Narrado por Isabella
El eco del disparo resonó en la vieja fábrica, y por un instante, todo quedó en suspenso. Mis sentidos estaban alerta, esperando el impacto de una bala, pero no llegó. Dmitri retrocedió bruscamente, una expresión de sorpresa en su rostro, antes de desplomarse al suelo.
Me giré rápidamente hacia la dirección del disparo y vi a Alekséi, su rifle aún levantado, su mirada fija en Dmitri. Su equipo había irrumpido en la fábrica justo a tiempo.
"¿Siempre tienes que hacer una entrada tan dramática?" le pregunté, bajando mi arma.
"Si no lo hago yo, ¿quién lo hará?" respondió con una sonrisa ladeada antes de volverse hacia los hombres de Dmitri, que ahora estaban desconcertados.
"¡Ríndanse!" gritó Alekséi, su voz retumbando en la fábrica. "Si bajan las armas, tal vez vivan para ver otro día."
Uno a uno, los hombres de Dmitri soltaron sus armas, conscientes de que la situación estaba completamente en nuestra contra. Mis hombres se movieron rápidamente para asegurarlos, dejando a la fábrica en un tenso pero controlado silencio.
Caminé hacia Dmitri, que yacía en el suelo, sosteniéndose el costado donde Alekséi lo había alcanzado. La sangre manchaba su camisa, pero seguía consciente.
"¿Últimas palabras?" le pregunté, inclinándome sobre él.
"Eres... más astuta de lo que pensé," dijo entrecortadamente, una sonrisa débil en su rostro.
"No lo suficiente," respondí fríamente antes de apuntar mi arma a su cabeza y disparar.
El sonido del disparo marcó el final de la amenaza inmediata, pero no sentí satisfacción. Dmitri era solo una pieza en un juego mucho más grande, y su muerte no significaba el final de la guerra.
"¿Era necesario?" preguntó Alekséi, acercándose a mí mientras limpiaba el cañón de su arma.
"No podía arriesgarme a que hablara o a que intentara algo más tarde," respondí, sin mirarlo.
"Siempre tan pragmática," comentó, aunque había un tinte de aprobación en su voz.
Pasamos las siguientes horas asegurando la fábrica y confiscando todo lo que pudimos: armas, dinero, documentos. Había mucho más de lo que esperaba, y cada caja que abríamos revelaba otra capa de la red de Dmitri.
"Esto es solo una fracción de lo que tiene," dijo Alekséi mientras revisaba una pila de documentos. "Pero es un buen comienzo."
"Es más de lo que teníamos ayer," respondí. "Y ahora que Dmitri está fuera del juego, podemos movernos con más libertad."
Alekséi asintió, pero su expresión seguía siendo seria.
"¿Qué pasa?" le pregunté.
"Esto no se acaba con Dmitri," dijo, dejando los papeles a un lado. "Alguien más tomará su lugar. Siempre lo hacen."
Sabía que tenía razón, pero no podía permitirme pensar en eso ahora. Cada victoria, por pequeña que fuera, era un paso más hacia el control total.
Cuando finalmente regresamos a la cabaña, la tensión en el aire seguía presente. Andrei nos estaba esperando, su rostro lleno de preguntas.
"¿Lo consiguieron?" preguntó, levantándose rápidamente cuando entramos.
"Dmitri está muerto," dije sin rodeos.
Por un momento, Andrei pareció aliviado, pero luego su expresión cambió a preocupación.
"¿Y ahora qué?"
"Ahora seguimos adelante," dije, pasando junto a él sin detenerme. "Esto no ha terminado."
Más tarde esa noche, mientras revisaba los documentos que habíamos recuperado, Alekséi apareció en mi habitación.
"¿No descansas nunca?" preguntó, apoyándose en el marco de la puerta.
"No hay tiempo para descansar," respondí sin mirarlo.
Alekséi entró y se sentó frente a mí, tomando uno de los papeles de la pila.
"Esto es algo grande," dijo, examinándolo. "Dmitri estaba trabajando con alguien más. Esto no era solo su operación."
"¿Quién?" pregunté, sintiendo un nudo formarse en mi estómago.
"Todavía no lo sé," admitió, dejándome el papel. "Pero quienquiera que sea, tiene recursos. Y no va a quedarse de brazos cruzados ahora que Dmitri está fuera del camino."
El peso de sus palabras era innegable. Había algo más en juego, algo que no habíamos anticipado.
"Entonces tendremos que encontrarlo antes de que nos encuentre a nosotros," dije finalmente.
Alekséi asintió, pero no se levantó. En lugar de eso, me miró con esa intensidad que siempre me desconcertaba.
"¿Por qué haces esto?" preguntó de repente.
"¿Hacer qué?"
"Todo esto," dijo, señalando los papeles. "La guerra, el control, el poder. ¿Por qué arriesgas tanto?"
Lo miré fijamente, sin saber cómo responder. Había muchas razones, pero ninguna que pudiera explicar realmente lo que sentía.
"Porque si no lo hago, todo lo que he construido se desmorona," respondí finalmente.
Alekséi me observó en silencio por un momento antes de levantarse.
"Eso es mucho peso para cargar sola," dijo mientras se dirigía a la puerta.
"Siempre lo he cargado sola," respondí, aunque sabía que no era completamente cierto. Alekséi estaba allí, y aunque no quería admitirlo, su presencia hacía que la carga fuera un poco más ligera.
Cuando se fue, volví a centrarme en los documentos, pero sus palabras seguían rondando mi mente. Tal vez era hora de aceptar que no podía hacerlo todo sola. Pero confiar en alguien, especialmente en Alekséi, era un riesgo que no estaba segura de querer tomar.cribir tu historia