entre seis mares (la Búsqueda De Queda) 1

capitulo 8

—¿estas segura que es buena para esto? —le pregunte a Luztel—.

—no hay otra persona Marcus—me dijo ella mientras se pasea por el barco—.

Luztel había requerido mi presencia, para un tema muy importante, por los que nos hallábamos en mi barco aun en el puerto de Ingla a medianoche, yo como siempre batallaba en dormir lo que significaba que me ponía hacer las tareas que aun no terminábamos en el Barco por lo que estoy haciendo unos nudos para amarrar bien las velas cerradas con una mano en el mástil bien agarrado. Desde esa posición veía a la pelirroja, mientras mi guardián y su guardiana se encontraba en la proa.

—y es a la única que he estado observando durante estas semanas Marcus.

—si Luztel, eso lo entiendo, ¿pero quién nos asegura que la chica muera antes de tiempo en la misión? —le dije mientras me agarro de una cuerda y aterrizo en el piso de madera de mi barco frente a ella—¿Quién te asegura que después que me digas esto, no iré a con Raphael a decirle lo que me comentas?.

—se que no lo harás Marcus—me sonrió de forma sincera—.

—soy un dios, los dioses también traicionan.

—también eres un pirata—levante la ceja—los piratas a pesar de ser ambiciosos también pueden ser leales y buenos ubo un silencio y agrego obvia—y no creo que traicionaría a la que básicamente te crio y busco el bien por ti en un principio

Luztel desde que era un niño, me avía cuidado, ya que mi madre "no podía" así que con Luztel si aplica la de, eres como mi segunda madre.

rodé los ojos y le sonreí.

—esta bien lo hare—me rindo, aun con una sonrisa abrió sus brazos para que la abrasara—¿es necesario?

—claro, ahora ven o te pongo un castigo.

—contigo no se puede mujer.

cuando nos separamos, ella me dio un beso en la frente como solía hacer cuando era niño.

—soy muy grande para esto.

—pero aun que seas un dios con mas de 250 años sigues siendo, ese niño de brillante ojos azules nada naturales, que todo se metía en la boca y veía mas allá del horizonte.

fue lo último que me dijo para después irse con su guardiana, al Naro donde iba a ver a la chica.

.....

me puse la capa junto con el gorro que cubre toda mi cabeza, me dirigía al Naro como esta Luztel me había pedido que hiciera, para que realizara ese favor que quería que cumpliera, ¿no se ni por que había aceptado en ir al Naro?¿y si era algo malo que tendría que pagar con mi vida?

tan pronto como llegue al Naro, las puertas fueron abiertas sutilmente, por lucia, la guardiana de la diosa del sol saco la cabeza por la puerta y miro cada lado para después jalarme para que entrara, yo tropecé un poco pero no logre caer al suelo.

—llegas tarde—me dice Lucia—te está esperando.

ella me dio una orden para que la siguiera, por la cual obedecí, mientras caminaba atrás de ella, mire el Naro, la verdad no había nada nuevo que describir, toda seguía igual, paredes blancas, mármol blanco, todo seguía en su lugar, pero no pude dejar de recordar lo sucedido con Heley y la primera vez que visitamos ilegalmente el Naro.

—¿Quién creo los Rrador?—le pregunte a Lucia—.

—fue...Jace—Lucia parecía cansada de tanto caminar—el creo a lo Rradores cuando le fue infiel a Queda, se supone que esas creaturas son todas las mujeres que fueron usadas como amantes.

—¿entonces debe de a ver una igualita a Ela?—comente Lucia negó con la cabeza—.

—Leya, las mujeres que fueron amantes se convierten en Rradores al morir.

—¿y si ellas no quisieron ser amantes y fueron obligadas?

—ya te lo había dicho una vez, los dioses pueden ser crueles, Leya, pueden serlo incluso cuando uno no tiene la culpa.

nos detuvimos en una puerta blanca que partía del techo al piso, de color blanca.

—¿pareces cansada?—le pregunte—.

—lo estoy—soltó un suspiro demasiado largo—pero aquí me tienes cumpliendo mi deber.

puso la mano en el picaporte, y tan pronto como la abrió la puerta el cerro con un fuerte golpe detrás de mi.

—wow—no pude evitar decirlo al ver la magnífica Ala de la Diosa Luztel, y siendo sincera era mucho más bonita que la Ala del Dios Marcus, incluso mucho mejor—.

la habitación era en tonos, blancos, dorados, incluso en un tono muy bajo de amarillo, el techo era en cortina, y las paredes no eran de piedra como solían serlo las mayorías de paredes, en esta ocasión las paredes eran de tela y el aire las movía en un viento muy suave, había como pequeños puntos de luz entre las cortinas y los techos, y en el centro de la habitación se encontraba el CAC, en este caso el CAC no estaba decorado como el CAC del dios Marcus, en este caso el CAC era de mármol blanco con líneas doradas y plateadas y en esa líneas sobresalían hechos de piedra blanca, las formas de un sol, en el poso dentro del CAC se encontraba también agua solo que en este las flores blancas, no estaban sumergidas si no que se encontraban flotando en el agua.

—llagas tarde, Leya—me reprendió Luztel que salía entre unas cortinas, ahora traía un vestido en dorado, era largo, con escote en lineal, las mangas del vestido eran largas y llegaban hasta el piso mientras que cada paso que daba, el vestido y las mangas ondeaban, en el escotes se encontraba pequeñas flores de encaje, el pelo pelirrojo de la mujer se encontraba una tiara alrededor de su cabeza, con un soles enganchados y su pelo suelto en ligeros mechones lisos, en su mano derecha un brazalete dorado, abarcaba toda su muñeca y en ese brazalete se encontraba un sol y en el centro una piedra, en el cuello un collar también con un sol con una piedra blanca—.

por donde la vieras, gritaba que era la diosa del sol, como que a veces los dioses se toman muy enserio lo de la moda y exageraban, pero también era conocidos por sus vestimentas tan extravagantes.

—yo nunca llego tarde, las personas siempre llegan antes—dije, pero ella se detuvo en seco al oírme—.

—¿entonces llegue antes?—me dijo con voz fría—¿a eso te quieres dar entender?




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