Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 18: La segunda traición

Narrado por Isabella

El eco de los disparos seguía resonando en mi mente mucho después de haber abandonado el puerto. El fracaso del operativo pesaba sobre mis hombros como una sentencia. Dmitri había anticipado cada uno de nuestros movimientos, y eso solo podía significar una cosa: había otro traidor en nuestras filas.

Mis hermanas estaban esperándome en el club nocturno que usábamos como base temporal. Valentina caminaba de un lado a otro, visiblemente alterada, mientras Alessia estudiaba un mapa con una concentración implacable.

"¿Qué demonios pasó?" preguntó Valentina tan pronto como crucé la puerta.

"Dmitri lo sabía," respondí, dejando caer mi chaqueta sobre una silla. "Nos estaban esperando."

"¿Estás diciendo que Stefano nos traicionó otra vez?" preguntó Alessia, levantando la vista del mapa.

"No estoy segura," respondí. "Pero no podemos descartar nada. Necesito que lo encuentres, Alessia. Ahora."

Mientras Alessia salía para localizar a Stefano, Valentina se sentó frente a mí, cruzando los brazos.

"No podemos seguir así, Isabella. Cada paso que damos, Dmitri parece estar dos pasos por delante."

"Lo sé," respondí, masajeándome las sienes. "Pero no podemos permitir que esto nos debilite. Si Dmitri ve que estamos perdiendo el control, no dudará en atacarnos con todo lo que tiene."

Valentina asintió, aunque su expresión seguía siendo tensa. Era más impulsiva que Alessia y yo, pero sabía que podía confiar en su lealtad.

Horas más tarde, Alessia regresó con noticias preocupantes.

"Stefano desapareció," anunció, dejando caer un teléfono sobre la mesa. "Pero esto es lo que encontré en su habitación."

Tomé el teléfono y revisé los mensajes que había dejado. Eran comunicaciones cifradas con alguien que claramente trabajaba para Dmitri. Pero lo más inquietante era un mensaje reciente que sugería que Stefano no estaba trabajando solo.

"Hay otro infiltrado," dije en voz baja, mis sospechas confirmadas.

"¿Quién podría ser?" preguntó Valentina, su tono lleno de frustración.

"No lo sé, pero lo descubriré," respondí con firmeza.

Más tarde esa noche, Alekséi llegó al club. Su expresión era tan sombría como me sentía yo.

"Perdimos más hombres de los que anticipé," dijo, sentándose frente a mí. "Esto no puede seguir así."

"Estoy de acuerdo," respondí. "Dmitri está jugando con nosotros, y no pienso permitirlo."

Le mostré el teléfono de Stefano y le expliqué lo que Alessia había encontrado. Alekséi lo examinó con cuidado antes de devolverlo.

"Si hay otro traidor, no podemos movernos hasta descubrir quién es," dijo.

"No podemos quedarnos quietos tampoco," respondí. "Dmitri no nos dará ese lujo."

Decidimos que lo mejor sería organizar una reunión con nuestros hombres más cercanos. Necesitábamos reforzar nuestra red de seguridad y asegurarnos de que nadie más estuviera trabajando para Dmitri.

La reunión tuvo lugar en una de nuestras propiedades más seguras, una mansión en las afueras de la ciudad. Mis hombres estaban reunidos en el salón principal, sus rostros reflejando la tensión que todos sentíamos.

"Estamos en guerra," les dije, caminando frente a ellos. "Dmitri ha infiltrado nuestras filas, pero no toleraré más traiciones. Si alguno de ustedes tiene algo que confesar, este es el momento."

El silencio que siguió fue casi insoportable. Nadie habló, pero podía sentir las miradas nerviosas entre algunos de ellos.

"Bien," continué. "Si descubro que alguien aquí está trabajando para Dmitri, no mostraré piedad."

Después de la reunión, Alekséi se acercó a mí.

"No creo que lo consigas así," dijo, cruzando los brazos.

"¿Tienes una mejor idea?" pregunté, mi paciencia empezando a agotarse.

"Sí. Déjame interrogar a tus hombres."

Lo miré fijamente, evaluando su propuesta. La idea de dejar que Alekséi tuviera acceso directo a mis hombres no me hacía gracia, pero sabía que tenía experiencia en detectar mentiras.

"Tienes una hora," dije finalmente. "Nada más."

Alekséi asintió y se dirigió a uno de los cuartos donde ya esperaba uno de mis hombres.

Mientras tanto, Alessia me llamó aparte.

"Encontré algo más," dijo, mostrándome un archivo en su computadora. "Uno de nuestros envíos recientes fue interceptado, pero no por los hombres de Dmitri. Por alguien más."

"¿Quién?" pregunté, frunciendo el ceño.

"No estoy segura aún, pero esto podría ser más grande de lo que pensamos. Puede que Dmitri no sea nuestro único enemigo."

La idea de una tercera fuerza entrando en juego complicaba las cosas aún más.

Cuando Alekséi regresó, su expresión era seria.

"Tu hombre, Marco," dijo. "Está escondiendo algo."

"¿Estás seguro?"

"Lo suficiente como para apostarlo todo," respondió.

Marco era uno de mis soldados más antiguos, alguien en quien había confiado durante años. La idea de que él pudiera ser el traidor era difícil de aceptar, pero no podía ignorar la evidencia.

"Tráelo aquí," ordené.

Marco fue llevado al despacho poco después, su expresión reflejando tanto confusión como miedo.

"Marco," comencé, mi tono frío y calculador. "Alekséi cree que estás escondiendo algo. ¿Es cierto?"

"¡No, señora! Yo... nunca haría algo así," respondió rápidamente.

"¿Entonces por qué estás nervioso?" preguntó Alekséi, dando un paso adelante.

"No estoy nervioso... solo... esto no tiene sentido," balbuceó Marco.

Lo observé detenidamente, buscando cualquier señal de mentira.

"Marco," dije finalmente, "si tienes algo que decir, este es el momento."

El silencio que siguió fue suficiente para confirmar mis sospechas.

"Llévenselo," ordené. "No me importa lo que tengas que hacer, pero quiero la verdad."

Mis hombres arrastraron a Marco fuera de la habitación, dejando a Alekséi y a mí solos.

"Esto no va a terminar bien," dijo Alekséi, encendiendo un cigarro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.