Mi vida no es fácil. Creo que ninguna lo es, pero las experiencias de nuestras vidas son aprendizajes que nos forjan como personas. En mi caso, las circunstancias me quitaron a mi familia haciéndome alguien dura, que no derrama ninguna lágrima, por nada, ni por nadie. Eso se lo debo a Dmitri Norles, un gánster ruso que me arrebato a tres personas muy importantes para mí.
Cuando tenía cinco años, mi padre trabajaba vendiendo relojes que él mismo hacía y mi madre era sirvienta; eso no nos dejaba mucho. Ya que aparte de mí, tenía dos hermanos más grandes que yo. Matt, el mayor de 25 años. Él trabajaba en una fábrica de zapatos que era de tiempo completo, yo casi no lo veía, pero cuando lo hacía jugaba conmigo y me apapachaba. A diferencia de Matt, Chris, tenía 17 y no trabajaba. Eso y sumando que era problemático. Cuando eran fines de semana llegaba tarde a casa oliendo alcohol. Llegó a pelear varias veces con mi papá y Matt. Mi mamá solo lloraba todos los días, desconsolada.
Chris siempre se metía en diferentes bandas criminales, hasta que un día llegó a la casa con una gran cantidad de dinero.
—Chris, ¿De dónde sacaste todo este dinero? — Preguntó Matt con severidad.
— ¿Eso importa?, esto pagara las deudas con en le banco —Mencionó Chris con una sonrisa en su rostro.
—Chris, prométeme que hagas lo que hagas no perjudicara a nuestra familia, por favor — Matt con voz de exasperación.
—Ya relájate, te lo prometo
Pero eso solo fue eso, palabras. Un día todos nos encontrábamos en la casa menos Chris, yo estaba arriba en mi cuarto jugando con Matt, riendo y divirtiéndonos, hasta que se oyó un sonoro golpe de la planta de abajo, seguido de un grito.
Por instinto, Matt me tomó en sus brazos y me llevó con rapidez hacia mi closet de madera que se encontraba enfrente de mi cama. Yo me acuerdo que comencé a llorar de miedo, no sabía lo que pasaba.
— Okey hermosa, no te muevas de aquí, y no hagas ningún ruido.
Yo solo asentí, cuando cerró las puertas, solo podía oír como los pasos salían de la habitación y se iban alejando, hasta que todo se hizo silencio. Recuerdo que estaba temblando y llorando sin parar. De repente me sobresalte cuando escuche varios disparos, después nada.
A lo lejos se oyó que se acercaban unos pasos y unas voces de varios hombres. Se empezaron a oír unos dentro de la habitación. Estaban abriendo puertas y cajones, yo empecé hacerme para atrás para que la ropa que colgaba arriba de mi me tapara. La puerta del closet se abrió de golpe y yo solo podía ver los zapatos de alguien, por un momento dejé de respirar.
—Bruno, terminamos aquí —Dijo una voz masculina a la entrada de la habitación
Tardó un momento en cerrar el closet para luego irse, y comenzaron a escucharse otra vez varios pasos hasta que no se oyó nada. Yo no dejaba de llorar y empecé a sollozar.
Pasó un rato, salí del closet a gatas y al levantarme vi toda mi habitación desordenada. Me empecé acercar a la puerta que estaba abierta, lentamente saqué primero mi cabeza. Vi el pasillo que estaba vacío, pero todas las habitaciones estaban abiertas. Empecé a caminar por el pasillo con lentitud, no se oía nada, es como si nadie viviera allí.
Al llegar a las escaleras me agarré del barandal para bajar con lentitud, pude ver como la puerta de la entrada de la casa estaba abierta.
—Mami, papi...Matt
No recibí ninguna respuesta, me encaminé a la sala de estar y creo que fue la peor decisión que tomé en toda mi vida. Todo el piso, la alfombra, las paredes, las fotos, los muebles, estaban salpicados de sangre.
Mis padres y mi hermano, Matt, sin vida con disparos múltiples en todo el cuerpo.
— E-Eclipse
Al voltear a mi derecha pude ver a Chris tirado en el suelo con la cara toda golpeada y ensangrentada. Sin pensarlo corrí así a él. Él cómo pudo se sentó y me abrazó.
— M-mamá, Papá, M-Matt
— Tranquila enana, todo estará bien
Eso solo fueron mentiras, nada estaría bien, nuestra familia muerta, destrozada solo éramos él y yo. Esto no se lo deseo a nadie.
Ahora trato de escapar de las sombras de mi pasado.
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18 años después
Actualidad
Lunes: Mayo 16, 2020
12:35 A.M.
— Eres el pecado hecho mujer —Susurro el hombre en mi oído, acariciando una de mis piernas.
Me encontraba en una cama con sábanas blancas en uno de los hoteles de Montecarlo que dejaba ver una hermosa vista del mar. La habitación era muy grande tenía su propia cocina, varios muebles, y varios adornos de cristal. También tenía un closet inmenso, y un baño igual de grande y claro, un hombre desnudo a un lado de mí.
Solté una risa — Estoy segura que toda mujer para ti es un pecado.
Con unas de mis manos empecé a acariciar su pecho desnudo.