Luego de aproximadamente dos horas, Nasim y Danica llegaron al lugar que Daniel les había dicho. Se trataba de una iglesia aparentemente abandonada ubicada al norte, a las afueras del otro lado de la ciudad. Parecían algo confundidos al principio. Después de todo, parecía un lugar algo obvio para esconderse pero, dadas las circunstancias, no les quedaba de otra alternativa mas que ocultarse ahí y esperar que Daniel los alcanzara. Aunque Danica aún estaba muy preocupada por el hombre que la había recibido en su casa semanas atrás.
Nasim estacionó la moto y ambos bajaron a recorrer el lugar. Si iban a quedarse ahí, al menos tendrían que saber cómo utilizarlo a su favor en caso de que volvieran a localizarlos. Recorrieron los alrededores del lugar, observando todo con curiosidad. Parecía que nadie había visitado esa iglesia en mucho tiempo, pues las paredes exteriores estaban completamente cubiertas de enredaderas y musgo y las paredes interiores estaban cubiertas peligrosamente de grietas. Sin embargo, el instinto de Danica le decía que había algo raro en la apariencia de la iglesia. Pero aun no descifraba exactamente qué era. Recorrieron el interior de la iglesia y todo estaba completamente cubierto de polvo. Ahora que lo analizaban mejor, éste lugar no parecía tan malo para esconderse durante un tiempo para continuar entrenando y pensando el cómo iban a derrotar a Cocidius. Pues estaba muy claro que el líder de los cazadores de dragones no los dejaría en paz.
Danica escuchó un ruido proveniente de detrás de una de las estatuas de los tantos santos que adornaban el lugar. Parecía muy desgastada y el polvo no permitía apreciar muy bien los colores. Al principio la chica decidió ignorar el sonido, atribuyéndolo a un pedazo de escombro que probablemente se había soltado y que no era más que paranoia de su mente. Pero luego del sonido comenzó a ver siluetas humanoides en las sombras que se formaban y comenzó a ver algo parecido a las ondas del agua, pero en las paredes y algunos lugares puntuales de las grietas del techo y de las columnas. Ahora estaba muy segura de que algo no andaba bien con ese lugar. ¿Pero porqué Daniel les diría que fueran a un lugar así de extraño?
-¿Te encuentras bien, princesa?- preguntó Nasim.
-Si, ¿por qué?- respondió confundida.
-Tus ojos...cambiaron de color, se ven dorados...¿olvidaste ponerte los lentes de contacto hoy?-
Danica no pudo evitar llevarse una mano al rostro sorprendida. Estaba segura que se había puesto los lentes de contacto en la mañana pero con todo el alboroto de hace unas horas parece que lo olvidó. Volteó la vista hacia una de las esquinas del lugar y tomó dos de sus dagas de la mochila y se puso en guardia. Nasim la imitó apuntando a la esquina con un arma de bajo calibre. Para el joven ese lugar no era mas que una iglesia abandonada, que a pesar de tener un ambiente algo denso, no notaba nada extraño. Pero sabía que Danica si lograba ver algo que él no así que confiaría en ella.
-¿Qué vez princesa?-
-Siluetas. Siluetas humanas en las sombras. Creo que no estamos solos. ¿Acaso tú no las vez Nasim?- preguntó sorprendida la chica.
-No veo nada en las sombras princesa. Pero eres una dragona después de todo. Tal vez tu ves algo que yo no logro ver. Así que tu dime si esas siluetas que vez nos atacan- dijo el chico mientras apuntaba su arma a las áreas de sombra.
-De acuerdo- contestó Danica sin bajar la guardia.
De repente, desde las sombras aparecieron al menos cuatro personas. Dos de ellas armadas con rifles de corto alcance y las otras dos estaban armadas con dagas de filo negro. Los dos primeros les apuntaron con los rifles mientras los otros dos se acercaban peligrosamente a los adolescentes. Nasim se puso delante de Danica por impulso mientras apuntaba con su arma a sus atacantes. Por otro lado, la apariencia de Danica comenzó a cambiar. Su piel se tornó escamosa y de color dorado y de su espalda surgieron un gigantesco par de alas de color dorado desgarrando su ropa en el área de la espalda. Su rostro denotaba molestia y de su garganta salió un fuerte rugido de advertencia que desconcertó y asustó a los cuatro atacantes. Nasim, igualmente sorprendido, aprovechó esa oportunidad para dispararle a sus atacantes en lugares no vitales de su cuerpo. A los que tenían los rifles les disparó en el hombro y a los otros dos les disparó en los brazos.
Ante esto, cinco personas mas emergieron de las sombras armadas con pistolas y sables. Únicamente que ésta vez fue Danica quien les impidió seguirse acercando haciendo que una pared de fuego dorado apareciera entre ellos impidiéndoles el paso. Repentinamente, Una anciana emergió desde las sombras golpeando con fuerza su bastón. Su cabello, completamente canoso estaba recogido en un moño. Estaba vestida con una remera ancha lisa de color blanco, un buso largo color bordo y una pollera larga hasta el suelo de color mostaza. Su rostro estaba lleno de arrugas y su espalda estaba encorvada. Aparentaba unos 70 años y caminaba ayudándose de un bastón negro con el diseño de un dragón en el extremo superior.
Cuando la anciana apareció, todos sus atacantes retrocedieron y le abrieron paso al mismo tiempo que una neblina gris aparecía en las sombras dejando ver a lo que parecían ser entre 30 y 50 personas. Todo éste tiempo estuvieron rodeados de personas y no se dieron cuenta. Nasim estaba aun más nervioso y por impulso colocó a Danica detrás de él mientras ella los cubría superficialmente son sus alas y miraba a todos de una forma amenazante. La anciana caminó hasta colocarse del otro lado de las llamas y, con un rostro repleto de calma, miró fijamente a los adolescentes para luego volver a golpear su bastón con fuerza en el suelo, disipando completamente las llamas. Sorprendiendo a todos los presentes. Fue ahí que Danica pudo distinguir que los ojos de la anciana brillaban de un resplandeciente color verde y parte de su arrugada piel se veía algo escamosa y del mismo color.