La verdad es incontrolable. La malicia lo puede atacar, la ignorancia puede burlarse de ella, pero al final, la verdad está ahí.
Winston Churchill.
Esos ojos de un café oscuro me estudian detenidamente en espera de ver una acción desmesurada de mi parte. Es fácil ver cómo se está deleitando con este panorama. Una mujer atada y herida que le da dominio y poder sobre ella.
— ¿Qué pasa? Hace unos minutos parecía una fiera, señorita.
Desvió mi vista de él. Volteo mi cabeza a un lado, manteniendo una visión periférica por cualquier movimiento de su parte. Su falsa formalidad me está produciendo ansiedad.
El ardor de mis muñecas se hizo presente por las ligaduras. Sin embargo, no puedo permitir aflojar mi resistencia para poder soltarme. Tomando en cuenta las otras áreas de mi cuerpo expuestas y desnudas, las heridas no son realmente graves.Internamente tal vez tenga una contusión por el golpe en la cabeza, pero no obstaculizaria el escapar de este lugar. Si disloco uno de mis pulgares podría liberarme, pero eso solo podría funcionar estando sola. Ya que una vez soltándome, él seguramente me inmovilizaria en cuestión de segundos tomando en cuenta su complexión y altura. Incluso pudiendo salir de el cuarto estando él o no, aún no se cuantas personas puede ver afuera de aquí y aunque físicamente no me sienta tan débil no tengo ni siquiera mi arma para defenderme, ni mi teléfono para pedir ayuda. Suelto bruscamente el aire de mis fosas exasperada ante el atisbo de la difícil situación.
— Pare, se va cortar las venas — Su voz parece algo decepcionada y airada.
Lo único que podía hacer es ignorarlo, no había más. Si al menos no hago el intento de huir de aquí, sería como resignarme ante él. Me niego a eso.
— Eres de esas mujeres tercas. Eso es excitante y odioso al mismo tiempo, ¿sabes?— En un movimiento brusco como inesperado una de sus manos vino directamente a mi cara agarrando mi barbilla de tal firmeza que frena el poder mover mi cuello, obligándome a verlo.— Mamá decía que a una mujer se le tiene que tratar con respeto y paciencia. Dime desesperado, pero es que la paciencia nunca ha sido una de mis virtudes, Eclipse.—Mi respiración se corta por unos segundos y el cuerpo se me llena de un escalofrío al oírlo nombrarme, pero me mantengo callada.
Su sonrisa se desvanece.
— Hazte a la idea de que no vas a poder salir más allá de estas cuatro paredes. Solo te estás desgastando física y mentalmente. Creeme que lo último que quiero es ver que te desangres .—Dice antes de soltar mi barbilla como si mi piel le quemara.
No puedo rendirme tal sencillamente. Siento mi cabeza un dilema hasta que se me viene mi única esperanza. Micaela. No se cuanto tiempo he estado inconsciente con exactitud, es lo único que tengo. Ella podría sospechar algo al no recibir una cancelación de la salida que acordamos. Aunque hay probabilidad de que no sea así. Esto me está abrumando. Tengo que tratar de sobrevivir porque una vez que él obtenga lo que necesita, nada evitará que me asesine.
— ¿No me quieres muerta?— Le pregunto al tiempo que voy bajando la tensión que ejerzo en mis brazos suavizando el dolor de mis muñecas.
— No, no realmente. Es más te quería aquí lo más ilesa posible— La sonrisa vuelve a él y se reclina para atrás recargandose al respaldo de la silla.— Lo de tú siendo agredida en un departamento. No era algo que tuvo que pasar.
— ¿Enserio?— Replicó sarcásticamente.
Se me queda viendo por un momento en silencio hasta que mostrar una hilera de dientes y suelta una risa leve.
— No tienes porqué creerme. Sin embargo, yo jamás he mentido, ni siquiera cuando era un niño desobediente y revoltoso. No tenía la necesidad de hacerlo, al final conseguía lo que quería —Al oírlo decir eso mis ojos repasaron su rostro— Siempre de una o otra forma.
No voy a negarlo. Esa confesión llega a ser demasiado escalofriante hasta el punto de estremecer y erizar mi piel. Simplemente por el hecho que puede haber un vestigio de sinceridad en esas palabras, pero de la misma manera vino esa infernal incertidumbre.
— Claro — Murmuró con un tono de voz que a todas luces suena inverosímil— ¿Porque estoy aquí?
— Creo haber expresado que quie…
— Te oí la primera vez. — Lo interrumpo— Fuiste capaz de dar con el lugar donde vivo, que soy de S.W.A.T, mi nombre y aunque pudiste haber “investigado” todo. Sabes perfectamente quien es mi hermano, quien soy yo y lo que pasó hace dieciocho años. Así que perdona si dudo de “tu palabra,” pero ya dime que diablos quieres realmente.
En realidad aunque supiera quien soy y sobre Chris. Cualquier agencia del gobierno en el país está altamente militarizada, así que la identidad de un agente está fuertemente resguardada. O es un hacker muy capacitado o alguien adentro le dio la información.
¿Será que la llegada de su hermano esta tarde tenga algo que ver? Carajos, necesito salir de aquí primero para averiguar qué narices es todo esto.
— Si sirve de algo— Empeza a decir— Lamento lo de tu fami…
— ¡Ni una mierda! !No te atrevas a salir con esa puta estupidez, Norles!— Lo interrumpo en cólera. No puedo creer que se atreviera a pensar decir eso— ¡No después de cuestionarme en mi cara si no tuve niñez sabiendo la puta respuesta, no sabiendo lo que tu padre le hizo a mi familia! Así que ahórrate esa puta disculpa de mierda para alguien que la quiera, porque yo no.
Tal vez pasaron segundos en los cuales se me quedó viendo hasta que hizo un gesto comprensivo con su rostro, con esa sonrisa suya. Ganas de partirle la cara no me faltan en este momento por el desacato que se carga.