Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 37: La estrategia de guerra

Narrado por Isabella

El viaje de regreso al apartamento fue silencioso. Las palabras de Volkov seguían resonando en mi mente: "Un ataque directo contra tu base en Milán." Era un movimiento audaz, incluso para alguien como Sokolov. La pregunta que rondaba mi cabeza no era por qué, sino cómo.

Alekséi conducía con la mirada fija en la carretera, sus manos firmes sobre el volante. Sabía que estaba tan preocupado como yo, pero su rostro era un enigma. Había aprendido a leer a la gente durante años, pero con Alekséi, todavía era un desafío.

"¿Qué piensas?" pregunté finalmente, rompiendo el silencio.

"Que estamos jugando con fuego," respondió sin apartar la vista del camino. "Pero también que no tenemos otra opción."

Al llegar al apartamento, me dirigí directamente al mapa que habíamos colgado en una de las paredes. Era un mosaico de ciudades, rutas y nombres conectados con hilos rojos. Cada línea representaba un movimiento, una alianza, una amenaza.

"Si Sokolov va a atacar Milán, no lo hará solo," dije, señalando las líneas que llevaban desde Moscú hasta el norte de Italia. "Necesitará un frente fuerte. ¿Qué aliados tiene aquí?"

"Probablemente Antonov y los Volkov," respondió Alekséi, apoyándose contra la pared. "Son sus mejores hombres en Europa. Pero aún falta algo."

"¿Qué?"

"Un incentivo," dijo, cruzando los brazos. "Sokolov no arriesgaría tanto sin una garantía de victoria."

Me alejé del mapa y me acerqué a la mesa, donde habíamos esparcido varios informes y documentos. Tomé uno de ellos, un reporte sobre una supuesta transacción reciente en Suiza.

"¿Y si no se trata solo de una batalla?" pregunté, pensando en voz alta.

Alekséi me miró, esperando que continuara.

"¿Y si está buscando algo más? Información, recursos... algo que le dé ventaja más allá del terreno militar."

Alekséi asintió lentamente, como si mis palabras confirmaran algo que ya había sospechado.

"Es posible," admitió. "Sokolov siempre ha jugado a largo plazo. Esto podría ser más que una simple demostración de fuerza."

El sonido de mi teléfono interrumpió nuestra conversación. Lo saqué rápidamente del bolsillo, viendo el nombre de Lorenzo en la pantalla.

"¿Qué pasó?" pregunté al contestar.

"Isabella, tenemos un problema," dijo mi hermano menor, su voz tensa. "Un grupo de hombres armados fue visto cerca de la frontera suiza. Parecen estar moviendo cargamentos grandes, pero no hemos podido confirmar qué es."

"¿Estás seguro de que están relacionados con Sokolov?"

"Tan seguro como se puede estar," respondió. "Las insignias en los camiones coinciden con las de sus aliados en Europa del Este."

Colgué el teléfono y me giré hacia Alekséi, quien ya estaba recogiendo sus cosas.

"Tenemos que ir a Suiza," dije sin rodeos.

"No será fácil," respondió, poniéndose su chaqueta. "Pero si están moviendo algo importante, necesitamos saber qué es."

"¿Y si es una trampa?"

Alekséi me miró directamente a los ojos, su expresión más seria que nunca.

"Entonces la enfrentaremos juntos."

Horas después, estábamos en una carretera suiza, acercándonos a una zona montañosa donde, según Lorenzo, los camiones habían sido vistos por última vez. La nieve cubría los bordes de la carretera, y la temperatura había caído drásticamente.

"¿Tienes un plan?" pregunté, ajustando mi cinturón mientras miraba el paisaje.

"Reconocimiento primero," respondió Alekséi. "Si confirmamos que son de Sokolov, interceptamos."

"Directo y al grano. Me gusta."

Alekséi esbozó una ligera sonrisa, pero no respondió.

Al llegar al lugar indicado, apagamos las luces del auto y continuamos a pie. La nieve crujía bajo nuestras botas mientras avanzábamos hacia un pequeño complejo industrial abandonado. Desde la distancia, podíamos ver los camiones estacionados en fila, con hombres armados moviéndose alrededor.

"Cuatro camiones," murmuré. "¿Qué crees que llevan?"

"Podría ser cualquier cosa," dijo Alekséi, levantando sus binoculares para observar más de cerca. "Armas, explosivos... o información."

"¿Cuántos hombres?"

"Al menos una docena visibles. Pero seguro que hay más adentro."

Sabía que las probabilidades no estaban a nuestro favor, pero no podíamos retroceder ahora. Alekséi y yo nos movimos en silencio hacia uno de los extremos del complejo, buscando un punto de entrada.

Cuando encontramos una puerta lateral mal cerrada, Alekséi la abrió con cuidado, y entramos en el edificio. El interior era oscuro y frío, con cajas apiladas y maquinaria vieja cubriendo la mayor parte del espacio.

"Esto no parece un simple transporte," susurré.

"Porque no lo es," respondió Alekséi, señalando una caja abierta. Dentro, había varios dispositivos electrónicos que no reconocí de inmediato.

"¿Qué demonios es?"

Alekséi se inclinó sobre la caja, sacando uno de los dispositivos y examinándolo con cuidado. Era pequeño, de forma rectangular, con circuitos complejos visibles bajo una cubierta de cristal.

"Esto no es un arma," dijo en voz baja.

"Entonces, ¿qué es?" pregunté, acercándome para verlo mejor.

"No estoy seguro," respondió, pero su expresión se oscureció. "Podría ser equipo de vigilancia, o tal vez un disruptor. Pero sea lo que sea, no pertenece a alguien que esté jugando limpio."

Mi mente comenzó a girar rápidamente. Si Sokolov estaba movilizando tecnología avanzada en lugar de armas convencionales, sus intenciones eran mucho más peligrosas de lo que habíamos imaginado.

Un ruido en la distancia nos hizo detenernos. Pasos. Alguien venía hacia nosotros. Alekséi reaccionó al instante, agarrándome del brazo y llevándome detrás de una pila de cajas.

Desde nuestro escondite, vimos a dos hombres entrar en el área. Estaban hablando en ruso, sus voces bajas pero claras en el eco del edificio. Uno de ellos llevaba un rifle en la mano; el otro parecía más relajado, como si no esperara ninguna amenaza.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.