Entre Romance y Dragones

Capítulo 26

Con la muerte de Cocidius la guerra contra los cazadores finalmente había terminado. Pero como en toda guerra, siempre hay dolorosas perdidas para ambos bandos. Y ahora mismo estaban viendo las dolorosas consecuencias de la batalla. Ya se había anunciado a los cazadores sobre la muerte de su líder por lo que muchos intentaron seguir atacando para vengarlo pero fueron detenidos por los dragones, quienes estaban dispuestos a seguir peleando para proteger a su princesa; mientras que otros simplemente pidieron poder tener la oportunidad de enterrar a sus muertos. Danica se los concedió. Luego de todo el dolor, lo menos que podía hacer era mostrar algo de misericordia y permitirles a los humanos darle un entierro digno a sus muertos.

Con el fin de la batalla, todos comprendieron lo que significaba verdaderamente el perder a alguien que de verdad te importa. Y a pesar de todo, la princesa de los dragones esperaba no tener que pasar por ese dolor nuevamente. Pero el destino tenía otros planes para ella; quien comprendió que algo no andaba bien cuando vio llegar únicamente a dos de los tres Grandes Generales. ¿Dónde estaba Penélope? Por más que buscaba con la mirada, no encontró señales de la mujer que fue como su segunda madre. Algo no andaba bien y ella lo sabía.

-Elden ¿Dónde está Penélope?- preguntó la princesa al General Dragón del viento. Éste solo apartó la mirada, incapaz de responder a esa pregunta.

-Elden, como tu princesa ¡Te ordeno que me digas dónde está Penélope!- demandó ésta vez.

-Lo siento mucho princesa Danica...pero no fui capas de llegar a tiempo...-

Esas palabras fueron suficientes para que el corazón de Danica diera un vuelco. Esas palabras confirmaban la peor de sus sospechas. No podía creerlo; no quería creerlo. Sus ojos se llenaron de lagrimas ante la sola idea de que aquella que fue como su segunda madre hubiera muerto. No. No lo creería hasta ver su cuerpo.

-¿Dónde está?-

-Princesa...-

-¡No lo creeré hasta que haya visto su cuerpo con mis propios ojos! Si lo que dices es verdad, ¡entonces llévame hasta donde se encuentra el cuerpo de Penélope!-

Elden los guio hasta una de las habitaciones más apartadas de lo que fue alguna vez la lujosa mansión de los Junora. Cassandra y Nasim reconocieron casi enseguida a quién pertenecía y su corazón se apretó de solo pensar lo que probablemente verían.

-Princesa...esto no es necesario...alguien más puede llevarse su cuerpo para que puedan darle un entierro apropiado...pero ni tienes porqué verlo ahora...- intentó persuadirla Nasim justo antes de que entraran.

-Nasim...necesito verla...ella fue como mi madre...por favor...-

Nasim no insistió más y finalmente entraron al lugar. La temperatura aun estaba bastante baja y aun podían apreciarse algunos restos de escarcha por los rincones más fríos y oscuros. Del techo colgaba lo que parecía ser los restos de una vitrina de cristal que colgaba del techo por gruesas cadenas de hierro. En uno de los lados de la habitación, contra la pared, estaba el cuerpo sin vida de un hombre de cicatrices en su rostro; con varias heridas en su cuerpo y un visible zarpazo en su cuello; y en un charco de su propia sangre. La grotesca imagen provocó que varios de los presentes sintieran el deseo de vomitar o de voltear hacia otro lado.

Y justo en el centro de la habitación, junto a un par de alas de color jade, estaba el cuerpo sin vida de la mujer que Danica llegó a considerar, era la más importante en su vida. Aquella que fue como su segunda madre y que estuvo para ella mucho más que su propia madre. La que cuidó de ella desde que era muy pequeña y la que estuvo a su lado cuando su vida comenzó a volverse un completo caos. En contraste con el otro cuerpo que habían visto al entrar, Penélope parecía estar dormida a pesar de sus heridas. Estaba en un charco de su propia sangre, pero la chica juraría que la sangre parecía formar la silueta de una rosa. Si la sangre y las heridas no fueran evidentes, cualquiera diría que esa mujer frente a ellos solamente estaba profundamente dormida.

Danica se acercó lentamente hasta el cuerpo de la mujer; y justo cuando estaba a su lado; sus piernas fallaron y cayó al suelo de rodillas. Ya no era capas de sostenerse en el suelo por si misma y sus lagrimas comenzaron a recorrer su rostro con total libertad. Y lo que comenzó como un silencioso llanto terminó como un grito desgarrador que partió el alma do todo aquel que lo escuchara. Mientras se aferraba con fuerza al cuerpo inerte de la mujer y se permitía llorar. Todos; incluida la princesa  Danica, sabían que ésta era una posibilidad desde el momento que pensaron en confrontar a Cocidius y a sus cazadores. Pero ella jamás pensó que se volvería una realidad, y su llanto, se unió a decenas de llantos desgarradores que se escuchaban en todo el lugar. Llantos pertenecientes a, tanto humanos como dragones, que ahora lloraban a sus muertos. Mientras la culpa por todo ese dolor comenzaba a tomar fuerza, introduciéndose en su pecho como una afilada daga.

Nasim sintió que su corazón se apretaba cada vez más por cada lagrima que la chica frente a él derramaba. La sola idea de verla llorar le causaba un dolor inmenso en su corazón; y ahora que la estaba viendo tan indefensa y triste, tan devastada; simplemente no era capaz de sentir otra cosa más que impotencia. Se sentía impotente al ver que la hermosa chica valiente y optimista que conocía, de repente se viera con el rostro lleno de lagrimas y llorando con tanto dolor, sin que él pudiera hacer algo para evitarlo. Así que simplemente se acercó hasta donde estaba la chica y, antes de que pudiera reaccionar, la rodeó con sus brazos. Permitiéndole un lugar seguro en el cual poder soltar el dolor de su corazón mientras intentaba darle algún consuelo mostrándole que no estaba sola. Y el llanto de la chica volvió a ser desgarrador, solamente que ahora se aferraba con fuerza al cuerpo de Nasim.



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En el texto hay: dragones, magia y amor, cazdores

Editado: 29.05.2022

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