Lena se despertó con el sonido de la lluvia golpeando suavemente contra las ventanas de su estudio. El día anterior había sido emocionalmente agotador, y la revelación de Alex aún pesaba en su mente. Sin embargo, había una sensación de alivio al saber que ambos estaban dispuestos a enfrentar sus demonios juntos. Se levantó lentamente, permitiéndose unos momentos para reflexionar antes de comenzar su día.
La lluvia le proporcionaba una calma que necesitaba desesperadamente. Lena decidió que ese sería un día para quedarse en casa, pintar y procesar todo lo que había aprendido. Se sirvió una taza de té caliente y se sentó frente a su caballete, observando el lienzo en blanco. Los pensamientos de su conversación con Alex la noche anterior fluían a través de ella, impulsándola a capturar esas emociones en su arte.
Mientras trabajaba, su mente vagaba hacia su propia infancia y los traumas que había intentado olvidar. Sus padres habían sido amorosos, pero la tragedia los había golpeado temprano. La muerte repentina de su madre había dejado una cicatriz profunda en su corazón, y su padre, aunque bien intencionado, había luchado por llenar ese vacío. Lena había encontrado refugio en el arte, pero las sombras de su pasado siempre estaban presentes, acechándola.
A medida que las horas pasaban, Lena se dio cuenta de que necesitaba un descanso. Se dirigió a la cocina y preparó una comida ligera. Mientras comía, su mente seguía regresando a Alex y a lo que él había compartido. Sabía que su relación estaba apenas comenzando, pero sentía una conexión profunda y sincera con él. Quería ayudarlo tanto como él la estaba ayudando a ella.
Esa tarde, Alex pasó por su estudio, empapado por la lluvia pero con una sonrisa en el rostro. Lena lo recibió con una toalla y una taza de té caliente.
—Gracias —dijo Alex, secándose el cabello—. No pude evitar venir. Sentía que necesitaba verte.
—Me alegra que lo hayas hecho —respondió Lena, sintiendo una calidez en su corazón—. He estado pensando en lo que hablamos anoche.
Alex asintió, sentándose en el sofá junto a ella.
—Yo también. Hay tantas cosas que me gustaría cambiar del pasado, pero sé que no puedo. Lo único que puedo hacer es intentar ser mejor ahora.
—Y lo estás haciendo —dijo Lena, tomando su mano—. Lo importante es que estás aquí, que estás dispuesto a enfrentar tus errores y crecer. Eso es lo que realmente importa.
Pasaron la tarde hablando, compartiendo más sobre sus vidas y sus sueños para el futuro. Lena se sorprendió al descubrir cuánto tenían en común, no solo en sus experiencias dolorosas, sino también en sus esperanzas y aspiraciones. Alex le habló de su deseo de abrir un pequeño estudio de música en Havenport, un lugar donde pudiera enseñar y compartir su amor por la música con los demás.
Lena se emocionó con la idea, viéndola como una oportunidad para ambos de construir algo significativo juntos.
—Podríamos hacerlo —dijo, con una chispa de emoción en sus ojos—. Podríamos combinar nuestras pasiones y crear un espacio para el arte y la música. Sería increíble.
Alex sonrió, sintiendo una oleada de esperanza.
—Me encantaría eso. Sería una nueva forma de empezar, de crear algo hermoso a partir de nuestras experiencias.
Con renovada determinación, comenzaron a planificar su sueño compartido. Hicieron listas de lo que necesitarían, investigaron lugares potenciales y soñaron con el futuro que podrían construir juntos. La lluvia continuaba cayendo afuera, pero dentro del estudio, había una sensación de calidez y propósito.
A medida que la noche se acercaba, Alex se despidió, prometiendo volver al día siguiente para continuar con sus planes. Lena lo observó mientras se alejaba bajo la lluvia, sintiendo una mezcla de emoción y tranquilidad.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Lena no podía evitar sonreír. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que estaba en el camino correcto. Las sombras del pasado aún estaban allí, pero las estrellas en su horizonte eran más brillantes que nunca.
Lena sabía que el camino no sería fácil, pero con Alex a su lado, estaba lista para enfrentar cualquier desafío. Cerró los ojos, permitiendo que los sonidos de la lluvia la arrullaran hacia un sueño tranquilo, con la esperanza de un nuevo día y las posibilidades que traería.
Editado: 11.11.2024