Ya a pasado exactamente un año desde lo sucedido. Ningún humano recordaba haberse enterado sobre los dragones y eso era un alivio para todos. El hechizo había funcionado y su pueblo estaba a salvo. Casi enseguida de lo sucedido les habían dado sepultura a todos los que habían muerto durante el enfrentamiento final con Cocidius. A Penélope la habían enterrado junto a la tumba de Eduardo y las alas del mismo habían sido devueltas a su dueño, enterrándolas junto a su cuerpo.
En cuanto a los eventos ocurridos en la ciudad, las personas creían que la ciudad había estado bajo amenaza terrorista durante semanas y se habían muerto decenas de personas. Danica había vuelto a clases con normalidad y había continuado con sus vida, reencontrándose con viejas amistades y comenzando algunas nuevas mientras continuaba entrenando y tenía clases particulares sobre lo que tenía que saber como princesa cuando regresaba a su casa.
Para Danica, la ausencia de Nasim había sido casi una tortura los primeros meses sin saber de él. Lo último que había sabido de él era que, luego de que cayera inconsciente por el hechizo y sus padres lo llevaran al hospital mas cercano, había decidido regresar con su familia tras salir del hospital. No iba a negarlo. Lo extrañaba. Luego de un año ella aun lo extrañaba demasiado; principalmente cuando las pesadillas la atacaban durante la noche; pues Nasim siempre la acompañaba y consolaba cuando tenía pesadillas. Pero había aprendido a vivir con esa ausencia y ese vacío en su alma que parecía no llenarse con nada.
Ahora mismo su nuevo guardaespaldas Elden la estaba llevando a la escuela secundaria en esa lujosa limusina negra, ignorando por completo las peticiones de la chica de ir en un auto menos llamativo, bajo estrictas ordenes de sus padres. Cuando finalmente llegaron a la puerta de la institución, Danica se despidió de Elden y éste le avisó que vendría a buscarla al final del día antes de marcharse. La chica entró en la institución siendo recibida por su enérgico grupo de mejores amigas quienes seguían invitándola a fiestas y eventos a los que ella rechazaba ir por falta de tiempo. Y es que no mentía. Pues luego de clases su horario estaba casi completamente ocupado.
Cuando estaban en el salón de clases, vieron entrar a la profesora acompañada de un chico que Danica reconocería donde fuera. Tenía unas inmensas ganas de llorar mientras una inmensa alegría invadía su pecho al ver que el chico frente a ella estaba bien. La emoción que invadía su cuerpo era evidente aunque tratara de disimularlo.
-Bueno chicos, hoy se integra en el curso un alumno nuevo y espero que sean amables con él. Preséntate por favor- dijo la profesora con un tono algo severo.
-Mucho gusto. Mi nombre es Nasim Llianco, tengo 18 años y espero que nos llevemos bien-
-Bueno Nasim, siéntate donde quieras-
Luego de eso, las clases trascurrieron con total normalidad. Al menos hasta que llegaron a la clase de educación física y se enteraron de que tenían una profesora nueva que comenzaba a trabajar con ellos ese mismo año. Y para su sorpresa, su nueva profesora no era otra persona que la mismísima Cassandra. La última vez que la había visto fue después de la batalla contra Cocidius, cuando se vieron en la necesidad de escapar y ella había decidido quedarse. Estaba muy feliz de verla bien. Luego de eso, las clases siguieron sin ningún inconveniente hasta que llegó la hora de la salida y ella estaba esperando a que Elden llegara a buscarla.
-Parece que a alguien le gusta el chico nuevo- dijo una de sus amigas
-¿Qué? ¿De qué estas hablando?-
-Mónica tiene razón, Danica. Cuando lo viste entrar tus ojos se iluminaron y no nos mientas porque te vimos- dijo otra de sus amigas mientras se reían de que el rostro de Danica se volvía colorado.
-Disculpen chicas...¿Me prestan a su amiga unos minutos?- preguntó Nasim refiriéndose a Danica, interrumpiendo la charla entre las chicas.
-Claro, no hay ningún problema. De hecho, nosotras ya nos íbamos, ¿verdad chicas?- dijo Mónica con un tono de picardía en su voz.
-Cierto, nosotras ya nos íbamos-
-¿Qué? No, chicas esperen- pero sus amigas simplemente la ignoraron y dejaron a Danica sola con Nasim.
-Eres Danica, ¿cierto? ¿Estás ocupada? Tranquila, te prometo que no te robaré mucho tiempo-
-Si, soy yo. No tranquilo, de todas formas tengo que esperar a que vengan a buscarme así que no te preocupes-
-Bueno, en ese caso, me quedaré contigo hasta que lleguen a buscarte si no te molesta-
Danica le hizo un pequeño lugar a su lado en la banca en la que estaba y Nasim se sentó con total confianza y tranquilidad mientras que los nervios de la chica no paraban de aumentar. Quería que éste momento no terminara nunca.
-¿Y bien?...-
-¿Eh?- preguntó confundido Nasim.
-¿Qué es lo que querías hablar conmigo?-
-¿Qué? Ah, si! Solo quería preguntarte si nos conocíamos de algún lado. Sonará loco pero te me haces muy familiar desde el primer momento en el que te vi- sin embargo, había algo en el rostro del chico que ella no pudo descifrar del todo.
-¿Enserio? bueno yo...-
Pero la bocina de la limusina que conducía Elden la interrumpió. No podía creer su mala suerte. Justo cuando estaba por contestarle a Nasim para ver si realmente la recordaba.