Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 15: El verdadero enemigo

Narrado por Isabella

El silencio en la calle era ensordecedor.

Los cuerpos de los hombres de Volkov yacían a nuestro alrededor, pero el verdadero peligro estaba justo frente a nosotros. Igor Volkov, en carne y hueso, de pie con esa sonrisa de superioridad que me hervía la sangre.

"¿Esperabas esto, Isabella?" preguntó, su voz grave y su acento ruso pronunciado.

Mi dedo permanecía firme en el gatillo, pero Alekséi, que estaba a mi lado, levantó una mano, como si pidiera calma.

"No dispares aún," murmuró Alekséi, sin apartar la mirada de Volkov.

"¿Por qué no? Está aquí, vulnerable," respondí, mi voz cargada de furia contenida.

"Porque si Volkov está aquí, significa que tiene un plan. No es el tipo de hombre que se arriesga sin una buena razón."

Alekséi tenía razón, y eso me enfurecía aún más. Bajé lentamente el arma, pero mis ojos nunca se apartaron de los de Volkov.

"¿Qué quieres, Volkov?" pregunté, intentando mantener mi tono neutral.

Él dio un paso hacia nosotros, su abrigo ondeando ligeramente con el viento.

"Quiero hablar," respondió simplemente.

Una risa amarga escapó de mis labios.

"¿Hablar? ¿Después de todo lo que has hecho? ¿Después de enviar a tus hombres a morir?"

"Esos hombres sabían los riesgos.

Además, si realmente quisiera acabar con ustedes, ¿no crees que habría traído refuerzos?"

Alekséi dio un paso adelante, poniéndose ligeramente entre Volkov y yo.

"¿De qué se trata esto, Igor?"

Volkov sonrió, como si disfrutara de nuestra confusión.

"Se trata de una tercera fuerza. Algo más grande que tú, Isabella, y que tú, Alekséi. Alguien está moviendo los hilos para enfrentarnos. Y si no trabajamos juntos, ambos seremos destruidos."

La declaración de Volkov cayó como una bomba. Miré a Alekséi, buscando alguna señal de que esto era parte de un truco.
Pero por primera vez, su expresión reflejaba duda, incluso preocupación.

"¿Por qué deberíamos creerte?" pregunté, cruzándome de brazos.

"Porque no tienes otra opción," respondió Volkov, su tono frío como el hielo.

"Ya sabes que Carlo no actuaba solo. Pero lo que no sabes es quién lo estaba financiando."

"¿Quién?" preguntó Alekséi, su voz más firme ahora.

Volkov sacó un sobre de su abrigo y lo lanzó sobre la mesa improvisada que habíamos usado para planear la emboscada. Con un gesto, me indicó que lo abriera.

Dentro había fotografías y documentos, todos apuntando a un nombre que no reconocía de inmediato: Dmitri Petrovich.

"¿Quién es este?" pregunté, estudiando las imágenes.

"Dmitri es un hombre de negocios... o al menos, eso es lo que quiere que el mundo crea. En realidad, es el líder de una organización clandestina que está buscando consolidar el poder de todas las mafias en Europa y Asia bajo su mando.
Incluidos los Ivanov y los De Rossi."

La revelación dejó a todos en silencio. Por un momento, intenté procesar lo que significaba. Dmitri no solo era una amenaza para mí, sino también para Alekséi y, aparentemente, incluso para Volkov.

"¿Por qué ahora?" preguntó Alekséi, rompiendo el silencio.

"Porque Dmitri sabe que si nuestras familias siguen enfrentándose, será más fácil para él eliminarnos a ambos," respondió Volkov.

"Divide y vencerás. Es una táctica antigua, pero efectiva."

"¿Y qué sugieres que hagamos?" pregunté, aunque odiaba la idea de aliarme con Volkov.

"Una tregua," dijo sin dudar. "Unimos fuerzas, eliminamos a Dmitri y luego... bueno, luego podemos volver a matarnos si eso es lo que desean."

La propuesta era tan absurda como lógica.

Por un lado, aliarme con Alekséi ya era suficiente tensión; añadir a Volkov a la mezcla parecía una receta para el desastre. Pero no podía ignorar la amenaza que representaba Dmitri.

"Necesito tiempo para pensarlo," dije finalmente, guardando los documentos en mi chaqueta.

"Por supuesto," respondió Volkov con una inclinación de cabeza.

"Pero no tardes demasiado. Dmitri no esperará a que nos pongamos de acuerdo."

Con eso, se dio la vuelta y se marchó, dejándonos a Alekséi y a mí solos en la fría noche de Milán.

"¿Qué piensas hacer?" preguntó Alekséi, rompiendo el silencio.

"No lo sé aún," respondí, sinceramente.

"Pero sé que no puedo confiar en Volkov."

"En eso estamos de acuerdo," dijo, encendiendo un cigarrillo.

"Pero tiene razón en algo. Dmitri es una amenaza real."

Lo miré, intentando leer sus intenciones.

Alekséi siempre había sido un hombre difícil de descifrar, pero en ese momento, parecía genuinamente preocupado.

"Si trabajamos con él," dije lentamente,

"necesitamos asegurarnos de que no nos apuñale por la espalda."

"Déjame manejar eso," respondió Alekséi, su tono firme.

"No, Alekséi. Si vamos a hacer esto, será bajo mis condiciones."

Esa noche, mientras revisaba los documentos en mi despacho, no pude evitar sentirme atrapada en una encrucijada. Por un lado, estaba la amenaza de Dmitri, un enemigo que apenas entendía. Por otro, estaba Volkov, un aliado temporal que podía volverse contra mí en cualquier momento.

Pero lo que más me perturbaba era Alekséi. Había algo en su comportamiento que me desconcertaba. Por momentos, parecía un aliado genuino, pero nunca podía olvidar que era el jefe de la mafia rusa, mi enemigo natural.

"¿En qué lío me he metido?" susurré para mí misma, cerrando los ojos por un momento.

Al día siguiente, convoqué a una reunión con Alessia y Valentina para discutir los próximos pasos.

"Esto es una locura," dijo Alessia tan pronto como terminé de explicar lo sucedido. "Aliarnos con Volkov... Isabella, esto podría ser nuestra ruina."

"Lo sé," respondí. "Pero no tenemos otra opción. Dmitri es una amenaza mucho mayor de lo que imaginábamos."

Valentina permaneció en silencio, estudiando los documentos. Finalmente, habló.




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