Entre secretos y miradas

Una carta del pasado

La mañana del lunes trajo un sol brillante que se colaba por los ventanales de la universidad. En la cafetería, el murmullo habitual de los estudiantes fue interrumpido por el sonido del adhesivo despegándose mientras Nico, entusiasmado, pegaba varios volantes coloridos en el pizarrón de anuncios.

En letras grandes y llamativas se leía:

"¡Gran Fiesta de Cumpleaños de Max! Este sábado en Prisma Club. ¡Todos invitados!"

—¡Listo! —dijo Nico para sí, dándose un paso atrás y admirando su trabajo—. Ahora sí, esto se va a llenar.

En ese momento, Max cruzaba el comedor junto a Natalia. Ella hablaba animadamente, moviendo las manos como solía hacer cuando quería llamar su atención, mientras Max asentía con una sonrisa algo distraída.

Al ver a Nico, Max frunció el ceño con una mezcla de sorpresa y resignación.

—¿En serio ya estás anunciando eso? —preguntó, alzando una ceja al ver el pizarrón.

—¡Obvio! —respondió Nico girándose hacia él—. Es tu cumpleaños, bro. Hay que celebrarlo como se debe. Y ya sabes cómo se llena esa disco, había que avisar con tiempo.

Natalia se acercó un poco más, leyendo el cartel.

—Wow, se ve genial. ¿En Prisma? No recordaba que existía —comentó con una sonrisa nostálgica mientras se acomodaba el cabello detrás de la oreja.

Max la miró de reojo, no muy convencido del entusiasmo que notaba en su voz.

—Sí, Nico insiste en que sea ahí —dijo Max, cruzando los brazos—. Aunque todavía no tengo muy claro si me emociona o me da vértigo.

Nico soltó una risa.

—Vas a ver que la vas a pasar bien. Ya tengo confirmados como veinte, y apenas es lunes. Ah, y Alexa también está invitada —agregó mirando intencionadamente a Max, quien bajó la mirada unos segundos.

Natalia mantuvo su sonrisa, aunque sus ojos se desviaron brevemente hacia el cartel. Fingió indiferencia, pero en su voz ya no había tanto brillo.

—Bueno, va a ser una noche interesante.

Max se cruzó de brazos, incómodo. Entre la emoción de la fiesta, la presencia constante de Natalia y el pensamiento de Alexa, algo se estaba moviendo dentro de él… y no sabía si estaba listo para enfrentar lo que se venía.

Las clases habían comenzado de nuevo, y con el ritmo habitual también regresaban las dinámicas que Alexa ya conocía bien. Esa mañana llegó a la cafetería del campus, con su cuaderno bajo el brazo y el cabello aún algo húmedo por la ducha apresurada.

Fue entonces cuando lo vio: un anuncio colorido, pegado en el pizarrón junto a la entrada. “¡Gran fiesta de cumpleaños de Max! Sábado en Prima Club, todos invitados.” Letras grandes, vibrantes, acompañadas de una foto desenfocada de luces de neón y siluetas bailando.

Alexa se detuvo un segundo más de lo necesario. Sus ojos repasaron el cartel, y aunque por dentro algo se revolvía, solo murmuró para sí:

—Trabajo es trabajo…

Sabía que tenía que ir. No solo por cortesía, sino por las funciones que le tocaban como pasante de apoyo y enlace en eventos estudiantiles. Aunque se prometió a sí misma mantener un perfil bajo. Nada de destacar. Nada de meterse más de lo necesario. Además, era probable que los padres de Max estuvieran presentes, y eso hacía todo… más delicado.

Ajustó la correa de su bolso, respiró hondo y siguió su camino, como si el cartel no hubiera removido nada.

Natalia estaba sentada en una de las mesas del rincón, con una bebida a medio terminar y el celular girando entre sus dedos. Al ver a Alexa entrar, levantó la mano con una sonrisa amable. A pesar de que aún no se conocían del todo bien, algo en la mirada de Natalia parecía querer acortar esa distancia incómoda.

—¡Alexa! —la llamó—. ¿Quieres sentarte?

Alexa dudó un segundo, pero luego asintió. Se acercó y se acomodó frente a ella, dejando su bolso a un lado.

—¿Qué haces por aquí? —preguntó, mirando de reojo hacia el anuncio de la fiesta.

Natalia se encogió de hombros con aire casual.

—Solo quería ver el entorno de Max... —dijo, bajando un poco la mirada—. No vine por nada en especial.

Hubo una breve pausa, en la que Alexa solo asintió lentamente. No necesitaba más detalles para entender lo que pasaba por la mente de Natalia. El pasado no siempre se quedaba quieto.

Natalia dio un sorbo a su bebida, observando a Alexa con una mezcla de curiosidad y algo más difícil de descifrar.

—¿Y tú? —preguntó, como quien lanza la pregunta al viento pero espera una respuesta clara—. ¿Vas a ir a la fiesta de Max?

Alexa intentó mantener la voz neutra, casi distraída, mientras tomaba una servilleta y la doblaba entre sus dedos.

—No estoy segura… —respondió con una sonrisa forzada—. No suelo ir a muchas fiestas, la verdad.

Natalia asintió lentamente, pero no dijo nada. Solo mantuvo esa sonrisa amable, esa que no revelaba mucho pero tampoco cerraba ninguna puerta.

El silencio entre ambas se volvió momentáneo, cómodo pero tenso. Alexa no podía evitar sentir que estaba caminando sobre una cuerda floja, y Natalia, con su tranquilidad calculada, parecía saberlo.

Tres días después

El murmullo de los estudiantes llenaba el aula mientras Alexa, ya más familiarizada con el ambiente y la rutina, explicaba una actividad en la pizarra. El sol de la mañana entraba tibio por las ventanas, y a diferencia de los primeros días, ya no se sentía tan forastera en ese lugar.

—Recuerden que deben entregar esto antes del viernes —dijo mientras pasaba entre los pupitres—. ¡Y sin excusas!

Algunos alumnos sonrieron. Ya empezaban a tomarle confianza. Alexa se permitió una sonrisa leve. Enseñar volvía a sentirse como su centro otra vez.

Siguio damdo su clase cuando una asistente entró al salón con una carta en la mano. Su nombre escrito en la parte frontal la descolocó. Reconoció la letra al instante, aunque hacía tanto que no la veía que por un momento pensó que su mente le estaba jugando una broma.

Sintió un nudo en el estómago. Le pidió a los alumnos que siguieran leyendo en voz baja y salió al pasillo, aferrando el sobre como si le ardiera entre los dedos. No lo abrió ahí. Caminó con pasos rápidos hasta salir del edificio y se dirigió a uno de los jardines de la universidad. Se sentó bajo el árbol más cercano y, temblando, rompió el sello.



#544 en Detective
#2630 en Otros
#244 en Aventura

En el texto hay: amor amistad

Editado: 29.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.