Entre sombras y deseo

CAPITULO N°2

★SARA VILLALOV★

Yo levanto la mirada, con los ojos empapados de miedo, y lo veo alejarse. Su sombra se estira sobre el suelo, fría, distante, inevitable. Siento una necesidad brutal de llamarlo, de correr hacia él, pero algo me ata… algo más fuerte que mi voz. Lo observo desaparecer mientras mi miedo se clava más hondo en mi pecho, y mi llanto se vuelve más desesperado. Cuando por fin su figura se pierde, me quedo sola… pero su presencia sigue oprimiéndome la mente.
Camino hacia mi casa con el corazón golpeándome las costillas. No puedo sacarlo de mi cabeza… ni lo que hizo… ni cómo disparó sin dudarlo… ni cómo me dejó ahí, sola con mis temblores. Cuando llego me baño, me meto en la cama y pienso en él, otra vez. Pensar en él es una herida abierta. Y aun así, no puedo evitarlo. Cierro los ojos y el sueño me atrapa lentamente, como si él mismo me empujara hacia la oscuridad.

Narrador anónimo★

el también piensa en ella. Está solo en su oficina, rodeado de silencio, preguntándose por qué la protegió… si no era su asunto… si no era su problema. Pero aun así lo hizo. Y lo peor es que no entiende por qué. Horas después se va a su cama, pero su mente, incluso dormida, vuelve a ella una y otra vez.

Sara Villalov

Amanece. Me preparo el desayuno, aunque mi mente está donde no debería: en él. En sus ojos fríos. En su voz dura. En la sombra que deja detrás. Me pregunto por qué me defendió… y por qué después me dejó sola. Me siento a desayunar, pero mi estómago no responde; solo pienso en él.

★Narrador Anónimo★

El termina de comer también. Sale de su casa, se sube a su auto y conduce hacia la empresa de la mafia. Y mientras maneja, piensa en ella… se pregunta por qué no le agradecio. Aprieta el volante con tanta fuerza que sus nudillos se ponen blancos. Y aun así, no se detiene. Llega a su destino, pero su mente sigue atrapada en ella.

Sara villalov★

Yo salgo a buscar trabajo. Necesito uno… después de lo ocurrido en la biblioteca ya no tengo nada. Encuentro un restaurante que busca camarera. Entro, nerviosa, y hablo con la gerente, Irina.

—Hola, vi el anuncio en la puerta… quiero tomar el trabajo.
—¿Tu nombre, edad y experiencia?
—Me llamo Sara Villalop … tengo 19 años… y no, no tengo experiencia. Pero puedo aprender.
—Necesitas el trabajo. Hoy estarás a prueba.
—Gracias… de verdad. Le prometo que no se arrepentirá.
Me pongo el uniforme. El trabajo empieza. Lucho por hacerlo bien. Necesito ese empleo.
Él, por su parte, planea misiones con la mafia. Su vida peligrosa continúa… pero aun así, pienso que de alguna forma él me arrastra con él, aunque no debería.
Cuando termina el día, me contratan. Camino a casa, cansada. En un semáforo, él me ve. Sigo con mis audífonos, sin darme cuenta… pero su mirada me recorre como si me tocara. Piensa. Calla. Y cuando la luz cambia, arranca, dejándome atrás… aunque sé que en su mente sigo atrapada.
A la mañana siguiente llego al restaurante temprano. Organizo las mesas. Me concentro, o eso intento. Pero al mediodía, lo veo entrar. Su presencia me corta la respiración. Le pido a otra compañera que lo atienda, desesperada.
—Irina, por favor… atiéndelo tú.
—¿Por qué? Que te vea el jefe.
—¿Qué?
—Sí, Sara. Ese hombre es nuestro jefe. Adrián Navarro Ve y atiéndelo.
—No, por favor, Irina, no…
—Ve tú. ¿Qué te pasa? ¿Es tu ex?
—No… es algo peor.

Camino hacia él como si caminara hacia un destino del que no puedo escapar.

—¿Qué… se le ofrece, señor? —pregunto bajando la mirada, casi implorando que no me reconozca.
—Un Flan y un café —dice sin mirarme, con esa voz que me perfora.
Le llevo el plato. Y entonces su voz cae sobre mí:
—¿Así que trabajas aquí?… interesante. —Intento irme.
—Si te vas, te despido —dice, girando la cabeza hacia mí, con esa mirada capaz de detenerme entera.
Mis pies se congelan. Su mirada domina, exige, se clava.

—No tienes por qué temerme —dice acercando el plato—. No voy a lastimarte. Eres mi empleada ahora. Solo haz bien tu trabajo… así no tendré motivos para despedirte. Puedes irte.

Sus palabras se quedan grabadas en mi piel como una marca invisible.

Horas después salgo del trabajo y voy al parque. Me siento en una banca… hasta que lo veo acercarse. Mi cuerpo reacciona solo: me pongo de pie. Él camina hacia mí con esa fría autoridad que parece no perder nunca.

—No te asustes. Solo quería hablar contigo.
—¿Sobre qué… Adrian?
—¿Sabes mi nombre?
—En el restaurante me lo dijeron…
—Entiendo. ¿Cómo te llamas tú?
—Sara
—Es bonito.
Se sienta a mi lado. Su cercanía me altera.

—Espero que hagas bien tu trabajo. No quiero despedirte tan pronto —dice, divertido.
—Lo haré bien… se lo prometo.
—No lo pienses tanto. Disfruta. Y si pasa algo, quiero que me lo digas.
—S-sí. ¿Por qué actúas así conmigo?
—Porque eres diferente. Y quiero ayudarte.
—¿Pero por qué?
—Quiero ganarme tu confianza. Ese miedo en tus ojos… me atrae —dice, acercándose más, con una suavidad que me desarma.

—¿M-miedo?
—Sí. El miedo con el que me miraste en la biblioteca… y el que ahora intentas disfrazar de nervios.
Suelto una risa nerviosa.
—¿Te atrae que te tenga miedo? Qué psicópata eres… — intento irme, pero su mano atrapa mi muñeca, firme, cálida, poseedora.

—No quiero que me tengas miedo —susurra, acercándose un poco más—. Quiero que confíes en mí. Quiero que me mires como algo más que un peligro… quiero que me mires a mí.

Y mientras lo miro, sintiendo su mano apretando la mía, algo se enciende dentro de mí. Algo oscuro. Algo que no entiendo. Algo que no sé si quiero detener.

---

(Hola, la verdad estoy subiendo los capítulos el mismo día por qué ya los tenía escritos, solo como dije antes no sabía si subirlos o no deste septiembre, me quedé mucho tiempo sin escribír por qué dude mucho, pero decidí arriesgarme solo tengo asta el CAP 8 pues deje de escribír mucho tiempo, en fin espero que les guste ❤️)




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.