Lena no podía apartar la mirada de la pintura frente a ella. Los colores vivos se mezclaban en un caos armonioso, reflejando su confusión interna. Alex había dejado el estudio temprano aquella mañana, prometiendo regresar con una sorpresa. La espera la tenía en vilo, y su mente no dejaba de recorrer los posibles escenarios.
El sonido de la puerta abriéndose rompió su concentración. Se giró rápidamente, encontrándose con Alex sosteniendo una caja grande envuelta en papel kraft. Sus ojos se encontraron y Lena notó algo diferente en su mirada, una mezcla de emoción y nerviosismo.
—¿Qué es eso? —preguntó, intentando sonar despreocupada.
Alex sonrió, cruzando la habitación hacia ella.
—Una sorpresa —respondió, colocándola caja sobre la mesa—. Pero antes, tengo algo que decirte.
Lena sintió un nudo en el estómago. Siempre había algo detrás de las sorpresas, y no siempre eran agradables.
—¿Qué pasa, Alex?
Alex tomó sus manos, sus dedos ligeramente temblorosos.
—Lena, he estado pensando mucho en nosotros, en lo que hemos construido juntos. Y hay algo que debes saber. Algo que he estado guardando porque tenía miedo de cómo reaccionarías.
El corazón de Lena latía con fuerza. La última vez que alguien le había dicho algo similar, su mundo se había derrumbado.
—Dime —murmuró, intentando mantener la calma.
—Hace algunos años, antes de que nos conociéramos, estuve involucrado en algo… algo complicado. Una relación que terminó muy mal. Esa persona… —Alex hizo una pausa, respirando profundamente—. Esa persona volvió a aparecer en mi vida hace poco.
Lena sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. Quería apartarse, pero algo en la sinceridad de Alex la mantuvo anclada.
—¿Quién es? —preguntó, su voz apenas un susurro.
—Se llama Emily. Solíamos estar juntos, pero nuestra relación terminó de una manera muy complicada. No hemos hablado desde entonces, hasta hace unas semanas cuando ella volvió.
Lena apartó las manos de las suyas, tratando de procesar la información.
—¿Y qué quiere ella ahora?
—No lo sé exactamente —admitió Alex—. Pero quiero ser honesto contigo. No quiero que haya secretos entre nosotros.
Lena sintió una mezcla de alivio y miedo. Agradecía la honestidad de Alex, pero no podía ignorar la sombra del pasado que se cernía sobre ellos.
—Gracias por decírmelo —dijo finalmente, mirando a Alex a los ojos—. Pero necesito tiempo para procesar esto.
Alex asintió, comprendiendo.
—Lo entiendo. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin importar lo que pase.
Lena respiró profundamente, sintiendo el peso de las revelaciones. Sabía que su relación con Alex no sería fácil, pero estaba dispuesta a enfrentar los desafíos, siempre y cuando él estuviera a su lado.
—Vamos a abrir esa caja —dijo finalmente, tratando de aliviar la tensión.
Alex sonrió, asintiendo. Juntos, abrieron la caja para encontrar dentro una colección de pinturas antiguas, cada una más hermosa que la anterior. Mientras las examinaban, Lena no podía evitar pensar en el futuro incierto que les esperaba. Pero una cosa era segura: enfrentaría cualquier sombra si eso significaba estar con Alex.
Editado: 11.11.2024