Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 23: La trampa invisible

Narrado por Isabella

El humo y la pólvora todavía flotaban en el aire cuando el último disparo resonó en la distancia. Habíamos sobrevivido, pero no sentí alivio. Sabía que Dmitri no estaba aquí, y eso significaba que nuestro verdadero enemigo seguía moviendo las piezas desde las sombras.

Alekséi estaba de pie a mi lado, su rostro imperturbable mientras observaba el campo de batalla. Era frustrante lo difícil que era leerlo. Parecía que nunca perdía la calma, ni siquiera en medio del caos. Yo, en cambio, sentía cada músculo de mi cuerpo tenso, cada pensamiento girando hacia lo que podría haber salido mal.

"Esto no fue suficiente," murmuré, más para mí misma que para él.

"No," respondió Alekséi, sin mirarme. "Pero enviaste un mensaje."

"Un mensaje no detendrá a Dmitri."

"Tal vez no, pero lo hará pensar dos veces antes de subestimarte."

Mientras nuestros hombres se ocupaban de los heridos y aseguraban el lugar, me aparté del grupo. Necesitaba un momento para pensar, para procesar lo que acababa de suceder. Sabía que Alekséi me seguía; podía sentir su presencia detrás de mí. No intentó hablar al principio, lo cual agradecí.

Finalmente, cuando llegamos a un lugar más tranquilo, rompió el silencio.

"¿Qué sigue?"

Suspiré, pasando una mano por mi cabello.

"Esto no fue suficiente," repetí. "Dmitri no se detendrá. Y ahora sabe que estamos listos para enfrentarlo."

"Eso puede ser una ventaja," dijo, con ese tono tranquilo que tanto me irritaba y fascinaba a la vez. "Si cree que puede predecir tus movimientos, podrías usar eso en su contra."

Me giré para enfrentarlo, cruzándome de brazos.

"¿Por qué estás tan seguro de que esto funcionará?"

"Porque conozco a Dmitri," respondió, su mirada fija en la mía. "Él actúa por impulso, pero siempre piensa que tiene el control. Si lo haces creer que está ganando, lo llevarás exactamente a donde quieres."

"¿Y si se da cuenta antes?"

"Entonces improvisamos."

Rodé los ojos, frustrada por su confianza. Pero en el fondo, sabía que tenía razón. Dmitri era impulsivo, y eso podía ser su debilidad.

Cuando volvimos al grupo, mis hermanas ya estaban discutiendo los próximos pasos con algunos de nuestros capitanes. Valentina me miró de inmediato, sus ojos llenos de preguntas.

"¿Y ahora qué?" preguntó, su tono cargado de preocupación.

"Nos preparamos para lo peor," respondí, mirando a cada uno de los presentes. "Esto fue solo el comienzo. Dmitri todavía tiene recursos, y no podemos permitirnos bajar la guardia."

"¿Qué propones?" preguntó Alessia, siempre la más impaciente de las dos.

"Una ofensiva calculada," dije. "Si queremos ganar esta guerra, necesitamos atacar donde más le duela. Pero primero, necesitamos información."

El plan era claro en mi mente, pero sabía que llevarlo a cabo no sería fácil. Dmitri tenía aliados, contactos y una red que rivalizaba con la nuestra. Para derrotarlo, necesitaríamos algo más que fuerza; necesitaríamos astucia.

Alekséi intervino en ese momento, su voz calmada pero firme.

"Conozco a alguien que puede ayudarnos," dijo. "Pero no será fácil convencerlo."

"¿Quién?" pregunté, mi curiosidad despertada.

"Un antiguo asociado de Dmitri. Se separaron hace años, pero todavía tiene información valiosa sobre sus operaciones. Sin embargo, tiene un precio."

"¿Cuál es?"

"Protección. Está escondido porque Dmitri lo quiere muerto. Si lo encontramos y le ofrecemos seguridad, hablará."

Aunque dudé al principio, sabía que no teníamos otra opción. Necesitábamos toda la ventaja que pudiéramos obtener, y si ese hombre podía darnos información, valía la pena el riesgo.

"Muy bien," dije finalmente. "Localízalo. Pero quiero saber exactamente dónde estará antes de movernos."

Alekséi asintió, y por un momento, pensé ver algo parecido a admiración en su mirada.

"Te avisaré cuando lo encuentre," dijo antes de salir del lugar.

El resto de la noche pasó en una niebla de órdenes y planificación. Mis hermanas estaban preocupadas, y lo entendía. Esto no era solo una guerra contra Dmitri; era una guerra por nuestra supervivencia.

Valentina se me acercó más tarde, cuando el club finalmente se vació.

"¿Estás segura de esto?" preguntó, su voz baja.

"No," admití, mirándola directamente. "Pero no tenemos otra opción."

"Solo ten cuidado," dijo, tocándome el brazo con suavidad. "No podemos permitirnos perderte."

Cuando finalmente estuve sola en mi oficina, dejé escapar un suspiro. Sabía que esta guerra me estaba cambiando, y no estaba segura de cuánto más podía soportar. Alekséi tenía razón: Dmitri no se detendría hasta vernos destruidos.

Pero mientras tuviera algo de fuerza, no dejaría que eso sucediera.

La puerta se abrió en ese momento, y Alekséi entró sin anunciarse, como siempre.

"Lo encontré," dijo, lanzando un sobre sobre mi escritorio.

Lo abrí y vi una dirección, junto con una fotografía de un hombre de mediana edad.

"Está en el puerto," explicó. "Si vamos ahora, podremos hablar con él antes de que Dmitri lo encuentre."

Asentí, levantándome de mi silla.

"Vamos," dije, agarrando mi chaqueta.

Mientras salíamos juntos del club, no pude evitar pensar en lo extraño que era confiar en alguien como Alekséi. Era mi enemigo, o al menos, lo había sido. Pero ahora, en medio de esta guerra, era mi mejor aliado.

Y aunque no quería admitirlo, había algo en él que empezaba a afectarme de formas que no podía ignorar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.