Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 20: Sombras en el juego

Narrado por Aleksei

Los días en los que dudaba de mi posición como líder habían quedado atrás. Mi lugar estaba en la cima, entre sangre, fuego y caos. Sin embargo, había algo en Isabella De Rossi que me hacía cuestionarme las reglas que siempre había seguido. Ella era diferente. Fuerte, decidida, una mujer que nunca se dejaba intimidar, ni siquiera por alguien como yo.

La noche en el puerto aún resonaba en mi mente. El momento en que encontramos a
Stefano, el traidor, me dejó con más preguntas que respuestas. Ahora estábamos en camino a interrogarlo, y aunque sabía que Isabella tenía sus propios métodos, yo estaba decidido a conseguir lo que necesitábamos.

El viaje al lugar de interrogación fue tenso.

Isabella estaba sentada frente a mí, con los brazos cruzados y la mirada fija en la ventana. Sus hermanas, Alessia y Valentina, no estaban con nosotros esta vez. Este era un asunto que necesitábamos manejar directamente.

"¿Qué crees que dirá Stefano?" pregunté, rompiendo el silencio.

"Lo que yo quiera que diga," respondió sin siquiera mirarme.

Sonreí ante su seguridad. Isabella era impredecible, pero también sabía que no podía subestimarla. Si Stefano hablaba, sería por su voluntad, no por la mía.

"¿Y si se niega?"

Ella finalmente giró la cabeza hacia mí, sus ojos oscuros y llenos de determinación.

"Entonces me aseguraré de que desee no haberlo hecho."

Llegamos a una antigua bodega en las afueras de la ciudad. Era un lugar aislado, perfecto para lo que necesitábamos. Mis hombres habían preparado todo. Stefano estaba encadenado a una silla en el centro de la habitación, con una luz tenue iluminando su rostro pálido.

"¿Listo para esto?" pregunté, dirigiéndome a Isabella mientras ajustaba mis guantes de cuero.

"Siempre," respondió, pasando junto a mí.

La vi caminar hacia Stefano con una gracia letal. Aunque sabía que este era su territorio, no podía evitar intervenir.

Stefano tenía información que necesitaba tanto como ella.

"Stefano," comencé, mientras me colocaba frente a él. "Sabes quién soy, ¿verdad?"
El hombre asintió rápidamente, el miedo evidente en su rostro.

"Entonces sabes que no soy alguien con quien quieras jugar"

Isabella se cruzó de brazos, observándome con una ligera sonrisa.

"¿Vas a interrogarlo o simplemente a intimidarlo?" preguntó, su tono burlón.

La ignoré y me acerqué más a Stefano.

"Dime, ¿cuánto tiempo llevas trabajando para Dmitri?"

"¡No quería hacerlo!" gritó Stefano. "¡Me forzaron! Dmitri amenazó a mi familia, no tenía opción."

"Eso ya lo sabemos," intervino Isabella, su voz cortante. "Dime algo que no sepa, Stefano.

¿Quién es el verdadero cerebro detrás de Dmitri?"

El silencio de Stefano fue suficiente para despertar mi frustración. Saqué un cuchillo y lo coloqué contra su cuello, lo suficientemente cerca como para que sintiera el filo.

"Creo que no entiendes la gravedad de la situación," dije en voz baja. "Hablar no es opcional."

"¡Está bien, está bien!" gritó finalmente. "No sé su nombre, pero Dmitri responde a alguien más. Es un extranjero... alguien que controla una red más grande que la tuya o la de Isabella."

Mis ojos se encontraron con los de Isabella, y vi la misma mezcla de sorpresa y preocupación que yo sentía.

"¿Dónde podemos encontrarlo?" preguntó ella, dando un paso adelante.

"No lo sé," respondió Stefano, con la voz temblorosa. "Solo sé que Dmitri le tiene miedo. Y si le temen, ustedes también deberían."

Cuando terminamos con Stefano, lo dejamos bajo la vigilancia de nuestros hombres. Isabella y yo salimos de la bodega, el aire frío de la noche golpeándonos mientras intentábamos asimilar lo que habíamos escuchado.

"¿Qué piensas?" le pregunté, encendiendo un cigarro.

"Pienso que Dmitri es solo un peón," respondió, cruzándose de brazos. "Pero si alguien está usando a la mafia rusa para jugar contra mí, será mejor que esté preparado."

Sonreí ligeramente ante su ferocidad. Isabella no tenía miedo de enfrentarse a cualquier enemigo, sin importar su tamaño o poder.

"Eres demasiado impulsiva," comenté. "Esto requiere estrategia, no solo coraje."

"Y tú eres demasiado arrogante," respondió con una sonrisa irónica. "¿Crees que puedes manejar esto solo?"

"Tal vez," respondí, aunque ambos sabíamos que era mentira.

Esa noche, volvimos al club nocturno que Isabella usaba como base. Mientras sus hermanas revisaban la información, me quedé en su despacho, observándola trabajar.

"Eres una mujer interesante, Isabella," dije finalmente.

Ella levantó la vista de sus documentos, arqueando una ceja.

"¿Eso es un cumplido?"

"Es una observación," respondí.

"Bien," dijo, volviendo a su trabajo. "Porque no tengo tiempo para tus juegos, Alekséi."

Reí entre dientes, pero no insistí. Isabella era como un enigma que no podía dejar de intentar resolver, aunque sabía que probablemente nunca lo haría.

A medida que avanzaba la noche, quedó claro que nuestras guerras individuales estaban entrelazadas. Dmitri era un enemigo común, pero el verdadero peligro estaba en las sombras, acechándonos a ambos.

Y mientras Isabella y yo trabajábamos juntos, no podía evitar preguntarme cuánto tiempo pasaría antes de que nuestras alianzas se convirtieran en algo más... o en nuestra ruina.




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