Narrado por Isabella
Habían pasado tres días desde aquella noche en el bar, pero la sensación de peligro no me abandonaba. Cada vez que cerraba los ojos, veía esos malditos ojos grises mirándome como si estuvieran desnudándome por completo. Alekséi, o "Lev" como había decidido presentarse, era más que una molestia. Era una amenaza.
No podía permitirme que alguien así rondara cerca de mí. En mi posición, cualquier error podía significar la caída de todo lo que había construido. La familia Moretti dependía de mi fuerza, de mi capacidad para mantenerme un paso adelante. Pero esa noche, por primera vez en mucho tiempo, sentía que alguien me estaba alcanzando.
Mis pensamientos se interrumpieron cuando Alessia entró en mi oficina sin llamar. Sostuvo un informe en la mano, su rostro grave.
"Tenemos un problema," dijo sin rodeos.
"¿Qué pasó ahora?"
"Es Valentina. Ha estado saliendo con alguien desde la fiesta en Mónaco."
Me tensé de inmediato. "¿Quién es?"
"No lo sabemos. Dice que es un simple empresario, pero no confío en ella."
Valentina siempre había sido la más rebelde de nosotras, la más imprudente. Mientras Alessia y yo nos dedicábamos a mantener el equilibrio de la familia, Valentina se deslizaba por los márgenes, probando los límites una y otra vez.
"Quiero toda la información sobre ese hombre," ordené, levantándome de mi silla. "Si resulta ser una amenaza para la familia, lo solucionaremos."
Alessia asintió y se fue rápidamente. Me quedé sola en la oficina, tratando de concentrarme en los documentos frente a mí, pero mi mente seguía regresando a Alekséi. Algo en él no cuadraba, y si tenía alguna conexión con lo que Valentina estaba haciendo, las cosas podrían complicarse rápidamente.
Esa misma noche, decidí investigar por mi cuenta. Sabía que era un riesgo, pero no podía quedarme de brazos cruzados esperando respuestas. Llamé a Luca, uno de mis hombres más confiables, y le pedí que me llevara a un club exclusivo en el centro de la ciudad.
El lugar estaba abarrotado, como siempre. Luces parpadeantes, música ensordecedora y personas que intentaban olvidar sus miserias en el alcohol y el hedonismo. Era un lugar perfecto para esconderse, pero también para encontrar información.
"¿Segura que quieres estar aquí, Isabella?" preguntó Luca mientras caminábamos hacia una mesa en la esquina del club.
"Haz tu trabajo y no hagas preguntas."
Me senté con la espalda contra la pared, observando cada movimiento en el lugar. Estaba buscando algo, aunque no sabía exactamente qué. Pero entonces, como si el destino estuviera burlándose de mí, lo vi.
Alekséi estaba allí.
Esta vez, no llevaba el abrigo oscuro que lo hacía parecer una sombra. Vestía un traje perfectamente cortado, y su cabello oscuro estaba ligeramente desordenado, como si acabara de salir de una reunión importante. Hablaba con un hombre que no reconocí de inmediato, pero que claramente estaba nervioso en su presencia.
"Luca," murmuré, señalando discretamente hacia Alekséi. "¿Sabes quién es ese hombre?"
Luca lo observó durante unos segundos antes de negar con la cabeza. "Nunca lo he visto antes, pero no parece un simple empresario."
"Eso ya lo sé."
Decidí esperar. Sabía que Alekséi no se quedaría mucho tiempo, y si lograba seguirlo, podría descubrir algo más sobre él. Pero lo que no esperaba era que él también me hubiera visto.
Nuestros ojos se encontraron a través de la multitud, y mi corazón se detuvo por un instante. Su expresión cambió ligeramente, pasando de la sorpresa a una especie de diversión oscura. No se movió de inmediato, pero supe que no iba a ignorarme.
Luca notó el cambio en mi postura y se inclinó hacia mí. "¿Qué hacemos?"
"Nada. Quédate aquí."
Me levanté antes de que pudiera detenerme y caminé hacia Alekséi con pasos calculados. Si él iba a jugar a este juego, yo también lo haría.
"¿Nos volvemos a encontrar, Lev?" dije cuando estuve lo suficientemente cerca como para que me escuchara.
"Isabella," respondió con esa maldita sonrisa que parecía disfrutar de mi incomodidad. "Estás empezando a hacerme pensar que me estás siguiendo."
"Tal vez debería decir lo mismo."
"Tal vez." Dio un paso hacia mí, rompiendo la distancia entre nosotros. "¿Por qué no nos sentamos y hablamos como personas civilizadas?"
No confiaba en él, pero tampoco iba a retroceder. Asentí y me senté en una de las mesas cercanas. Alekséi se sentó frente a mí, inclinándose ligeramente hacia adelante como si quisiera mantener nuestra conversación en secreto.
"¿Qué estás haciendo aquí?" pregunté directamente.
"Negocios."
"No pareces un hombre de negocios común."
"¿Y tú sí?"
Me mordí la lengua para no responder. Alekséi era un hombre inteligente, eso estaba claro, pero también era un manipulador. Si quería obtener respuestas, tendría que ser más astuta que él.
"¿Qué tipo de negocios?" insistí.
"Eso depende de con quién hable. Pero si quieres saber más, tal vez deberíamos pasar más tiempo juntos."
"Eso no va a suceder."
"¿Por qué no? No tienes miedo de mí, ¿verdad?"
"Los hombres como tú no me asustan," respondí, aunque no estaba segura de que fuera completamente cierto.
Alekséi se echó hacia atrás en su silla, su sonrisa más amplia que nunca. "Eso me gusta de ti, Isabella. No eres como las demás."
"Y tú no eres tan encantador como crees."
Se rió suavemente, un sonido bajo que parecía vibrar en el aire entre nosotros. "Tal vez, pero parece que no puedes evitar venir hacia mí."
La conversación terminó cuando Alekséi se levantó y me ofreció una última mirada cargada de promesas implícitas. "Nos veremos pronto, Isabella."
Lo vi marcharse, sabiendo que sus palabras no eran una simple amenaza. Este hombre no iba a desaparecer, y lo peor de todo era que una parte de mí no quería que lo hiciera.