Entre Segovia y Montreal.

CAPÍTULO 6: La bienvenida

CAPÍTULO 6:

La bienvenida

Estaba plácidamente durmiendo, con una brisa fresca que entraba por la ventana. Había dormido todo lo que no dormí esos días.

Tras dar unas vueltas en la cama y estirarme, me levanté y vi a la gata hecha una bolita y durmiendo plácidamente. Como me hubiese gustado ser un gato en otra vida, no salen de casa, comen, duermen y poco más.

Me empezó a llamar el hambre que tenía mi estómago. No conocía esta casa, me aventuraba a lo desconocido.

Salí, había varios pasillos y uno daba a una sala abierta que luego conducía a una zona que no se veía, supuse que sería una de estas cocinas americanas, con salón y cocina abiertos a la vez conectados.

Avancé y lo primero que encontré, Marcos sentado frente a una barra de mármol blanco dibujando. Di un par de pasos hasta que levantó la cabeza y me vio.

  • Buenos días señorita. Vístete, vamos a desayunar a una cafetería y luego te llevo donde Manu.
  • Gracias señorito, pero tengo hambre y me apetecería ir a la cocina a hacerme unas tortitas.

Antes de que llegara siquiera a la encimera donde él estaba, se levantó, se dirigió hacia mí y me paró.

  • Enana, vamos a desayunar, te recuerdo que me debes dos y esta es una de esas. Así que deja de quejarte y cambiate anda.

No rechisté, se la debía y no tenía nada más que decir. Levanté las manos en señal de rendición y me dirigí a la habitación.

Selene seguía dormida, intenté hacer la cama sin despertarla y la misión resultó un éxito.

Me cogí unos jeans cortos azul marino, con un top blanco, para estar aunque sea un poco más fresquita en la calle.

Antes de salir de la habitación e ir con Marcos, volví a revisar sus perfiles para saber de alguna novedad, nada solo que Vega estaba de viaje.

Cuando salí Marcos estaba enfrente de la habitación vestido y mirando algo en el teléfono.

  • Monsieur ya estoy vamos a por un croissant con queso y jamón.

Nada más empezar a hablar apago el teléfono, lo guardo, y me miraba atentamente,escuchando cada palabra que decía.

  • ¿Desde cuándo sabe usted francés mademoiselle?
  • No se solo eso, bueno vamos que muero por comer.

Sin decir nada más me guió a la puerta de entrada y fuimos a un bar que cuando vine por primera vez a Cádiz ya estaba.

  • Oye Nora, ¿tú crees que Manu llegó a conocer a Vega?

Era ya la primera hora del día y ya tenía estrés por todo el cuerpo. Esa pregunta, con más sentido y lógica de lo que parece. ¿Habrán fotos de nosotras aquí? ¿Abu se acordará de ella? Estuve pensando la respuesta hasta que salí de mis pensamientos y aligeré un poco mis preocupaciones

  • Sinceramente, no lo sé. Debería, al fin y al cabo es hija de su hermana.
  • Bueno, de la misma manera que le ocultó cosas a su hija, lo pudo hacer con su hermano.

Llegados a este punto ya no quería hablar del tema. Quería por una vez en mi vida tener suerte y acabar con todo esto.

Mi madre volvía en 3 noches de Galicia y no estaba enterada de nada. Estaba perdida, estresada y no sabia que hacer.

Absorta en mis pensamientos, no me di cuenta de que habíamos llegado. Una cafetería, ya la había visto antes. Me empezó a doler la cabeza. Otra vez esos mareos por los recuerdos.

Allí estábamos, intercambiando una sonrisa real, verdadera. Pero esta vez había algo diferente, no era solo una imagen, podía recordar lo que había pasado.

  • Mira que guapas son nuestras hijas y que buena relación tienen.

Podía escuchar a mi madre de fondo hablando con quien supuse que era mi padre.

  • Eli, son muy monas, y con el arte que tienes para hacer fotos salen incluso mejor.

No me acordaba de la voz de mi padre, pero no tenía ni una sola duda de que era la suya.

  • Rob, qué te pasa, en estos días has estado diferente y siento que me quieres decir algo. ¿Me lo puedes decir por favor? Lo podemos arreglar si he hecho algo mal.

Podía sentir el miedo y la tristeza en el tono de mi madre, por un momento sentí pena, hasta que mi padre le contestó.

  • Eli, creo que podemos aspirar a más, no digo que estemos mal, pero podríamos estar mucho mejor. Entre tu habilidad con las fotos y mi arte como constructor tendríamos una vida completamente diferente. Lo digo por ellas, quiero que tengan la vida que me hubiese gustado tener, pero no pude tener.

Mi corazón se paró de golpe, él siempre quiso lo mejor para nosotras, entonces ¿por qué me dejó sola con mamá y prefirió a Vega?

Justo en ese momento se detuvo el recuerdo, pero esta vez no conseguí despertarme, creo que me desmayé y después de eso ya no me acordaba de nada.

No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, desperté en una casa que se me hacía muy familiar. Si en cada lugar que me fuese familiar iba a terminar así era mejor ir acompañada.

Cuando dejé de pensar en lo sucedido me centré en el espacio donde había acabado. Ya no estábamos en la calle, era un lugar cerrado, creía que era incluso una casa.

Intenté levantarme, pero el mareo que me dio pudo conmigo, entonces intenté enfocar la vista en ver si había algo que me ayudará a saber dónde estaba.

Enfrente de mí, unos cuadros y fotografías familiares. Se me hacían insignificantes hasta que me di cuenta que aparecía en una. ¿Sería Marcos quien la habría encontrado tirada por allí? ¿Manu se la habría dado? Seguí mirando a mi alrededor

hasta que me di cuenta de que esta no era la casa en la que me desperté esta mañana.

Intenté volver a levantarme, esta vez más despacio, sin forzarme. Estaba tumbada en un sofá, se me hacía muy familiar, lo había visto hace poco. La duda era ¿donde? Escuché voces en la habitación de al lado. Me levanté despacio, no quería volver a desmayarme o cualquier cosa que se le pareciese.



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En el texto hay: familia, descubrimientos, coming-of-age

Editado: 22.07.2025

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