Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 29: Decisiones en la oscuridad

Narrado por Isabella

La noche avanzaba lentamente, y aunque la cabaña estaba en silencio, mi mente no dejaba de trabajar. Los documentos que habíamos recuperado de la fábrica parecían interminables, y cada página traía consigo nuevas revelaciones. Alekséi tenía razón: Dmitri no era más que una pieza de algo mucho más grande.

Un nombre se repetía en varios informes: Sokolov. No era un nombre desconocido para mí. Si Dmitri era un problema, Sokolov sería un terremoto. Este hombre no solo tenía conexiones con la mafia rusa, sino también con redes internacionales de tráfico y corrupción. El verdadero peligro no había hecho más que empezar.

Una suave llamada a la puerta me sacó de mis pensamientos.

"¿Qué quieres?" pregunté sin levantar la vista.

Andrei entró lentamente, con una expresión que oscilaba entre la preocupación y la culpa.

"Necesitamos hablar," dijo, cerrando la puerta tras de sí.

"Si se trata de Dmitri, ya está muerto," respondí, volviendo a los papeles.

"No es sobre él," dijo, su voz más baja ahora. "Es sobre Sokolov."

Levanté la mirada inmediatamente.

"¿Qué sabes de él?"

"Más de lo que quisiera," admitió, sentándose frente a mí. "Era el verdadero poder detrás de Dmitri. Dmitri solo ejecutaba sus órdenes. Sokolov no se ensucia las manos; hace que otros hagan el trabajo por él."

"Eso ya lo sé," respondí con frialdad. "¿Qué más?"

Andrei dudó, como si estuviera debatiendo si compartir algo más. Finalmente, suspiró y habló.

"Dmitri me mencionó algo antes de que todo esto sucediera. Sokolov no está contento con la guerra entre ustedes y nosotros. No porque le importe quién gane, sino porque está afectando sus negocios. Está buscando una forma de intervenir."

"¿Intervenir cómo?"

"No lo sé con certeza, pero si Sokolov quiere algo, lo tomará a cualquier costo. Eso incluye aliarse con tus enemigos... o destruirlos a todos."

Su confesión me dejó pensativa. Si Sokolov estaba involucrado, nuestras prioridades debían cambiar.

"Gracias por la información," le dije finalmente.

"Solo espero que puedas detenerlo," dijo Andrei antes de levantarse y salir de la habitación.

Quedé sola nuevamente, pero esta vez con un nuevo dilema. Sokolov representaba una amenaza que no podía ignorar, pero enfrentarlo directamente sería suicida. Necesitábamos una estrategia.

Decidí que era hora de hablar con Alekséi. Sabía que no iba a ser fácil, pero su conocimiento y experiencia eran cruciales.

Lo encontré en el salón principal, revisando mapas y documentos con algunos de sus hombres. Cuando me vio, despidió al resto con un gesto.

"¿Qué sucede?" preguntó, su tono más serio de lo habitual.

"Tenemos un problema," respondí, sentándome frente a él.

"¿Solo uno?" bromeó, aunque su mirada seguía fija en mí.

"Esto es más grande que nosotros, Alekséi," dije, dejando caer uno de los documentos frente a él. "Sokolov."

Alekséi tomó el papel y lo estudió en silencio. Cuando finalmente levantó la vista, su expresión era sombría.

"Sabía que algo así vendría," dijo. "Dmitri nunca tuvo el cerebro para manejar una operación de este tamaño. Sokolov siempre estuvo detrás de todo."

"Entonces sabes lo que significa," dije. "No podemos enfrentarlo directamente."

"¿Y cuál es tu plan?" preguntó, cruzando los brazos.

"Primero, necesitamos información," respondí. "Si conocemos sus movimientos, podemos anticiparnos. Segundo, necesitamos aliados. No podemos hacer esto solos."

Alekséi se rió, pero no había humor en su voz.

"Aliados, ¿eh? ¿Y quién crees que quiera unirse a nosotros cuando todos saben lo que Sokolov es capaz de hacer?"

"Hay personas que preferirían unirse a nosotros antes que caer bajo su control," respondí, aunque sabía que era una apuesta arriesgada. "Lo que necesitamos es una razón para que confíen en nosotros."

"Eso suena bien en teoría," dijo Alekséi, inclinándose hacia mí. "Pero en la práctica, nadie confiará en una alianza entre una italiana y un ruso. Nuestra historia no ayuda."

"Entonces tendremos que darles algo que no puedan rechazar," respondí con firmeza.

Alekséi me observó por un momento antes de asentir lentamente.

"Está bien," dijo. "Te seguiré en esto, pero si fallamos, no habrá un plan B."

El resto de la noche la pasamos diseñando la primera etapa de nuestra estrategia. Alekséi y yo haríamos un viaje para contactar a un viejo conocido suyo, alguien que, según él, tenía información valiosa sobre Sokolov.

Mientras ultimábamos los detalles, noté algo en Alekséi que no había visto antes. Su usual arrogancia estaba reemplazada por un enfoque implacable.

"¿Por qué haces esto?" le pregunté de repente.

"¿Hacer qué?"

"Seguirme en esto," respondí. "Podrías haberte quedado en tu propio terreno, manejar tus negocios sin involucrarte en esta guerra."

Alekséi sonrió levemente.

"Tal vez me gusta el caos," respondió, pero había algo más en su tono, algo que no quiso revelar.

Cuando finalmente terminamos, la primera luz del amanecer comenzaba a asomarse. Alekséi se levantó y tomó su chaqueta.

"Descansa un poco," dijo antes de salir. "Mañana será un día largo."

Quedé sola nuevamente, pero esta vez, el peso de la situación era más claro que nunca. Sokolov no era solo un enemigo; era una fuerza que podía destruirnos si no jugábamos bien nuestras cartas.

Y yo estaba decidida a ganar.




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