Años después, el proyecto de Max seguía siendo un referente de innovación y sostenibilidad. En su oficina, una foto en la que él y Alexa sonreían, rodeados de amigos y familiares, siempre le recordaba el camino recorrido. Los dos habían logrado lo que parecía imposible: encontrar un equilibrio entre el trabajo, el amor y la vida que tanto anhelaban. Y aunque sus vidas no fueron siempre fáciles, ambos aprendieron que a veces, el mayor riesgo es no arriesgarse.