—no puedes estar aquí—susurre viendo a los ojos a Heley—.
—tu tampoco, o se te olvida que entraste a un barco donde hay piratas y te pueden matar o peor violar.
—no seas exagerada.
—no exagero Leya, el barco esta rodeado de piratas barbaros y bastardos, tampoco sabemos de que son capas de hacer.
—como quiera es peligroso para ti.
—pues mira, si no me hubiera despertado por un ruido de una puerta cerrarse a media mañana, con la preocupación que se había metido un ladro a robar esta claro que ni siquiera yo estaría aquí.
—Heley no sabes en lo que te metiste.
—¿y tu si lo sabes?—se sentó a mi lado—.
ubo un silencio, esto eran tan peligroso para mi que para Heley y pueda que mi amiga tenga razón, no se donde me he metido, tampoco se de que son capas los piratas y mucho menos lo que nos pueden lograr hacer.
—a parte ya no hay vuelta atrás, ya dejamos el puerto de Ingla hace unas horas y ahora estamos rodeada de pura agua salada de nuetro queridísimo mar.
—Heley se suponía que debía hacer esto sola...
—si escuche toda tu conversación con Luztel ¿todo esto lo hace solo para encontrar a Queda? tu bien confiada quien te asegura que Luztel te dará algo a cambio por su "pequeño" favor.
—Heley...
—no Leya escúchame, en el momento en el que tu madre te abandono hicimos un juramentó de que jamás nos esconderíamos cosas o no alejaríamos, Leya tu rompiste todo eso.
—Heley talvez esta misión nos ayude para salvar a Sofia de su enfermedad.
—Leya, la enfermedad de Sofia es incurable.
—¿a que te refieres?
—que aunque Luztel use sus poderes en ella nada podrá curar a Sofia.
—bueno aun que eso pasara —hice un gesto con la mano—habrá mas opciones en las islas de Sarez para curarla.
—si habrá pues seria un milagro de los dioses pero si no Sofia morirá Leya ¿sabes lo grabe que es toda esta situación? ¿sabes lo difícil que será para nosotras el ya no tener a Sofia?
—si lo se.
—pues parece que no, por eso te es seguido quiero protegerte.
—me se proteger Heley, todas las circunstancias que he vivido a lo largo de mi vida me han enseñado a hacerlo.
—precisamente por eso estoy aquí, que tal que por eso mismo pierdas el control y no logres controlar tus emociones, Leya... que no se te olvide que eres una darqui, eres una mortal, y una mortal tiene sentimientos y preocupaciones, y por ello estoy aquí para apoyarte y protegerte porque se que me necesitaras.
—heley hago todo esto por Sofia
—y eso esta bien, ¿pero si no lo cumples? ¿y si no logras encontrar a Queda a tiempo? ¿Cuáles serán las consecuencias para ti?
—si no lo logro las aceptare, porque eso hace una amiga—Heley hizo una mueca y me abrazo tan fuerte como si temiera que me pasase algo como si en algún momento desaparecería delante de ella y nunca me volvería a ver, claro Heley a sido una de mis mejores amigas y por ende también lo hago por ella—.
—eres una terca Leya ¿lo sabias?
—lo se.
—¿y bien cual va ser nuestro destino? ¿Cuál será nuestra primera parada?
—no estoy segura, pero presiento que algo importante va a pasar.
—¿y es bueno o malo? digo, ¿de no saber cual es el destino que nos espera?
—los piratas nunca tienen un rumbo fijo, su destino es algo que los guía a subir al barco a experimentar por ello nunca tienen un principio ni un fin, es su pasión, por los que solo el mar los dirige, al menos a este barco.
—donde iremos—se dijo así misma Heley—.
—estoy segura que a las islas escondidas de Sarez, el paraíso de las humanidad y la tranquilidad de los inmortales pero por ahora solo hay que esperar y escondernos.
estaba tan segura que algo bueno o tal vez malo vendría de esta misión, mi destino no estaba escrito o tal vez estaba siendo escrito en este momento, si regresaba con vida, viviría feliz con mis amigas y si moría, moriría intentando salvar a una de ellas.
tanto como bueno como malo, de eso no importaba, como quiera ya no tenia nada en la vida, no tenia padre ni madre o alguien que se hiciera cargo de mi, por lo que no me preocuparía de mi familia, yo ya no tenia futuro no en este mundo.
—bueno hay que dejar lo así , aunque los piratas no tengan destino, de seguro saben a donde ir.
—tienes razón.
—yo siempre tengo razón.
la verdad eran pocas veces en las que Heley solía tener la razón, ya saben es la mas inteligente y cuerda de nosotras tres, Sofia era la callada y la misteriosa, mientras que yo solo era la chica que vivía por vivir, ósea ni modo que me quede en mi casa sin hacer nada, no soy de esas tipas del pueblo, yo necesito que para empezar mi día tiene que pasar algo interesante en ella, ya saben para darle mas dramatismo o sentido a mi día.
—Leya...—Heley puso su mano sobre mi cara—te estoy hablando.
—ah, si perdón ¿Qué decías?—parpadeé varias veces ella viéndome a los ojos bajo su mano sobre su regazo mientras soltaba un largo suspiro—.
—te hablaba del chico que conocí anoche—yo levente la ceja—.
—¿con el que te acostaste?
—si, te preguntaba que si ya se estaría despertando.
—espera ¿Cómo que despertando?
—no te dije, lo deje en la cama dormido.
—¿Qué hiciste que?
—pues te dije escuche la puerta cerrarse me asuste y te seguí.
—espera, dejaste a un chico dormido a la mañana siguiente después de haber tenido ya sabes sin decirle nada ósea básicamente lo abandonaste ¿aunque sea le dijiste tu nombre anoche?—Heley negó con la cabeza-.
—pero el si me lo dijo a mi, y le deje una nota y también recuerdo su ojos mas no su rostro.
—¿y el recuerda tu rostro?—ella volvió a negar, por los dioses esta mujer esta bárbara—.
—traía un antifaz en ese momento—me dijo—le dije que estaría mejor, a lo que el me contesto que siempre recordaría mis ojos.
—¿y su nombre?
—Nelson, no ese no era su nombre-guardo silencio-Nicolás, si, Nicolas era su nombre.