel por la escena.

-De seguro debes estar ansiosa por tomar un baño caliente. Nasim te guiará hasta el baño para que puedas ducharte, enseguida yo te alcanzaré algo de ropa limpia y luego puedes bajar a comer algo. Debes estar hambrienta- dijo Daniel.

Tal y como el hombre lo indicó, Nasim la guio hasta el segundo piso donde estaba el baño, le mostró como funcionaba la ducha y salió. Dejándola sola con sus pensamientos y tranquilidad. Danica sentía que su corazón era una especie de montaña rusa de emociones en estos momentos. Aun seguía asustada por todo lo que había sucedido éstos últimos días. El miedo a ser capturada por los cazadores para que usen su poder para quien sabe que cosas, o peor aun, que la capturaran para luego asesinarla estaba incrustado en su pecho, clavado como una estaca que llegaba hasta su alma y no hacía más que causarle dolor.

Por otro lado, Nasim la hacía sentir segura a pesar de no conocerlo demasiado. El hecho de que se arriesgara en más de una ocasión para ayudarla le daba una sensación de seguridad. Algo dentro de ella le decía que podía confiar en él. Como si su instinto le dijera que ese chico de cabellos y ojos como la noche sería incapaz de hacerle daño. No lo entendía y sin embargo, ahí estaba. Confiando casi ciegamente en ese chico como si lo conociera de toda la vida. Aunque, de repente, comenzó a sentir un poco de culpa. Después de todo, los cazadores también buscaban a Nasim y todo por haberla ayudado.

Ahora que lo pensaba bien, desde que la verdad sobre su naturaleza familiar comenzó a revelarse ante ella, cada persona que la había querido ayudar se había visto perjudicada de alguna manera. Tal y como si de una maldición se tratara. Primero Nasim, quien por haberla ayudado a escapar de sus secuestradores y por haberla ayudado a regresar a casa con sus padres, ahora era perseguido por los cazadores. Luego, Eduardo y todos los que trabajaban en su casa, quienes habían sido atacados por protegerla. Algunos de ellos incluso habían muerto por ayudarla a escapar. Y ahora Daniel. Parecía un buen hombre y le transmitió confianza desde el primer segundo que cruzó miradas con él. Sabía que era un buen hombre que no merecía verse afectado por ella.

Volteó la vista hacia el espejo del baño. No sabía en qué momento se había puesto a llorar pero al ver su propio rostro reflejado, las lagrimas se abrían paso sin problemas por su rostro. Sus ojos estaban rojos e incluso partes de su rostro se estaban tornando doradas y escamosas; al prestar un poco más de atención, notó que lo mismo pasaba en sus brazos y en el resto de su cuerpo. Asimismo, la cicatriz en su pecho pareció tornarse ligeramente roja y se veía más grande que la última vez que la vio. Además de que todo su cuerpo, principalmente sus manos, comenzaron a temblar de modo que tuvo que sostenerse del lavamanos para no caer contra el suelo. Hacía bastante que no sufría un ataque pero tal parece que todo lo que estaba sucediendo éstos últimos días y todas esas emociones la estaban desbordando.

-¿Princesa Danica, puedo pasar? Soy Daniel. Es para alcanzarle la ropa limpia para cambiarse- la voz serena del hombre del otro lado de la puerta la sacó de sus pensamientos.

-Un momento...- dijo la chica mientras entraba a la ducha y se paraba detrás de la cortina para cubrirse.

-Ahora si, adelante-

El hombre entró al baño, dejó la ropa limpia sobre un mueble de madera que había en una esquina, colocó una toalla limpia en el perchero, tomó la ropa sucia del suelo y salió del baño en silencio y sin voltear la vista en ningún momento hacia la ducha. Cosa que hizo sentir un poco más segura a Danica. Antes de cerrar por completo la puerta lo escuchó decir:

-Si necesita algo no dude en avisarme...y no se preocupe, aquí está segura-



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En el texto hay: dragones, magia y amor, cazdores

Editado: 29.05.2022

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