Narrado por Isabella
La interrogación de Marco fue más difícil de lo que anticipé. Mis hombres lo encerraron en el sótano de la mansión, un lugar reservado para situaciones críticas.
Alekséi y yo observábamos desde detrás de un espejo de dos caras, dejando que uno de los nuestros comenzara con el interrogatorio.
Marco estaba encadenado a una silla de metal, con sudor corriendo por su frente.
Lo conocía desde hacía años. Había sido leal, o al menos eso pensaba. Verlo en esa posición me hacía preguntarme cuántas máscaras llevaba la gente a mi alrededor.
"Marco," comenzó Alessia, quien había insistido en liderar el interrogatorio,"sabemos que estabas ocultando algo. No nos hagas perder tiempo. Habla."
"¡No he hecho nada!" gritó Marco, su voz desesperada. "¡He servido a los De Rossi con lealtad desde siempre! ¿Cómo pueden dudar de mí?"
Alekséi bufó a mi lado.
"Es clásico," dijo en voz baja, "el leal que de repente se siente ofendido cuando se le acusa."
"Cállate," respondí sin mirarlo.
A pesar de mi irritación, sabía que Alekséi tenía razón. La actitud de Marco no hacía más que reforzar mis sospechas.
"Entonces explica esto," dijo Alessia, lanzándole el teléfono que habíamos encontrado en la habitación de Stefano.
"Tus huellas están en este aparato, y sabemos que fue usado para comunicarse con los hombres de Dmitri. ¿Aún tienes algo que decir?"
La expresión de Marco cambió, una mezcla de miedo y resignación.
"No es lo que parece," murmuró.
"¿Entonces qué es?" preguntó Alessia, inclinándose hacia él.
"¡Stefano me obligó!" confesó finalmente.
"Me amenazó. Dijo que mataría a mi familia si no le ayudaba."
Suspiré y cerré los ojos por un momento.
Si Marco estaba diciendo la verdad, entonces Stefano no solo era un traidor, sino también un manipulador que había explotado las debilidades de mis hombres.
"¿Qué más sabes?" pregunté, entrando en la habitación.
Marco me miró con lágrimas en los ojos.
"Solo sé que Stefano estaba en contacto directo con Dmitri," respondió. "Pero también... hablaba de alguien más. Alguien más poderoso."
"¿Más poderoso que Dmitri?" pregunté, inclinándome hacia él.
"No sé quién es," dijo Marco rápidamente.
"Pero Stefano decía que Dmitri no era el verdadero cerebro detrás de esto."
Las palabras de Marco me dejaron helada.
La posibilidad de que hubiera una fuerza aún mayor moviendo las piezas complicaba las cosas de una forma que no había anticipado.
Salí de la habitación, dejando que mis hombres se encargaran del resto. Alekséi me siguió, su expresión tan seria como la mía.
"¿Crees que está diciendo la verdad?" preguntó.
"No lo sé," respondí. "Pero si lo está, esto es más grande de lo que pensábamos."
"Entonces necesitamos respuestas rápido," dijo Alekséi.
"Sí, pero primero debemos encontrar a Stefano," respondí. "Él es la clave de todo."
Esa misma noche, convocamos a una reunión con todos nuestros aliados.
Necesitábamos reforzar nuestra red y prepararnos para lo que estaba por venir.
"Dmitri no está solo," les dije, caminando frente a ellos. "Y si lo que hemos descubierto es cierto, esto es solo el principio. Quiero a todos en alerta máxima.
Ningún movimiento se hace sin mi aprobación."
Mis aliados asintieron, aunque podía sentir la tensión en el aire. Nadie quería admitirlo, pero todos sabíamos que estábamos en una posición vulnerable.
Después de la reunión, Alekséi y yo nos quedamos en la sala, revisando los planes para localizar a Stefano.
"¿Qué harás si lo encuentras?" preguntó
Alekséi.
"Lo haré hablar," respondí sin dudar.
"Y si no quiere hablar.."
"Siempre habla, Alekséi. Solo hay que saber cómo hacerlo."
Mientras trabajábamos, Alessia apareció con noticias.
"Recibimos un informe de uno de nuestros contactos en el puerto," dijo. "Vieron a Stefano abordando un barco rumbo al este. Probablemente a Rusia."
"Eso no puede ser una coincidencia," dijo
Alekséi.
"No lo es," respondí. "Si Stefano está huyendo hacia territorio de Dmitri, es porque sabe que está perdiendo el control aquí."
"Entonces hay que actuar rápido," dijo
Alekséi.
Al día siguiente, reunimos a un equipo pequeño pero eficiente y nos dirigimos al puerto. Nuestro objetivo era interceptar el barco antes de que saliera de aguas internacionales.
El ambiente en el puerto era tenso, con las luces de los barcos iluminando el agua oscura. Mis hombres estaban preparados, y Alekséi estaba a mi lado, su pistola lista en la mano.
"Ahí está," dijo Alessia, señalando un barco carguero en la distancia.
Nos movimos rápido, subiendo a bordo antes de que pudieran darse cuenta de nuestra presencia.
Encontramos a Stefano escondido en una de las cabinas. Su cara de sorpresa al vernos fue casi satisfactoria.
"¿Pensaste que podías escapar?" le dije, apuntándole con mi pistola.
"¡lsabella, puedo explicarlo!" gritó, levantando las manos.
"Espero que sea una buena explicación," respondí, haciendo un gesto para que mis hombres lo ataran.
Sabía que Stefano tenía las respuestas que necesitábamos, y no pensaba dejar que escapara esta vez.
Mientras el barco se alejaba lentamente del puerto, sentí que las piezas del rompecabezas finalmente comenzaban a encajar. Dmitri no era el verdadero enemigo. Había alguien más, alguien que había estado moviendo las piezas desde las sombras.
Y yo estaba decidida a encontrarlo, sin importar el costo.