Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 1: En el corazón de la fiesta

Narrado por Isabella

La música vibraba con una intensidad que parecía querer romper los cristales del lujoso salón. Era un ritmo constante, casi amenazante, que se mezclaba con las risas y el tintineo de copas de champagne. Cada rostro en esa sala era una máscara, algunos literalmente, como el mío. En eventos como este, lo único real eran las mentiras.

Mis hermanas caminaban a mi lado, sus vestidos negros perfectamente ajustados, sus movimientos estudiados. Sabían que estábamos aquí con un propósito más allá del simple placer, aunque sólo Alessia parecía entender la magnitud de lo que significaba ser una Moretti en un evento como este.

"Relájate, Isabella," me susurró Alessia, quien siempre parecía disfrutar más de lo necesario en este tipo de entornos. "Pareces lista para dispararle a alguien."

No le respondí. En lugar de eso, me ajusté la máscara plateada que cubría la mitad de mi rostro y me concentré en analizar la sala. Cada detalle contaba. Los camareros que se movían con precisión militar, los guardias disfrazados de invitados, las sonrisas que ocultaban amenazas. Todo esto era un campo de batalla, aunque nadie estuviera disparando.

Valentina, la más joven, giró sobre sus tacones para mirarme con esa expresión que siempre usaba para desafiarme. "¿Por qué viniste, entonces? Podrías haberte quedado en casa y nosotras habríamos manejado esto."

"Porque ustedes dos no saben cuándo dejar de actuar como niñas." Mi respuesta fue fría, pero sincera. Valentina rodó los ojos y se alejó hacia la barra, dejando tras de sí un rastro de perfumes caros y actitud despreocupada.

"Un poco dura con ella, ¿no crees?" murmuró Alessia, sorbiendo de su copa de vino.

"No vine aquí para discutir," respondí, aunque sabía que tenía razón. "Céntrate. Quiero salir de aquí cuanto antes."

Pero entonces lo vi.

Era imposible no notarlo. Un hombre alto, de hombros anchos y porte intimidante, cruzaba la sala con una calma que parecía desafiar la energía tensa del lugar. Vestía un traje negro impecable, sin ningún esfuerzo por destacar, y sin embargo, era imposible ignorarlo. Había algo en su forma de moverse, en la manera en que su mirada recorría la sala, que hacía que todos se apartaran a su paso.

No me miraba directamente, pero lo sentí. Su atención se posó en mí como un peso, como si pudiera atravesar la máscara que llevaba y descubrir todos mis secretos.

"Creo que alguien te está mirando," murmuró Alessia, notando lo mismo que yo.

"Que mire." Traté de sonar indiferente, pero mi voz no tenía el filo habitual. Algo en ese hombre me inquietaba.

No pasó mucho tiempo antes de que se acercara. Lo vi avanzar entre la multitud con la misma seguridad de alguien que sabe que siempre consigue lo que quiere. Cuando finalmente se detuvo frente a mí, sentí que el aire entre nosotros se volvía más denso.

"¿Puedo ofrecerte una copa?" preguntó, su voz grave, con un leve acento que no logré identificar de inmediato.

Lo observé detenidamente antes de responder. Era aún más imponente de cerca: su mandíbula fuerte, sus ojos de un gris helado que parecían diseccionar cada movimiento que hacía. Había algo peligroso en él, algo que me decía que debía alejarme, pero no lo hice.

"No acepto copas de extraños."

"Entonces, permíteme presentarme: Lev."

Una mentira. Lo supe de inmediato. La forma en que lo dijo, con esa ligera pausa antes de pronunciar el nombre, lo delató. Sin embargo, no lo mencioné. En cambio, decidí seguirle el juego.

"Isabella," respondí, aunque también usé un nombre falso.

"Un placer, Isabella." Su sonrisa era apenas perceptible, pero lo suficientemente efectiva como para hacerme sentir incómoda. No sabía quién era, pero estaba claro que no era alguien ordinario.

"¿Y qué haces en un lugar como este, Lev?" pregunté, cruzando los brazos mientras lo observaba con cautela.

"Lo mismo que tú, supongo. Buscar algo... interesante." Su mirada bajó ligeramente, recorriendo mi cuerpo con un descaro que me hizo apretar los dientes.

"Espero que lo encuentres pronto," respondí con frialdad, girándome para alejarme. No quería seguir hablando con él, aunque algo en mí se negaba a dar por terminada la conversación.

"Lo he encontrado." Su voz me detuvo en seco. No tuve que girarme para saber que seguía mirándome, y ese pensamiento me irritó más de lo que debería.

Decidí ignorarlo y caminé hacia una mesa cercana donde Alessia ya estaba hablando con alguien. La noche no estaba destinada a ser larga, y planeaba mantenerla de esa forma. Pero algo me decía que "Lev" no iba a desaparecer tan fácilmente.

Mientras tanto, Valentina reía a carcajadas con un joven junto a la barra, y Alessia parecía haber atrapado la atención de otro hombre que no podía quitarle los ojos de encima. Ellas estaban disfrutando la fiesta, mientras yo sentía un peso extraño en el pecho, como si algo estuviera a punto de desmoronarse.

Una hora más tarde, cuando creía que finalmente podría marcharme, lo vi de nuevo. Esta vez, "Lev" estaba cerca de la salida, hablando con un hombre mayor que parecía importante. No sé por qué, pero algo en esa escena me hizo detenerme. Sus movimientos, sus gestos... Había algo que no encajaba.

"¿Lista para irnos?" preguntó Alessia, interrumpiendo mis pensamientos.

"Sí," respondí sin quitarle los ojos de encima a Lev. Algo en él no estaba bien, pero no podía descubrir qué. Por ahora, era sólo una sospecha.

Una sospecha que, semanas después, descubriría que era más peligrosa de lo que jamás habría imaginado.




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